❝ WARMNESS ❞ [Kawaki]

𝟐𝟓; ¡Por ella! ༊

❝ Podría ser un sueño, en este momento los sueños pueden volverse realidad. ❞

ਏਓ MARIPOSA MANTO BICOLOR ਏਓ

Al día siguiente, Kawaki y Himawari volvieron a irse para ver al perrito que la menor había nombrado como Dentado; sin embargo, algo había cambiado, al llegar al lugar donde supuestamente se encontraría aquel can, pero al observar bien, no había rastro de él, lo único que había en el lugar, eran un par de huellas que Kawaki identificó como las de un oso. Ambos continuaron con la búsqueda del perrito; hasta que lo encontraron... sin vida alguna. – Era inevitable, no tenía opción – dijo Kawaki como forma de consuelo a la Uzumaki.

– ¿Por qué? – preguntó con lágrimas en sus ojos.

– En la naturaleza suelen marginar a los animales albinos, como es más fácil que los encuentren, ponen en peligro a los suyos – comenzó a explicar el chico.

– No es justo – interrumpió. – Si se quedan juntos podrían protegerlo – protestó aún con aquellas lágrimas.

– O acabarían matando a toda la manada – continuó con su explicación. – Ninguno sería tan idiota como para arriesgarse para estar con él – le dijo. – Piensa que así su manada no corrió peligro, es lo que querría él – le hizo saber. – Respetemos sus sentimientos – dijo, Hima asintió de acuerdo y enterraron al animalito que ahora descansaba en paz. – Bueno... ¿puedes volver sola, no? – comenzó a decir después del entierro de Dentado. – Yo me voy, tengo algo que hacer – avisó mientras comenzaba a caminar.

– ¿Adónde vas, Kawaki-kun? – preguntó con curiosidad.

– No me sigas – fue la única respuesta que obtuvo. – Puedes volver sola, ¿no? – dijo mientras se alejaba cada vez más. Tiempo después, Kawaki llegó cerca de la entrada de la aldea y se quedó viendo los rostros de piedra de los Hokages. – Supongo que es hora de irse – murmuró para comenzar a la entrada de Konoha.

– ¿Adónde vas, Kawaki? – preguntó molesto cierto blondo que logró alcanzarlo justo en la entrada.

– ¿Acaso necesito pedirte permiso? – respondió con otra pregunta. – Puedo ir donde yo quiera, ¿no? – dijo mientras volteaba ligeramente su rostro, topándose con el del Uzumaki.

– Mi mamá, encontró esto – le dijo mientras mostraba tres hojas de papel. – Después de leerlo, no puedo asentir sin más – expresó lo que sentía. – Escribes fatal, me costó leerlas – le hizo saber, mientras se podía ver el Uzumaki Boruto, Uzumaki Kyoko y Familia Uzumaki, escrito respectivamente en cada hoja.

– ¿Tienen por costumbre revisar las papeleras? – preguntó mientras giraba parte de su cuerpo para ver mejor al chico.

– No pretenderás irte de la aldea, ¿verdad? – cuestionó con calma en su voz.