Menos mal que el miércoles estuvo tan ocupada que no tuvo tiempo de pensar en asuntos personales. Fue a Glasgow con Joel y se pasó toda la mañana en su oficina de aquella ciudad. Por la tarde, lo acompañó a una reunión muy importante de la que levantó acta.Poco después de las siete, volvieron al hotel.
—Me gustaría hablar de un par de cosas —le indicó Joel al salir del ascensor—. ¿Te importaría que pidamos que nos suban la cena a la habitación?
«Pobre», pensó Chesnie. Debía de estar agotado.
—Muy bien —contestó.
Mientras se duchaba y se cambiaba de ropa, comenzó a ponerse nerviosa. Joel no había vuelto a mencionar el tema del matrimonio, pero temía que lo fuera a hacer durante la cena.
No había tomado ninguna decisión todavía, a pesar de que le había dado muchas vueltas al tema. ¿Lo quería tanto como para ayudarlo a conseguir la presidencia casándose con él?
Ya no quería pensar más en todo aquello, así que, en cuanto estuvo lista, salió de su habitación y se dirigió a la de Joel.
Él también se debía de haber duchado, porque tenía el pelo mojado.
—¿Qué te apetece cenar? —le preguntó educadamente invitándola a sentarse en el saloncito de su suite.
Pidió la cena por teléfono y, mientras se la subían, terminaron con un par de detalles de una larga y complicada negociación.
Cuando llegó la cena, y habiendo terminado con el trabajo, se pusieron a hablar de todo tipo de cosas. De todo menos del tema que ambos tenían en la cabeza.
Chesnie comenzaba a creer que Joel había olvidado aquel asunto y empezó a relajarse.
—Hemos tenido un día agotador y estoy seguro de que tú también te querrás ir a la cama —le dijo él mientras se terminaban el café—, pero me gustaría preguntarte si has decidido cuál va a ser tu respuesta.
—¿Una respuesta?
—Sí, ya sabes… Ayer te pedí que te casaras conmigo —le recordó.
¡Como si necesitara que se lo recordaran!
—Eh… ¿Por cuánto tiempo sería?
—Como mucho, dos años —contestó Joel—. Tras hacerme con la presidencia, necesito algo de tiempo para demostrarles que puedo hacerlo bien. Cuando se hayan convencido, mi estado civil les dará igual.
¡Dos años!
—Es mucho tiempo.
—¿Eso es un «sí»?
—¿Aguantarías dos años de celibato?
—¿Celibato? —repitió Joel sorprendido.
Cualquiera habría dicho que era la primera vez que oía la palabra.
Chesnie se sonrojó ligeramente.
—Bueno, obviamente tú y yo…, nuestro matrimonio, si es que nos casamos, claro, terminará en la puerta del dormitorio. Sé que sería un matrimonio de conveniencia, pero no podría soportar estar casada con un hombre que… busca el placer fuera de casa.
—¿Dos años? —repitió Joel pensativo—. Muy bien —contestó—. ¿Y tú?
—¿Yo? —dijo Chesnie sorprendida.
—Sí, ya que me pides que no tenga relaciones en dos años, supongo que tú también vas a entregarte al celibato durante ese tiempo, ¿no?
Chesnie se volvió a sonrojar y tragó saliva.
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No Es Nada Personal©
RomanceChesnie estaba emocionada al empezar a trabajar con Joel. Lo más difícil del empleo no eran las exigencias de Joel, sino la cantidad de mujeres que intentaban seducirlo. Las cosas cambiaron cuando Joel se enteró de que Chesnie estaba saliendo con su...