Una tragedia

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[Nataly]

—¡Tomioka San que sorpresa!— saludé al azabache mientras entregaba un plato de ramen a una señora. El azabache se sentó en una de las sillas frente a la barra mientras que su viejo cuervo se posaba en su hombro.

Me acerco a él y limpio un poco la barra —¿Daikon de salmón verdad?— él solo asintió. Entré a la cocina y en un plato serví dicho caldo regresé a la barra y coloqué el plato frente a él.

Aprovecho para presentarme soy Nataly Nakano tengo 13 años, mi madre y yo tenemos un pequeño puesto de comida y dulces; conocemos a Tomioka San porque es un cliente muy habitual.

— ¿Podrías traerme dos varillas de dangos?

—Enseguida Tomioka san

Entro de nuevo a la cocina y tomo lo indicado salgo y se los entrego; cuando terminó me pidió la cuenta.

Horas más tarde.

—Al fin terminó el día— termino de guardar todo y mi madre y yo entramos a nuestra pequeña cabaña.

—Nataly, ¿No crees que ya va siendo tiempo de que conozcas a alguien?—mi madre da un sorbo a su té de jazmín.

Yo solo me quedo callada; según la tradición de la familia todas las mujeres se casan a los quince años pero, sinceramente aún no me interesa ningún chico del pueblo. Estábamos esperando a papá para ir a dormir, él es un médico muy bueno. Gracias a mis padres tengo muchas buenas habilidades por ejemplo de mi padre se crear medicinas, venenos y cosa médicas además de que de el heredé un oído muy agudo, una fuerza más grande y un olfato desarrollado y de mi madre flexibilidad, aprender a escalar y actividades del hogar.

Estabamos tranquilas cuando mi padre entró por la puerta mi madre iba a abrazarlo pero él de la nada empezó a comportarse raro.

— Cariño, ¿estás bien?— mi padre mordió a mi madre en el hombro— ¡Nataly corre trae a Tomioka san tu padre se a vuelto un demonio!

Corrí lo más rápido que podía y logré encontrarlo, le explicé la situación mientras lo hacía ir a mi casa, él me cargó para que sea más rápido, al llegar mi madre está con una rama golpeando a mi padre aunque su hombro seguía sangrando. Tomioka san actuó rápido y decapitó a mi padre pero este antes de ser decapitado hirió a mi madre en el pecho para luego desintegrarse.

— ¡Mamá! — corrí hacía ella y coloqué su cabeza en mi regazo, Tomioka caminó hacía nosotras.

— Mi pequeña me temo que debo irme pero no te pongas triste — empezé a soltar pequeñas lágrimas — Si quieres ser una cazadora de demonios hazlo para defender a los demás no para vengarte por nuestra muerte, cásate y sé feliz — mi madre giró su mirada hacía Tomioka y este la miró con sus profundos ojos azules — Tomioka San no confío en nadie más para cuidar a mi hija por favor cuida de ella y hazme el favor de entrenarla.

—Lo haré no se preocupe, Nataly estará en buenas manos— mi madre sonrió y cerró sus ojos, yo no pude contener mis lágrimas y el azabache me abrazó, me quedé dormida unos minutos despues.

[Narrador]

Cuando el cazador se dio cuenta que la pequeña se había quedado dormida la dejó en su futón, salió al patio y le hizo una tumba a su madre rezó por ella y por su padre y después en una bolsa de tamaño mediano dobló y metió todas las prendas de la pequeña, una que otra de sus progenitores y algunos accesorios.
Al día siguiente cuando Nataly despertó oro por sus padres en la tumba de su madre y se fue con el cazador.

La pequeña desbordaba un aura depresiva la tierna y bella sonrisa que siempre le mostraba al joven ya no estaba. Siguieron su camino hasta llegar a la finca del mayor dónde esté le dió una habitación.

—-Tomioka San, ¿podría empezar mi entrenamiento mañana?, si me distraigo tal vez no piense tanto en lo ocurrido

El muchacho solo asintió, su cuervo llego indicándole otra misión y tuvo que dejar a la chica sola; en cuanto el se marchó la jovencita empezó a guardar todas sus pertenencias en su nueva habitación.

[Nataly]

Las cosas ya no serían como antes mis padres habían muerto y ahora estoy sola en este mundo lleno de demonios come hombres.
Me dispuse a explorar la casa; entre a la cocina no había casi nada, salí al patio y encontré la zona de entrenamiento, salí después a la entrada donde habían varios árboles de glicina y algunas otras flores.

Mamá, papá juro que seré fuerte por ustedes pensé.

Dos días después la puerta de la entrada siendo abierta sonó indicando que Tomioka había llegado.

—Traje algunas cosas, ¿podrías ayudarme a guardarlas?

Yo solo asentí, Tomioka dejo las bolsas sobre la barra de la cocina, al abrir la primera encontré vasos, palillos, platos y algunos otros utensilios de cocina, la segunda contenía semillas de flores, verduras y frutas además de diversas herramientas para la jardinería, en la tercera y cuarta había cosas de costura, como tela, aguja e hilo y en la última cosas de medicina y para preparar antídotos y venenos.
—Creí que mi finca te parecería muy vacía así que traje lo que tal vez te haga sentir como en casa— yo no sabía muchas cosas sobre Tomioka pero algo que podía percibir era tristeza me acerque a él y lo abracé.

—Ahora tú eres mi familia y estoy bien con eso.

Durante la cena había preparado unos mochis, Tomioka me habló sobre una demonio que protegió a su hermano mayor y el le había perdonado la vida aunque parecía algo lejos de ser creíble puesto que mi padre quiso matarnos la sinceridad en sus palabras me hizo creerle. Al terminar la cena entre los dos lavamos los platos y nos dirigimos a nuestras habitaciones; cambié mi kimono color rojo por una yukata blanca de flores lila que le pertenecía a mi madre y me acosté no sin antes orar de nuevo por mis padres y después me dormí.




LA ALUMNA DEL PILAR DEL AGUADonde viven las historias. Descúbrelo ahora