✦ VII ✦

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Era como si a Jungkook le arrancaran algo dentro de su pecho, dejando a su paso un agujero negro

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Era como si a Jungkook le arrancaran algo dentro de su pecho, dejando a su paso un agujero negro. A bordo de una versión mejorada de Whalien 52, la ballena gigante que viajaba al espacio, el pequeño astronauta se aferraba a esos nuevos recuerdos que había construído cuando se encontraba con los pies en la tierra. Dos semanas que pasó en Orlando, 14 días en los que fue realmente feliz.

A medida que se desplazaba, viajando a años luz de su hogar, la mente de Jungkook, el más joven de los astronautas a bordo, usaba aquellas memorias como su ancla al planeta azul, a diferencia de su corazón, que aún seguía en la Tierra, puesto que no hubo forma que regresara con él... y tal vez era lo mejor así.

Y cuando Whalien alcanzó la máxima velocidad, Jungkook vio tan claro en su mente el momento en el que conoció Bae Joohyun, en ese entonces la prometida de Seokjin. La primera impresión que había tenido de ella, estaba cargada de una sonrisa angelical, una mirada cálida, y el abrazo que le siguió, como si se conocieran de años. Ella también se había convertido en parte de su hogar, Jungkook sonrió con cierta nostalgia. Joohyun había robado el corazón de su amigo y Jungkook no podía haber estado más feliz.

Para el pequeño astronauta, Seokjin era su satélite y representaba su hogar. En medio del viaje interestelar, Jungkook se detuvo a pensar si alguna vez él llegaría a experimentar esa clase de amor como el de ellos dos, ¿Podría él alguna vez encontrar a esa persona que fuera todo su universo? Encontrar en un par de ojos, todas aquellas estrellas que en su vida había visto. Suspiró pesadamente, tal vez él estaba destinado a ser como una ballena estelar, viajando a travé del espacio en completa soledad.

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El viaje por el que habían dejado la Tierra por segunda vez, llevó a Jungkook y a los demás astronautas de Artemis, hacia la estrella Trappist-1, en la constelación de Acuario, y a 40 años luz de la Tierra. Alrededor de esta estrella, orbitaban siete planetas, de los cuales, tres de ellos se encontraban dentro de la zona de habitabilidad.

Descendieron cerca de un inmenso cráter del planeta e. Jungkook miró el cielo de tonos violáceos y verdes fluorescentes, había un pequeño satélite natural, que proveía un poco de luz.

Era en verdad magnífico ante los ojos del pequeño astronauta, su corazón latía acelerado al observar también las estrellas en el cielo, y sonrió, imaginando que una de ellas podría tratarse de su sol.

"¿Tú también estás mirando las estrellas?".

Un fugaz pensamiento se hizo presente en su cabeza, sintiendo ganas de llorar en ese momento. Suspiró largamente, explorando con pasos lentos a su alrededor como hacían sus colegas.

Al cabo de algunos minutos y solo cuando la temperatura había descendido considerablemente, Jungkook junto al resto de astronautas retornaron a la central. Un nuevo día de exploración los esperaba.

Mientras los demás dormían, Jungkook en la parte inferior de un camarote, escribía en su diario sobre lo que había podido ver hasta ese momento en ese planeta, pero al cabo de dos horas, apenas había avanzado un cuarto de hoja. Apretó los labios al notar esto, pues las palabras no salían con facilidad.

Abatido, se dispuso a leer las anteriores entradas, sonriendo con cariño al recordar el día siguiente después de su regreso, cuando Jungkook le había entregado su diario a Seokjin para que lo leyera y él hizo lo mismo. Durante el resto de días, el astronauta había leído y vuelto a leer el diario que Seokjin había hecho para él, cada año estaba detallado allí, era como si nunca se hubiese ido de su lado.

No estaba completamente solo si pensaba en ello.

🌌

Cinco semanas después, la Misión Artemis estaba lista para emprender el viaje de regreso.

