Ponte la camisa

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Esta vez estaba en los baños de la escuela y por alguna razón el baño de los hombres no tenía espejos. Así que solo estaba apoyado contra los lavabos, su camisa secándose sobre la pared baja de los cubículos y el torso desnudo. Vio el tragaluz del baño, cerrado, no podía fumar sin dejar rastros o ahogarse en humo. Soltó un suspiro se colgó la camisa al hombro y dejó los baños. Al salir se cruzó con el profesor Mackenzie, quien lo miró de arriba a abajo y frunció el ceño.

-¿Qué le pasó?

-Lo aspersores se encendieron- respondió encogiéndose de hombros.

El profesor asintió y se giró.

-Ven conmigo

Declan se extrañó pero lo siguió sin decir nada. Lo llevó hasta la sala de maestros, mas grande de lo que uno imaginaba, con máquinas de café, microondas y toda una mesada con alacena armada.

-Que espacioso

-Espera aquí- ordenó el profesor y dejó la sala.

Declan dejó la camisa mojada sobre el respaldo de una silla y se tiró en el sofá del lugar. Miró el techo un rato antes de ponerse de pie y revisar la alacena.

-Vaya,vaya. Así que aquí vienen a parar los bocadillos faltantes de las máquinas

Tomó una bolsa de maní y regresó al sofá. Se sobresaltó cuando escuchó la puerta y se tiró detrás del sofá para ocultarse.

-Soy yo

Asomó la cabeza y vio al profesor Mackenzie mirándolo con algo entre sus manos.

-Oh- Se puso de pie y se acercó al hombre. -¿Maní?

-No, gracias. Aquí tienes

El profesor le entregó una nueva camisa blanca. Declan la tomó sorprendido y se sonrió.

-Gracias, Capitán. No debió molestarse

-No puedes andar por ahí con la ropa mojada y mucho menos sin ella

Declan sonrió para sí. "¿Cuando dejamos las formalidades?", pensó.

-Ja, recibido- dijo imitando un saludo militar con la mano.

El profesor se dio la vuelta y se puso a preparar café. Declan se colocó la camisa sin abotonar, se sentó sobre la mesa de la sala y cuando el hombre volteó le sonrió divertido. El profesor frunció el ceño, dejó su taza en la mesada y se acercó a él.

-¿Qué estás haciendo?

-Pasando el rato. Pensaba quedarme aquí hasta que termine la clase de ciencias, o en el baño

-No puedes quedarte aquí, y abotona tu camisa

-Tengo las manos sucias. ¿Me ayuda, Capitán?

El hombre frunció más el ceño pero cerró la distancia con dos pasos, tomó los bordes de la camisa y jaló hacia adelante para atraer más a Declan. El chico se sorprendió y se sonrió aún más. Mientras lo ayudaban como a un niño, Declan observaba el rostro del profesor. Su ojo sano era de un cristalino celeste y el izquierdo se había vuelto blanco, como si fuera ciego. Se preguntaba si podía ver con el. Notó el bronceado que nacía desde la base de su cuello y las marcadas líneas de expresión que reflejaban su vida anterior al profesorado.

El profesor detuvo sus movimientos cuando sintió una mano en su mejilla izquierda y alzó la vista. Declan tenía una pequeña sonrisa, no de burla, se sentía más real. Estaba acariciando parte de su cicatriz bajo el ojo con el pulgar de forma gentil. El profesor subió su mano hasta la de Declan dejándola sobre la suya por un momento, los ojos de ambos se encontraron, entonces bajó la mano del menor.

-Por favor no

Se alejó de la mesa regresando a su café y dándole la espalda al chico.

-Debes irte, si otro profesor te ve aquí tendrás problemas

-¿No me va a defender, Capitán?

-Declan, por favor vete

Declan apretó los labios forzando su sonrisa a quedarse y bajó de la mesa.

-Nos vemos por ahí, Capitán

Y entonces dejó la sala. El profesor sin embargo no tenía la mente en su bebida ni en la posible presencia de un profesor en la sala, sino en las cicatrices y marcas que Declan tenía por todo el torso.

Hey! Captain! (Declanzie/Freebatch)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora