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— ¿Quién es él? —preguntó el aprendiz Sunoo, con curiosidad evidente en su voz.

— ¿Sunoo, qué haces aquí? Te dije que esto es peligroso —replicó Jake, frunciendo el ceño con preocupación.

— Estaba cansado de ayudar a Haewon en la cocina. Quería venir y asistirte en la revisión de los pacientes —respondió Sunoo, con determinación en su mirada.

— Bueno, pero no deberías estar aquí. Esta es la sección de pacientes peligrosos. Como aprendiz, no deberías exponerte a estas situaciones —insistió Jake.

Sunoo cruzó los brazos en un gesto de obstinación. — Ya me lo has dicho muchas veces, Jake. Pero como aprendiz, debería entender estas situaciones poniéndolas en práctica.

Jake suspiró, comprendiendo la perspectiva de Sunoo pero preocupado por su seguridad.— Está bien. Él es Christopher Bang, más conocido como Bang Chan, ex miembro del grupo Stray Kids.

— ¿Aquel grupo que se separó misteriosamente? —inquirió Sunoo, interesado en la historia.

— Sí, de hecho, él estudiaba Criminología antes de todo esto.

— ¿Pero qué hace aquí? —preguntó Sunoo, con creciente fascinación por la narrativa.

— Nadie quiere que se sepa esto, pero entre tú y yo, te lo diré si me prometes no decírselo a nadie —respondió Jake, acercándose confidencialmente.

— ¡Prometido! —exclamó Sunoo, con los ojos brillantes de emoción.

— Bien, escucha —Jake bajó la voz—. Él fue el causante de todo, mató a sus compañeros.

— ¿En serio? —susurró Sunoo, asombrado por la revelación.

— Sí, se vuelve loco al recordarlo.

— Pero no tiene sentido.

— Claro que lo tiene —hizo una pausa dramática—. Sufre del Síndrome de Amok, es muy poco común. Es una enfermedad mental que causa una explosión repentina de rabia salvaje. Hace que la persona afectada salga a la calle con un cuchillo o un arma de fuego y ataque, hiera o mate indiscriminadamente. Se dice que Christopher Bang salió con sus amigos en Navidad para ver las decoraciones, pero de repente sintió la necesidad de matar. Sacó la pistola que llevaba y sus amigos corrieron hacia el bosque en busca de ayuda. Lamentablemente, Chan los encontró y los mató a todos, excepto a Han JiSung, otro miembro del grupo que logró escapar. Cuando Han JiSung encontró a la policía, les contó todo lo sucedido. Poco después de que Han JiSung escapara, Christopher Bang salió del bosque como si no supiera lo que había pasado.

— Wow... Es realmente espeluznante.

— ¿Verdad? —suspiró Jake—. En este centro decidimos estudiar su caso porque nos pareció interesante tener a alguien así. Después de esto, irá a la cárcel por asesinato.

Sunoo observó la celda con preocupación. Era perturbador pensar que existían personas con enfermedades mentales tan graves.

Así que este era el famoso Christopher Bang, ahora reducido a una figura trágica y sombría dentro de las frías paredes de la institución. Su sola presencia llenaba el aire con una sensación de pesar y misterio, como si cada celda que habitaba guardara historias silenciadas de desesperación y remordimiento. Los empleados del centro murmuraban entre ellos sobre los eventos que llevaron a Bang Chan a ser recluido aquí, preguntándose cómo alguien que alguna vez fue parte de un grupo tan reconocido podía ahora ser la personificación del dolor y la violencia descontrolada.

Sunoo, observando la celda de Chan desde la distancia, sintió un escalofrío recorrer su espalda. Aunque había estudiado casos similares en teoría, enfrentarse a la realidad tangible de un paciente con el Síndrome de Amok era abrumador. No podía evitar preguntarse qué habría desencadenado la tormenta emocional que llevó a Chan a cometer actos tan horribles contra sus propios amigos.

Jake se acercó a Sunoo, notando la expresión preocupada en su rostro. — Es difícil de entender, ¿verdad? —susurró Jake, compartiendo la carga emocional que rodeaba al caso de Chan.

— Sí, es inquietante pensar en cómo alguien puede perder el control de esa manera —respondió Sunoo en voz baja, manteniendo la mirada fija en la figura solitaria de Chan a través de los barrotes.

Jake asintió con solemnidad. — A veces, la línea entre la razón y el caos es más delgada de lo que podemos imaginar. Es por eso que debemos aprender a manejar estas situaciones con cuidado y empatía, aunque nos resulte difícil comprenderlas completamente.

Sunoo asintió, sintiendo un profundo respeto por la complejidad de la condición mental de Chan y por la responsabilidad de quienes trabajaban en su cuidado. La historia de Christopher Bang, una vez ídolo y ahora prisionero, era un recordatorio doloroso de la fragilidad humana y de los giros inesperados que la vida podía tomar.

— Sigamos con nuestro trabajo —dijo Jake finalmente, rompiendo el silencio cargado de reflexión.

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⏰ Última actualización: Jul 11 ⏰

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Sombra de un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora