Capítulo IV

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IV - CUARTA SEMANA




Tw // mención de muerte, mención de secuelas

... ov...

Duele. Su cabeza martillea como un altavoz averiado chirriando con una melodía afónica. La estancia se le marea como un mar rizándose en un torbellino atrapado en bucle.

... ñor... ov...

¿Dónde está? No recuerda nada. Tampoco ve nada. No avitualla fuerzas de ninguna índole, ni siquiera para abrir los ojos. ¿Ha muerto?

... eñor... olkov...

Apenas siente un hormigueo en el brazo, unos dedos lo zarandean como parásitos desfilando por su piel. Progresivamente, su cuerpo se reactiva, como si el contacto hubiese encendido su mecha y le tirase carburante. No ha muerto. Con lentitud, entreabre los párpados.

Es Marisa. La enfermera está a su lado, esperando su lucidez.

—Señor Volkov— la voz es potente y clara. No contesta, está consciente pero agotado—. ¿Cómo se encuentra? ¿Está mejor?

Volkov cabecea, afirmando lentamente.

—Me alegra oírlo. La medicación y su reposo le han hecho efecto, entonces.

Un desfile de auxiliares van y vienen sin tregua. Los ojos de Volkov ruedan hacia ellos, atraído por su frenesí. Llevan sábanas en las manos y desconectan máquinas. ¿Qué hacen? Horacio sigue ahí. No pueden descuidarlo.

Sus ojos cuestionan antes que su voz. Marisa puede hacer una lectura completa de su inquietud antes de que Volkov se explique—. ¿Por qué-... por qué retiran las máquinas? ¿Y Horacio?

Ella sonríe.

—Le acabamos de subir a planta. Por eso le despierto— el gesto de Volkov se deforma al leer entre líneas, casi a fotogramas. Renace la emoción—. Ha despertado hace un rato. Preguntaba por usted y le hemos contado que estaba descansando por el incidente anterior. Su suegra y sus cuñados están ya con él. Habitación 317.— Volkov se incorpora sobre un codo en cuanto enuncia la primera frase, con residuos de náuseas pero indiferente.

Horacio. Despierto. Pregunta por él.

Horacio está despierto y pregunta por él.

Se le caen las palabras de los labios—. ¿Có- cómo...? ¿Ha despertado totalmente? — Marisa asiente, sonriente ante su reacción—. ¿Cómo no-... no se me puso al corriente? Necesito verlo— Volkov tiene innecesaria prisa en incorporarse del todo, pero Marisa lo frena:

—Porque usted necesitaba descansar después del incidente. ¿Recuerda lo que le dije?— Volkov se para a medio hacer y le da un lánguido "sí que lo recuerdo, pero es inevitable que... no me entristezca, enormemente, que haya despertado sin estar yo a su lado. No hay nada que me ponga más triste" . Marisa niega con la cabeza—. Ha estado horas dormido por una bajada de tensión preocupante, señor Volkov. De nada servía despertarle si ni siquiera podía estar en pie. La señora Pérez se ha encargado de decirle que usted estuvo ahí en todo momento. Y le repito lo que le comenté: eso es lo que de verdad importa. Que se ha pasado aquí tres semanas, ausentándose lo justo y necesario, y se pasaría aquí otras tres o las que hiciesen falta.

Es acongojante. Se expresa con las palabras exactas y acertadas. Volkov encuentra admirable que sepa instarle a calmarse con tanto éxito, considerándose él impenetrable por desconocidos. Pero se da cuenta de que no es inexpugnable a las sabias reflexiones de Marisa, porque no es una extraña. Ha sido una acompañante en este largo y duro proceso. Casi una más de la familia.

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⏰ Última actualización: Nov 20, 2022 ⏰

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