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-No puede ser. -murmuró Brahms, con algo de temor. Iba a caminar para salir, pero yo lo tomé del brazo. -______, déjame.
-No, Brahms. No salgas.
-¿Por qué?
-Quien sea que esté ahí afuera puede verte y no es buena idea.

Él se me quedó viendo, pero me apartó y de todas formas salió. Me dio algo de miedo de que hiciera algo, así que pensé en no seguirlo.
-Nadie va a destruir ni molestar en mi casa. No se permiten los invitados. -fue lo único que le escuché decir antes de que saliera.
En ese momento el teléfono sonó, me acerqué a atender.

-______, soy Alan.
-Hola, Alan. Cuánto tiempo. -reí por lo bajo, pero él no parecía tener ganas de bromear. -¿Pasa algo?
-Sé que no son horas de llamar, pero tengo que contarte algo que vi cuando estaba camino al pueblo otra vez.
-No te preocupes por la hora, de todas formas ya estaba despierta. Cuéntame.
-En el camino de vuelta, luego de despedirme de ustedes... Vi a un hombre acercándose con un auto negro en dirección a la mansión. Cumple con la descripción física de ese hombre, Malcolm.

Sentí como si me hubiera caído una piedra pesada en el estómago. Otra vez ese hombre viniendo a molestar, sin embargo no apareció por ningún lado de la casa.
Seguramente él tiró la piedra.

-Si ves algo o pasa algo, no dudes en llamarme. -me dijo Alan. Y en ese mismo momento escuché a Brahms gritar mi nombre.
-Tengo que colgar, te llamaré luego y te contaré todo. -le aseguré y colgué. Salí corriendo por donde Brahms salió antes, buscándolo.
Volvió a llamarme y sólo seguí su voz, llegando al patio. La escena me dejó muda y sorprendida.

Efectivamente se trataba de Malcolm. Estaba en el piso y Brahms encima de él, agarrándolo del cuello sin ejercer fuerza nada más que para tenerlo detenido.
-Él fue, ______. Él fue el que lanzó la piedra... -repitió Brahms.
-Sabía que serías capaz de esconder a este monstruo. ¡Estás igual de desquiciada que él! -Malcolm me miraba con una mezcla entre decepción y furia que lograban llegar a mi corazón y estrujarme dolorosamente.

Brahms levantó su mano libre con ganas de golpearlo.
-¡Brahms, no! ¡Ya te he dicho que así no! -lo regañé, frunciendo el sueño. -Vamos, suéltalo.
-Pero, ______... Se metió contigo...
-No vale la pena, suéltalo. -me acerqué y lo tomé por debajo de sus brazos para ayudarlo a levantarse, obligándolo a no hacer nada. Malcolm se puso de pie y se sacudió la ropa.
-¿Qué es lo que quieres? -sin darme cuenta quedé asomada, casi escondida en la enorme espalda de Brahms.
-Necesitaba pruebas de que él sigue aquí. Y sabía perfectamente que tú lo estabas encubriendo... Sinceramente no sé por qué, ¿sabes que este tipo es capaz de hacerte daño?

Brahms bajó la cabeza, como si Malcolm tuviera razón y lo estuviera reconociendo con dolor.
Tragué saliva.

-Lo estoy ayudando a cambiar, estoy haciendo que él sea diferente. De lo contrario... Te hubiera matado ahora mismo. -dije por fin.
-No me hagas reír, _____. ¿Sabes acaso todo lo que hizo? ¿O por qué se lo busca? Brahms va a seguir haciéndole daño a las personas y tú seguramente seas la siguiente.
-Malcolm, por favor. Estoy hablando en serio. Quiero ayudar a Brahms, sé lo horrible que fue todo lo que pasaron, que muy probablemente Greta y tú quedaron muy afectados... Pero quiero ayudarlos, ayudarlo a él.

Me acerqué lentamente y sin miedo le toqué el hombro. Él me miraba en silencio.

-Sé que probablemente las cosas no se olvidan, que Brahms hizo cosas atroces y estuvo dispuesto a todas esas cosas horribles por no estar solo, por Greta... Pero creeme que las personas cambian con la paciencia adecuada.
-Tendré que verlo para creerme eso, y de todas formas, no quita en lo absoluto que asesinar es un crimen. -Malcolm fulminó con la mirada a Brahms.

Nos quedamos en silencio por unos momentos, yo suspiré.
-Todos cometemos errores que nos pesan en el alma cuando nos damos cuenta lo horribles que son. -le respondí.
En ese mismo momento, ambos nos giramos al escuchar un llanto. Era perturbador, la mezcla del llanto de un niño con el de un adulto y además se entrecortaba como una radio vieja.

Salvarnos mutuamente. [Brahms Heelshire x Lectora.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora