Mi corazón dolía, sentía mi pecho oprimido y mis párpados se encontraban cansados y pesados.
Lentamente fui abriendo mis ojos, mientras trataba de acostumbrar los a la luz, que hacia que mi visita fuera borrosa.

Cuando mi vista se pudo acostumbrar a la luz del lugar, empecé a buscar con mi mirada a cualquiera que estuviera cerca, pero lo único que pude encontrar fue una habitación completamente blanca y fue cuando el sonido "bip" llegó a mis oídos.

  ¿Que demonios estaba haciendo en ese lugar?...

Era lo único que pasaba por mi cabeza, pero miles de preguntas aparecieron mentalmente, cuando me vi a mi mismo, conectado a unos cables que iban a dar en un suero.
Tal vez por esa razón sentía que mi cuerpo estaba muy flojo, y eso hacia que más preguntas internas aparecieran.

— al parecer ya despertó —

Escuche la voz de una mujer y como pude trate de encontrarla con la mirada, pero al estar casi moribundo en esa cama no pude verla, sino hasta que se poso frente a mi.

— ¿lo vuelvo a dormir? — pregunto la mujer mirando a la parte trasera de la habitación, justo donde yo no podía mirar —

— no te preocupes, te aseguró que la operación saldrá bien — esa era la voz de un hombre que claramente estaba respondiendo le a la mujer — solo hay que enfocarnos en hacerle bien el aborto, ya después nos darán nuestra parte del trato y todos contentos.

Mis ojos se abrieron en grande al escuchar esas palabras, al mismo tiempo que lágrimas empezaban a salir.

Trataba de moverme para poder impedir algo que yo no quería, pero todo era en vano, mi cuerpo no respondía a las órdenes que le daba y eso me estaba llenando de frustración

  ¿Que querían hacer conmigo?...
 
¿Por qué estaba conectado a esas cosas?...

  ¿Quíen les pidió hacer tal cosa?...

Tantas preguntas pasaban por mi cabeza y tratando de sacar fuerza de donde no la tenía, me empece a mover y a través de mis ojos pegaba gritos, los cuales pedían que no me hieran nada y no lastimaran a mi bebé.

Mis ojos botaban lágrimas como un par de cascadas, ya que eso era lo único que podía hacer, y eso era lo que más me frustraba. Que nadie me escuchará en ese momento estaba haciendo que mi corazón se destrozara y que mi alma se desgarrara, gritando por un milagro que nunca llegó.

— es hora de decir dulces sueños — dijo él doctor apareciendo a un lado mío, mientras ponía un líquido en mi intravenosa —

Trate de no cerrar mis ojos, pero era una gran lucha que me estaba destrozando por dentro, tenía miedo de perder a mi bebé pero lo que más me aterraba era saber quién era él culpable de todo esto, a pesar de que en el fondo sabia quien era el responsable solo que trataba de negar la triste realidad.

No pasó mucho, para cuando mis ojos hinchados y llenos de lágrimas se cerrarán, haciendo que el dolor en mi corazón aumentara y mi alma se desgarra soltando un gran grito de desesperación.


— ¡No! —

Grite como nunca había podido, justo cuando desperté de ese aterrador sueño que me lastima día tras día.

Mis lágrimas no se habían hecho esperar y con mis manos temblorosas empece a buscar tacto en mi vientre, de cinco meses de embarazo, asegurando me de que mi bebé se encontrará dentro de mi.

En Saturno ♢kookmin♢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora