Wounds

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Jack no suele tener inseguridades sobre su cuerpo, siempre le gusta alardearse a sí mismo sobre su buena resistencia a causa de la constante actividad física y el buen complejo de su cuerpo. Joder, porque él es el puto Jack Conway ¿No? Él superintendente de Los Santos. Él no tiene inseguridades.

Mentira.

Las tiene, sobre todo por las diversas cicatrices que marcan su cuerpo, en especial las cruces que están dibujadas a lo largo de su torso y espalda baja. Cada noche al desvestirse no puede evitar recordar los traumas vividos y el origen de todas aquellas marcas. Por ese motivo, cada vez que iba a un prostíbulo, evitaba que las mujeres u hombres le desvistieran y tocaran, por lo que simplemente bajaba un par de centímetros su pantalón para poder follar a gusto.

Eso hasta que llegó Hunt.

Después de haber tenido varias discusiones mentales, decidió dar el paso y mandar todo a la mierda para estar con el criminal. Quién a su vez, hizo lo mismo para poder escaparse junto a él, lejos de todo y de todos.

Pero hasta ese momento, luego de un año de relación y dos de conocerse, Hunt había notado que Jack evitaba quitarse la ropa al tener sexo, por lo que harto de la situación un día mientras se besaban y acariciaban con lujuria en la cama de su habitación, Nick elevó sus manos debajo de la camisa del hombre y las subió lentamente para comenzar a quitar los botones, más sin embargo, la mano de Jack envolvió su muñeca antes de que pudiera hacer algo y la apartó, volviendo a besar sus labios, pero este se alejó antes de que pudiera seguir.

—Honey ¿What's happen?

Nick apartó suavemente el brazo que le acorralaba entre su amante y las sábanas y se apartó sentándose en el borde. Jack estaba confundido ¿es que había hecho algo mal?

—Dear...we have to talk.

Jack comenzó a pensar lo peor.

—¿Sobre...?

Nick lo miró a los ojos y Conway vió el cansancio y preocupación en su mirada.

El castaño no sabía cómo comenzar a hablar, por lo que decidió ir directamente al grano.

—Why don't you let me take your shirt off?

Hubo un silencio después de eso. Los minutos pasaban y no había respuesta.

—Estoy seguro de que lo sabes. No hay necesidad de hablarlo.

Tras un largo minuto de silencio Hunt se levantó y dio la vuelta a la cama hasta estar frente a él.

—No, i don't care.

Si lo estaba. Claro que lo estaba. Pero quería que él se lo dijera.

—Cielo...

—Conway.

Vaya que estaba enfadado.

—Déjame verte.

Conway palideció.

—Nick...

Hunt pudo notar el pánico en esos hermosos orbes avellana, por lo que suavizó su rostro, rendido.

—It's okay, it's okay love. –levantó ambas manos, acunando su rostro– I'm here, sabes que puedes confiar en mí.

Se acercó a su rostro dándole un beso lento, suave y con lleno de tantas emociones cálidas llenando sus pechos.

—Bien.

Dijo en un susurro tan íntimo, que si no estuvieran tan cerca, con las frentes juntas y rozando cariñosamente sus narices, no lo habrían notado.

El moreno elevó sus dedos hacia el cuello de su camisa, intentando desabotonarla y sin apartarse del tacto cálido de su amante. Pudo desabrochar el primer botón con dificultad, pero al segundo, sus dedos comenzaron a vibrar, provocando que cerrara los ojos intentando calmarse, pero volvió a abrirlos cuando sintió unas manos ajenas guiar las suyas hacia el próximo botón.

—Tranquilo, cariño.

Sus ojos comenzaron a picar y sintió la sensación de tallarlos, pero se contuvo. Esto era más de lo que merecía.

Hunt siguió su objetivo apreciando cada detalle de su cuerpo, sus grandes  pectorales, su piel bronceada, sus músculos firmes, hasta que varias cicatrices comenzaron a aparecer mientras bajaba cada vez más.

Marcas de lo que debieron ser cicatrices de balas o heridas profundas. Pensó que no debía avergonzarse por ello, él también tenía algunas y Jack las había visto decenas de veces...

Entonces su corazón por un momento dejó de latir.  Una cruz adornaba su torso, con la palabra "bastardo" incrustada en la misma. No era una cicatriz hecha accidentalmente, varios triángulos se dibujaban en cada esquina de ella. Estaba marcado. Cómo un desdichado animal. Su piel había sido quemada, lo sabía por las marcas que lo diferenciaba a las demás. Su pecho se llenó de rabia y su garganta comenzaba a doler. La gota que colmó el bazo, fue cuando en la zona de su abdomen había varias heridas, de lo que quizá fueron agujas, incrustadas una y otra vez.

Su corazón se rompió y levantó su rostro. Conway tenía la mirada hacia un lado, mirando algún punto de la habitación, su mandíbula estaba apretada y de sus ojos comenzaron a caer gotas, mojando su piel y su camisa.

Hunter no dijo nada, volvió a mirar el cuerpo descubierto, y se acercó, comenzando a dar besitos por toda el área, haciendo sobresaltar al pelinegro, quién giró su mirada para encontrarse a Hunt tomando sus heridas con tanto cariño y cuidado, que algo dentro de él no pudo soportar.

Si, aquel hombre imponente, hijo de puta, considerado el mismísimo diablo en persona; se estaba derrumbando, sintiendose por primera vez vulnerable luego de mucho tiempo.

Hunter se detuvo y elevó su vista.

—Todo está bien. Por fin está bien. Darling.

Susurró, con la voz entre cortada. Se sostuvieron la mirada durante un momento que parecieron horas, por qué siempre, cada vez que estaban juntos, el mundo se detenía a su alrededor y sólo existían ellos dos.

Conway no sabía cómo era posible amar tanto a una persona, más de lo que ya podia estarlo. Pero al mirar aquellos ojos azules y brillantes con el mar, sabía que quería quedarse ahí para siempre.

One Shot's | Huntway Donde viven las historias. Descúbrelo ahora