Jungkook ya se encontraba en posición para el despegue, dio un último vistazo al último de los tres planetas que visitaron. Desafortunadamente, no llevaban buenas noticias, ya que ninguno de ellos era apto para la vida humana, lo que suponía, que debían seguir buscando entre los exoplanetas en galaxias cada vez más lejanas.

Cuando el astronauta le contó a su amigo que en Gliese 667 Cc, había dejado una foto suya, Seokjin daba saltitos de alegría, su rostro se había iluminado y un par de lágrimas dejó salir, lágrimas de completa felicidad. Es por eso que Jungkook, siguiendo con aquella tradición, en esos tres planetas había dejado una mínima prueba de que Seokjin, su amigo, existió en este Universo.

El joven cuyo sueño era conocer planetas y el amigo que se convirtió en astronauta.

Años luz recorridos en lo que podían ser minutos, aún le parecía irreal, poco razonable, pero ahí estaba de nuevo.

Jungkook se encontraba de regreso en su hogar, y como la primera vez, pudo notar el paso del tiempo a su alrededor. Tenía miedo, cada noche durante la cuarentena en esa primera semana, no dejaba de pensar en el tiempo transcurrido.

La mañana en que iniciaba su descanso, Jungkook se observó en el espejo, y la única señal del paso del tiempo que encontró en él, fue su cabello negro, el cual había crecido. Pasó una mano por este pensando seriamente si debía cortárselo o no.

Era extraño, ya que Jungkook recordaba que la última vez que se cortó el cabello, fue días antes de iniciar la misión, y ahora su cabello había crecido un par de centímetros en esos casi tres meses. Era ilógico, porque en verdad habían pasado un par de años desde la última vez.

El pequeño astronauta vestía un pantalón caqui y una camiseta negra, había optado por no cortarse el cabello, porque era lo único en su apariencia en la que podía reflejar el paso del tiempo. Estaba nervioso mientras lo esperaba.

Hasta que lo vio aparecer por ese largo pasillo, Seokjin estaba allí. El alivio fue inmediato, y en pasos largos acortó la distancia, hasta que sintió los brazos de su amigo rodearlo en un abrazo.

Jungkook estaba sollozando cuando se separaron, por el contrario, Seokjin se le notaba tranquilo, sin perder la sonrisa en sus labios.

—Mi pequeño astronauta está de regreso.

Jungkook se sintió como un niño frente a él, asintiendo. Sus labios temblaban y su vista se nubló con las lágrimas.

SeokJin, a quien también el tiempo había provocado cambios,  siendo sutiles, pero estaban allí. Un par de canas, algunas arrugas en las esquinas de sus ojos y en su frente, pero siempre conservando ese brillo en la mirada.

—Hay alguien que ha querido conocerte —dijo Seokjin sonriendo, desviando su mirada hacia un lado—. Saluda, hijo.

El astronauta pestañeó repetidamente, y por un momento su mente quedó completamente en blanco cuando un pequeño apareció detrás de Seokjin, a quien lo tomaba de su manita.

—Jungkook, quiero presentarte a mi hijo, Kim JongIn.

El astronauta miró incrédulo al adulto, mientras el pequeño de ojos rasgados, y cabello oscuro, se mantenía tímido, escondiéndose detrás de su papá.

¿Realmente había pasado tanto tiempo?

Lentamente, Jungkook se agachó hasta quedar a nivel del niño, sonriendo.

—Hola JongIn —saludó suavemente—. Mi nombre es Jungkook y soy un pequeño astronauta.

No había forma de retroceder el tiempo, todo lo que el astronauta podía hacer era avanzar en línea recta; pero por el tiempo en que siguiera en la Tierra, Jungkook caminaría lentamente y simplemente disfrutaría del paisaje.

Ahora, Seokjin tenía 41 años, y Jungkook seguiría teniendo 20, sin saber cuándo se detendría.

Esta vez el astronauta había pasado 10 años y 5 semanas lejos de la Tierra. Cuando fuera momento de partir por tercera vez, Seokjin sabría que a su pequeño astronauta le tomaría más años en regresar. En verdad que el tiempo era injusto para ellos dos.

Florida, noviembre 1998.

The Little Astronaut [JJK+KTH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora