Parte 1

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Juan tiene 6 años cuando conoce a Iván. Su padre habla con el señor Buhajeruk y su hijo en la sala del santuario, parece ser algo serio y por lo que puede entender eso le involucra.

Su madre Xena intenta calmarlo y lo deja salir al jardín con su hermano mayor Drako, el niño de 9 lo lleva lo más lejos posible para que no los escuchen y le suelta lo que sabe.

—Juan, mamá y papá te van a vender. ¡Ese tal Iván te va a llevar lejos! Tenemos que esconderte...

Antes que dijera nada más, Juan ya empezó a llorar asustado. El llanto del omega llama a su madre, quién se acerca y les pregunta qué pasó. Entre sollozos Juan le repite lo que su hermano le dijo.

—Drako, no deberías estar oyendo conversaciones a escondidas.

—Pero es verdad, el chico ese quiere llevarse a Juanito.

Drako se cruza de brazos y se niega a aceptar alguna explicación, pero de igual forma Xena decide explicárselo lo mejor posible al pequeño Juan.

—Tranquilo amor, nadie te llevará. Tu papá solo está haciendo un acuerdo con el señor Buhajeruk para que te comprometas con su hijo. Y si este acuerdo funciona tú te casarás con Iván en muchos muchos años, cuando seas mayor.

Las palabras de Xena hicieron que Juan dejara de soltar lágrimas.

—Pero- pero si yo no qui-quiero no lo haré, ¿verdad?

Su madre lo miró con una pequeña sonrisa y abrazándolo le aseguró que si cuando fuera mayor no quería casarse no tendría por qué hacerlo.

Juan y Drako se tomaron de la mano con su madre y regresaron al interior del santuario. Parecía que la conversación seria había acabado y quedaban las presentaciones formales.
El Profeta le hizo un gesto a Juan para que se acercara y lo cargó para sentarlo en su regazo.

—Estos son el señor Buhajeruk y su hijo Iván, él es mi hijo Juan.

Presentó a ambas partes y Juan solo quería abrazar a su padre, intentando apartarse de las presencias ajenas.

—¿Qué se dice, Juan?

—Hola. —respondió el pequeño.

—Es muy pequeño...

Aquello fue dicho por el tal Iván, Juan solo se guardó el impulso de responderle que apenas tenía 6 años y que seguiría creciendo hasta ser tan alto como sus padres.

Se escondió en la túnica que usaba su padre, no le interesaba hablar con ese chico.

—Tú aún eres muy joven, dijiste que querías casarte cuando seas suficientemente mayor, ¿recuerdas? Tendrás tiempo para ayudarle a tu padre en la editorial y hacer lo que quieras...

El profeta respondió con un tono cortante y la respuesta que obtuvo fue un asentimiento de parte de Iván. El chico miró otra vez a Juan y desvió la mirada con un ligero sonrojo.

—¿Él se casará conmigo? —cuestionó el pequeño de lentes.

—Puede que sí, si termina cumpliendo el trato que hicimos y prueba que es apto puede que termine casándose conti-

—¡¿Eres un oso?!

La exclamación repentina de Juan interrumpió a su padre, pero no le tomó importancia. Recién se había fijado bien en el contrario y su atención fue captada por un par de orejitas de oso que sobresalían de la cabellera del chico.

Los adultos en la sala se rieron y Juan no podía entender el por qué. Devolvió su atención a Iván y pudo ver que sus orejas se movían ligeramente, a Juan le gustaría acariciarlas y saber cómo funcionan.

𝐏𝐫𝐨𝐦𝐞𝐭𝐢𝐝𝐨 | Spruan (Omegaverse AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora