Primera misión

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[Nataly]

Voy corriendo a media velocidad para llegar lo más pronto posible al poblado, mi cuervo Kiro vuela un poco más arriba de mí. Al darme cuenta entré a mi antiguo pueblo, continuó corriendo por las calles hasta que escuché una voz conocida.

— ¿Nataly San eres tú?

— Sí, soy yo Zosa San — le respondí al castaño.

— ¿Dónde has estado querida? no hemos visto tampoco a tus padres— su madre llegó a su lado

— Mis padres murieron hace meses y ahora soy una cazadora.

Kiro regresó y volvió a apurarme para irme directo a mi misión, me despedí de Zosa y su madre y me alejé.
Pase por  varias montañas hasta que anocheció, a lo lejos divisé una casa de glicinas toque y me abrió una jóven de veinte años.

—Bienvenida, pasa— entre y al dar unos pasos una anciana apareció a lado de la jóven.

— Buenas noches señora

La anciana respondió a mi saludo y me dieron una habitación para descansar y un poco de curry y té. En cuanto terminé me acosté para poder dormir.

A la mañana siguiente me desperté temprano cambié la yukata que me prestaron y me coloque el uniforme, agradecí la hospitalidad y me marché.

El pueblo era algo lejos pero llegué en la tarde y me pareció prudente preguntar acerca de las desapariciones.

— Todos son niños de alrededor de siete años, y desaparecen a partir de la media noche— un hombre de unos cuarenta y cinco años me explicaba la situación.

Caminé hasta el lugar del último ataque, con mi olfato divisé un poco del aroma dejado por el demonio solo faltaba esperar a que anocheciera.

La noche no tardó en llegar me oculte en uno de los techos a esperar la media noche, cuando está llegó mi olfato diviso el aroma del demonio más fuerte, bajé del techo y corrí hacía donde el aroma era más grande.

— Mandaron una cazadora para quitarme la diversión — el demonio habló con enfado; este vestía un kimono café, tenía ojos rojos y cabello largo rosa.

—Respiración de agua tercera postura danza de las corrientes— ataque pero al parecer había devorado ya bastantes niños pues lo esquivo sin problemas.

Seguíamos peleando, su técnica de sangre era el control de los animales pues intento hacer que un lobo que pasaba por ahí me lastimara; este era de color blanco y ojos lilas se veía que era macho por su musculatura: le ordenó que me mordiera pero no lo logró y por considerarlo inútil lo lastimó un poco.

— ¡¿Cómo te atreves a lastimarlo?! Respiración de agua variación sexta postura cristalización.

Corrí hacía el y di tres cortes, algunos hielos si le dieron.

—¡Maldita cazadora!

Mis ataques eran certeros pero no lograba llegar a su cuello, al ya estar cansada de pelear y no lograr nada saqué una inyección de veneno de glicinas, haciendo uso de mi velocidad avance rápido hacía él para saltar e inyectarselo en la nuca.

El demonio pareció no inmutarse pero al dar cada vez más ataques poco a poco iba perdiendo la capacidad de regenerarse de cada corte que le proporcionaba, así logré cortar su cabeza.

Oré un poco por su alma y vi al lobo que uso para intentar atacarme, este seguía ahí mirando la pelea, me acerque al animal y  saque algunas cosas de mi bolso para curarlo.
Quiso atacarme cuando intenté tocarlo pero al ver que solo quería ayudarlo se dejó de buena gana.

— Ya está, solo fueron algunos cortes— me levanté y empecé a caminar, el lobo me seguía así que lo dejé al parecer quería estar conmigo así que lo adopte como mi mascota.

— Te llamaré...— pensé en un nombre adecuado—  Hageshī.

El animal movió la cola, en un puesto cercano compré carne y se la dí parecía que no había comido en días.
Pase a una posada donde descansé hasta el próximo día.

Hageshī : feroz en japonés

LA ALUMNA DEL PILAR DEL AGUADonde viven las historias. Descúbrelo ahora