𝒪𝒹𝑒𝓁𝓁𝑒 𝒮𝓌𝒶𝓃 - 𝒟𝑒𝓂𝑒𝓉𝓇𝒾 𝒱𝑜𝓁𝓉𝓊𝓇𝒾

ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟠

Era una noche lluviosa y fría cuando Demetri y sus compañeros habían llegado a Seattle. Las calles estaban vacías y solo se escuchaba el sonido del agua golpeando con fuerza el asfalto, cada cierto tiempo pasaban varios coches patrulla, lenta y pausadamente, intentando visualizar algo a través de los cristales cubiertos de agua. Las cosas se habían salido de control en muy poco tiempo.

Hace algunos meses, Victoria había ido con los Vulturis solicitando su ayuda, exigiendo más bien que la ley se hiciera cargo en el acto. ''Han mataron a mi compañero, exijo un juicio justo' había exigido aquel día, luego de haber acudido a su antigua compañera de aquelarre Heidi por su ayuda. Pero Aro prefirió no luchar esa guerra, Victoria ni siquiera dejo que la tocase. ''Conoces la ley Victoria, toma la venganza por tu mano'', comentó Aro con una sonrisa que abarcaba todo su rostro. Caius había comentado algo mientras Victoria se largaba del salón del trono y no se supo más de ella.

Hasta ahora, aquella nula intervención nos había salido bastante claro, teniendo en cuenta la situación actual.

Demetri se hallaba ansioso también, el tenor de Odelle se hallaba cerca, incluso si se esforzaba lo suficiente podía llegar a oler su rastro perdido entre algunas calles de Seattle.

Ella me había comentado que estaba dándole clases a una niña pequeña por esta zona – pensó Demetri mientras seguía el paso de sus compañeros, perdiéndose en el espesor de la noche.

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Varios días después habían logrado hallar el lugar donde estos se ocultaban. Neófitos, pensaron todos con amargura, aunque nadie pronunció una sola palabra.

La guardia los observaba desde los tejados, manteniendo cierta distancia, no mucha, pues eran conscientes de que los vampiros que se encontraban en el suelo armando bullicio y destrozando a varios humanos no iban a pararse a pensar en el nuevo aroma que llegaba a ellos.

Fue cuando llegó otro vampiro al encuentro de los neófitos, este parecía ser un poco más cuerdo que los demás. Tendría más tiempo desde que fue creado. Intentó poner orden, aunque se notaba que los neófitos que lo rodeaban solo podían pensar en el aroma de la sangre de los humanas que estaba con ellos, adoloridos y desangrándose.

-Han llamado demasiado la atención me temo -comenté mirando la escena que se producía ante mis ojos - A Victoria se le fue de las manos.

-También lo ha hecho nuestra falta de acción -comentó Félix mirando a Jane de reojo- van a empezar a cuestionar nuestra eficacia si esto sigue así.

-Deja que lo hagan -le contestó Jane a mi compañero. Ella parecía una muñeca, desde su apariencia infantil debido a la edad en la que ella y su hermano fueron transformados, trece años, como en su tono de voz, una voz aniñada y empalagosa, que se filtraba en los oídos humanos y los embelesaba, conduciéndolos a una muerte segura. Jane no era alguien con quién jugar, y era mejor tenerla siempre en el espectro positivo.

-Tal vez deberíamos de consultar con Aro nuestro próximo movimiento, se están acercando mucho al suroeste y por aquí no hay muchos aquelarres, Los Cullens...  -finalizó Félix mientras me daba una breve mirada y  molestaba a Jane y a su mecha corta.

Félix no gritó cuando su cuerpo se contorsionaba por el dolor que le producía el poder de Jane, supongo que ya lo esperaba, a veces ella no era la mejor persona con la que tener una conversación.

-Las decisiones de Aro son vigiladas por la vampiresa Cullen, y lo sabes. Nosotros somos quienes tomamos la decisión.

Alec creyó que era un buen momento para hablar, una vez que Félix había sido liberado de la tortura.