De repente una mano se posó en su hombro y Gin dió un brinco, al llegarle el olor de una colonia que le resultaba demasiado familiar se le extremeció todo el cuerpo, de repente le temblaba la boca y las manos. Iba con los cascos puestos de camino a casa de Bella, habían quedado allí ya que Alex no podía pasar ni controlarla, podría hablar y desahogarse tranquila, nunca del todo, pero algo es algo. Decidió ir dando un paseo en lugar de en coche, para poder escuchar música al volumen más alto permitido por su Iphone, y así no escuchar el ruido insoportable de su cabeza, no era de escuchar techno, pero descubrió que esa música le producía adrenalina y energía, y que había canciones tan estridentes que no podía oír absolutamente nada que no fuera ese sonido, y eso, le daba paz. Por el camino dejó que le diese el sol en la cara, sin crema como siempre, pero sintiendo el aire fresquito y renovador, algo que la hicese sentir libertad, y no miedo. Había saltado su lista de reproducción de una canción de tecno, a la canción "un año", que le hacía llorar porque describía su historia, y cuando estaba por la mitad, ella había decelerado el paso, necesitaba sentirla hasta en los huesos y no tenía prisa, no quería tener prisa, y justo en ese instante de desinhibición, olió su aroma favorito, se paseó por su nariz hasta llegar a su alma, y esa mano posada en su hombro que la estremeció de tal manera que pareció crugirle todos los huesos. Paró la música, con los ojos cerrados, no quería abrirlos, tenía un sentimiento muy grande descontrolado dentro de ella, quería salir corriendo y a su vez quería quedarse allí para siempre. Hasta que se dió cuenta de que estaba en medio de la calle, donde todo son oídos y lenguas, donde luego hay color morado.
Quítame la mano de encima y anda como si no me conocieses, me dejo puestos los cascos pero sin música- dijo Gin temblorosa. Por qué siempre me escondes? Te avergüenzas de mi? - susurro con voz grave su lobo. Si, estaba ahí, había ido a buscarla después de tantas llamadas sin respuesta, al rescate, como hizo cuando la conoció. No sabía como lo hacía pero siempre aparecía, justo cuando tenía que hacerlo, cuando su corazón le llamaba a gritos.
Aquel moreno alto de espaldas anchas y ojos café, con sonrisa dulce aunque de semblante serio. Tenía una expresión medio chulesca normalmente, y eso la volvía loca porque ella conocía su verdadera esencia, y le gustaba más aún. Le encantaba destacar pero siempre con su estilo propio y sus calcetines altos, ella se reía de él, porque él decía que iba a la moda y ella que eso era ortera no moda, aunque en el fondo, le encantaba.
Y allí estaba, con sus manos robustas pero sensibles, y esos andares de protección que tenía cuando caminaba cerca de ella, su alfa. Estaba tan embobada mirándolo que ni contestó, y el frunció el ceño, siempre se le arqueaba más una ceja que otra, y se le achinaba un ojito, nunca sabía si tomarle en serio o morderle el labio, nunca sabía que sentía a ciencia cierta cuando le tenía cerca, se le revolvía y multiplicaba todo.
No te oculto, simplemente no me gusta que la gente hable- hizo una mueca y el se rió.
-dónde vas? -le preguntó con cara curiosa. A casa de Bella- le contestó bastante seca. Te pasa algo conmigo Gin? Estás diferente, ya no me quieres?- y se le puso el semblante gris.
Como le explicaba que él era lo único que quería, y que precisamente por eso se separó de él, por protegerlo. No podía hacer eso sin que él supiese la verdad, que estaba siendo maltratada. Si eso pasaba, bien sabía que iba a ir a por Alex, y que iba a rescatarla, igual de bien que sabía que Alex lleva la maldad dentro, y que podría hacerle mucho daño a su lobo, porque Alex no jugaba limpio. En aspecto físico, lobo era precioso, y además grande, muy grande, Alex no tendría nada que hacer. Pero en el aspecto psicológico, Lobo era muy noble, y Alex era malo, y jugaba muy sucio, le había visto hacerlo.
Recordó aquella vez que un chico la vió llorar tirada en el suelo, Alex la había bajado del coche en marcha en medio de la carretera, lloviendo a mares, y ella estaba aterrada y lloró hasta no diferenciar las lágrimas de la lluvia, y se arrimó un chico, a ayudarla, y a decirle que las niñas tan bonitas tienen que quererse mucho y no dejar que las quieran mal, Gin le dió las gracias y le invitó a un cigarro. Dos semanas después, salió en las noticias aquel chico hospitalizado, por un atropello con fuga, le habían dejado paralítico, y el del coche gritó "los niños bonitos no deben meterse en líos" y lo supo, supo quien era. Supo una parte de hasta donde llegaba.
Se volvió a extremecer entera, -claro que te quiero, pero no es el momento, tengo prisa, ya nos veremos.
Lobo la miró dudoso, no sabía si salir corriendo detrás o dejarla marchar, la conocía bien, y sabía que algo pasaba.
Gin se dió la vuelta, y lo besó en la frente, -prométeme que no vas a seguirme
-te esperaré- susurró lobo, mientras sus almas se abrazaban fuerte.
Gin puso de nuevo la música y aceleró su paso, su conexión era tan fuerte que casi podía tocarse, y eso solo significaba que Alex podría darse cuenta si se cruzasen aun que no se saludasen.
Ahora si necesitaba llegar a casa de Bella cuánto antes, no podía dejar pasar más el tiempo.