IV

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Su corazón se estrujó aún más al recordar todos los momentos compartidos con Hyunjin, desde sus días de debut juntos hasta el desgarrador instante de encontrar su cuerpo tirado en el suelo. Este horror no quedaría impune. Continuó avanzando, mientras reflexionaba sobre el origen del grito que había escuchado.

La escena se repetía como un macabro eco en su mente: una y otra vez encontraba fotos perturbadoras entre la maleza del bosque. Cada imagen capturaba un fragmento de la vida que habían compartido, ahora teñida por un aura de horror y desesperación. Las guardaba con cuidado, consciente de que cada una podría ser una pieza crucial para entender lo que estaba sucediendo.

El olor a muerte se volvía cada vez más penetrante, como si el mismo bosque estuviera exhalando el aliento de la perdición. Cada paso era una lucha contra el miedo y la angustia que le oprimían el pecho, pero seguía avanzando, impulsado por el deseo de encontrar respuestas y justicia para sus amigos caídos.

Fue entonces cuando los encontró. Los cuerpos desfigurados de sus amigos yacían dispersos por el suelo del bosque, testigos mudos de un horror indescriptible. Minho, con un ojo arrancado, yacía en una posición que sugería un final violento y repentino. Seungmin, sin boca, parecía haber sido silenciado para siempre en medio de su agonía. Pero fue el cuerpo de Felix el que le destrozó el alma por completo.

Su rostro, tan conocido y querido, ahora estaba irreconocible, como si alguna bestia salvaje hubiera hecho pedazos su cuello y roído su piel. Las pecas que solían adornar su rostro ahora estaban ensombrecidas por la muerte, y sus ojos, antes vivaces y llenos de alegría, ahora eran solo vacíos oscuros que reflejaban el horror que había experimentado en sus últimos momentos.

Se arrodilló junto a él, sintiendo un dolor abrumador que le inundaba por completo. Sus manos temblorosas acariciaron su rostro frío y mutilado, luchando por aceptar la realidad de su pérdida. Lágrimas amargas se deslizaron por sus mejillas mientras se despedía en silencio de su amigo, prometiendo vengar su muerte y la de los demás.

—Me vengaré por esto—, murmuró entre dientes, jurando justicia por cada uno de ellos.

Recolectó muchas fotos espeluznantes, cada una más perturbadora que la anterior. Todas ellas transmitían una extraña sensación de malestar que le helaba hasta los huesos.

Perdido en un torbellino de pensamientos tumultuosos y recuerdos desgarradores, finalmente notó movimientos rápidos y desesperados acercándose hacia él. Sus sentidos aguzados por el peligro inminente, instintivamente sacó su arma y apuntó con firmeza hacia la fuente del ruido, preparado para enfrentar cualquier amenaza que pudiera cruzarse en su camino en este infernal bosque.

Sus músculos tensos y su mente alerta, observó con atención mientras la figura se aproximaba más y más. Sin embargo, la sorpresa se apoderó de él cuando los rasgos del rostro de Han emergieron de entre las sombras. Un torbellino de emociones contrapuestas lo invadió: alivio por ver a alguien conocido y angustia por el estado de conmoción y miedo evidentes en su expresión.

"Han..." -su voz, tímidamente entrecortada, intentaba transmitir calma mientras dejaba de apuntar y bajaba lentamente su arma. Los ojos de Han reflejaban terror puro, y antes de que pudiera articular una palabra, lanzó un grito de alarma y se dio la vuelta, huyendo hacia el borde del bosque con un temor palpable en cada paso.

Confundido y preocupado por la reacción de Han, giró la cabeza hacia el horizonte. Para su sorpresa, las luces intermitentes de las sirenas de la policía destellaban en la distancia. La aparición repentina de la autoridad lo tomó completamente desprevenido; momentos antes, había estado convencido de estar solo en medio de la oscuridad y el caos del bosque.

El ambiente tenso y cargado parecía palpitar a su alrededor mientras salía de entre los árboles, avanzando con cautela hacia el perímetro donde los agentes de la ley se concentraban. La incertidumbre se mezclaba con una determinación cada vez más fuerte dentro de él: aunque ahora estaba rodeado de desconocidos y bajo el escrutinio de la ley, sabía que su misión aún no había terminado.

Su mente trabajaba a toda velocidad mientras consideraba las implicaciones de la llegada de la policía. ¿Habían encontrado alguna pista crucial sobre los desaparecidos? ¿O habían llegado en respuesta a un llamado de emergencia relacionado con el bosque? Cada posibilidad aumentaba su ansiedad y su determinación de encontrar respuestas con cada fibra de su ser.

Sombra de un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora