Capítulo 40

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Terek, logró escapar a solo una hora de ser secuestrado. Llevaba un arma en su tobillo oculta de la que ninguno se percató. Gracias a ella y a su astucia, que a Sergey le costaba admitir su enemigo poseía, alcanzó a tocas las puertas de la libertad.

Los pedidos de auxilio y gritos de Jocelyn lo hicieron detener y devolverse en su búsqueda. Arriesgó su vida para salvar a la nieta del hombre que destruyó su vida. La hija de su peor y único enemigo declarado. Se arriesgó, muy a pesar de lo que sucedería de ser vuelto a apresar.

Tal como se esperaba, no pudo liberar a Jocelyn, resultó herido en su pecho. Como pago por su hazaña y en este instante se debate entre la vida y la muerte en este instante. Empeorando su maltrecha consciencia, defendió a su hija y les impidió a los hombres de Sousa que abusaran de ella. Su hija recibió golpes de todo tipo, pero ninguno letal, algo que asegura le debe al anciano.

En cuanto a Ilya y Pavel fueron encontrados, liberados y se encuentran a salvo gracias a Stan, Nikolái y el asiático. Conocían todos los lugares a los que podían haberlos llevado y a quienes le pertenecían. Un par de llamadas fueron suficientes para dar con el sitio en que, creyeron, estaba el abuelo de su amigo. Encontrándose con los hijos de Sergey y liberándolos. Al llegar al segundo lugar, lo hallaron en llamas, pero ya su compañero había logrado liberar a su abuelo y a Jocelyn, ayudado por otro hombre

En este instante le debe la vida de todos sus hijos de una u otra manera a Tarasov y su hijo. Él, que no ha hecho otra cosa más que causar dolor.

—Está muerto... —solloza su mujer y sus hijos bajan el rostro.

Sergey, lo ha llorado suficiente, logró superar el duelo y aceptar que su hijo cometió errores. Algo distinto sucedía con su esposa, que lo creyó vivo, pero lejos de ella. Con todo y su dolor, no puede evitar poner el dedo en la llaga y advertirle lo inocente que fue.

No se le puede ofrecer a un criminal dinero para que deje de hacer algo que sabe, es sagrado. Va a recibirlo, te asegurará que hará lo que le pides y te enviará a casa sin que sospeches nada. Ninguno de ellos dejará pasar esa oportunidad y Sousa no era la excepción.

—Debiste preguntarme —comenta levantándose de la silla y yendo hacia la puerta. —nadie despreciará tanto dinero... somos criminales, mujer, vivimos de los engaños —abre los brazos mostrando su cuerpo a todos —has vivido con uno, deberías saberlo.

—¿Con quién hablaron todo este tiempo? —cuestiona Ilya. —me cuesta creer que supieras algo así y no lo dijeras —le reprende a su hermana que baja el rostro. —¿Qué te dijo para que le creyeras?

—Sabía detalles de nosotros que solo uno de nosotros conoce —empieza a decir —la vida del abuelo, lugares exactos de la casa. —sorbe su nariz antes de seguir —en un comienzo no le creí y le pedí verlo para así estar segura.

Le dijo que no podía mostrarse, le habló sobre los peligros de la Web y de Legión. El grupo al que su hermano pertenecía y como podían ingresar a cualquier PC o aplicación desde un lugar remoto.

—Me entregó las claves de toda la casa, desde la habitación de ustedes —señala a su padre —hasta las de nosotros, cajas fuertes, de seguridad, el santuario del abuelo. ¿Cómo no creerle? —solloza.

—Yo lo creía con vida, por lo que no me extrañó cuando me habló —sigue su madre entre sollozos— empecé a recibirlos hace un mes y Jocelyn habló conmigo.

Pagó para salvar su vida, solo si prometía no volver a verlo o buscarle. No le importó, era suficiente con saberlo vivo. Le vendieron la idea de un retiro, ese que solo se ganaban los hombres que fueron fieles a la causa. Vladímir nunca lo fue, ningún Levenev lo ha sido.

Noah (Saga Angeles y Demonios #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora