Capítulo II

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Después de un ataque nuevo se hacían las elecciones para las personas que bajarían a los bunkers, cada ves somos menos en la iglesia, nuestro grupo se redujo a cinco, la mayoría estamos en los 20s.

Viendo como nos redujimos decidimos que lo mejor era permanecer en la biblioteca, de alguna forma logramos recolectar algunos víveres y cosas para poder sobrevivir y Dameck y yo guiamos a los demás chicos a nuestra guarida.

-Creo que sucede algo extraño con las cámaras debajo de la iglesia -mire a Joshua interesada.

-¿Cómo extraño? -pregunto Alexia.

-Se supone que los lugares ya están llenos, y se supone que nos cuidan de los caídos, ¿Cómo es posible que después de cada ataque haya lugares? No tiene sentido.

Me sentí sumamente estúpida por no pensar en eso antes, tenían toda la razón. ¿Cómo puede ser que sigan muriendo si se supone que son bunkers contra todo?

-Livia me dijo antes de... bueno ustedes saben... que vio que cuando los encerraban todas las cámaras parecían llenarse de gas -dijo Clara tímidamente.

-¿Gas?

-¿Creen que estén experimentando en ellos? -mire a Joshua atentamente, no parecia del todo descabellado, ¿pero por que lo harían? Es decir... somos lo que queda de humanidad, ¿por qué llegar a ese extremo?

-Creo que debemos huir de aquí -dijo Clara -. Antes... Livia y yo escuchábamos gritos provenientes de las cámaras, eran gritos aterradores que pedían ayuda.

-¿Cuándo vendrán a salvarnos?

-¿Quiénes? -pregunto Dameck mirando a Alexia.

-Los ángeles -mostro una biblia en sus manos -. Se supone que deberían venir.

-A este punto no se quienes son los buenos -replique suspirando -. A veces siento que no vale la pena intentar sobrevivir.

-¿Qué más haríamos entonces? ¿Morir? Aun no sabemos si morir sería la solución a todo, ¿y si morimos y solo nos toman como esclavos por la eternidad?

Mire a Joshua, la realidad es que no teníamos nada certero, pero dudaba de irme de aquí... aquí estamos rodeados de libros y se siente... de alguna forma seguro.

Todos nos quedamos sumidos en nuestros pensamientos, es difícil porque nuestras familias están aquí o al menos eso queremos creer.

Sonó la alarma y nos miramos con pánico, prestamos atención y escuchamos gritos, la habitación se ilumino y me cegó por unos minutos. Sentí algo impactar mi pecho, no puedo mover nada, ninguna parte de mi cuerpo reacciona.

Mi entorno se ve mas luminoso de lo que recordaba, empecé a ver cientos de cuerpos luminosos atravesar por la habitación con pesar, había algunos que se encontraban al lado de los chicos, reconocí a Livia sentada junto a Clara la mira con nostalgia.

Están muertos, Alexia tiene razón.

-Devria -Dameck me sacudió suavemente, lo miré, poco a poco comencé a recuperar el control de mi cuerpo.

-Debemos irnos -repuse mirando a Livia recargada en el hombro de clara.

Me miraron confundidos por mi repentino cambio de planes.

-Puedes vernos -dijo Livia sorprendida -. Pero... ¿Cómo es posible?

-¿Que les hacen en las cámaras? -ella me miro acongojada.

-Cosas horribles, Devria -miro a los otros cuerpos luminosos, cada vez iban tomando más forma.

-¿Por qué no has trascendido?

-No podemos, no hasta el juicio final, tenemos que ver morir a nuestros seres queridos... ser torturados y...

-¿Con quien hablas? -pregunto Dameck confundido.

-Puedo verlos -dije mirándolo.

-¿A quién?

-Los fantasmas, las almas de los que han muerto.

-¿Cómo que puedes verlos? -pregunto Alexia aterrada.

-Si, hace rato cuando hubo ese relámpago... o lo que fuera... golpeo mi pecho y yo empecé a verlos.

Ellos me miraron durante un largo rato.

-No hubo ningún relámpago, solo la alarma y...

-Tal vez es ella -dijo Clara mirándome -. El hijo del hombre con luz del Dios dormido, el que traerá paz y orden. Quien nos dará redención y es capaz de ver vida y muerte.

-¿Dónde leíste eso?

Ella nos mostro un trozo de papel que llevaba rato abrazando a su pecho.

-También lo dice los márgenes -dijo Joshua señalando el libro en el pedestal.

-No creo ser yo -replique encogiéndome de hombros -. Siempre me pasaban cosas raras, no creo que sea algo extraordinario.

-¿Por qué no creerlo? Estamos en medio de la extinción, protegiéndonos de ángeles caídos y de demonios y monstruos traídos del infierno. Eso no suena tan descabellado.

-Deben salir de aquí -dijo Livia mirándome.

-Dice Livia que debemos irnos.

-¿Esta aquí? -dijo Clara incorporándose y mirando alrededor como si esperara verla.

-Si, está a tu lado.

-Deben irse -repitió Livia.

-Insiste en que debemos irnos.

Rápidamente nos pusimos a guardar las provisiones en mochilas, abrí la vitrina y mire el libro, agarre un mantel que cubría un escritorio en una esquina y envolví el libro, dudaba que lo protegiera lo suficiente, pero era mejor que nada.

-Dudo que sobreviva con nosotros -dijo Dameck mirándome guardar el libro -. Es pesado.

-Es sorprendentemente ligero, igual va a destruirse si permanece aquí.

Asintió ligeramente entendiendo que no valía la pena discutir la utilidad del libro. 

DevrianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora