Capitulo 1: De un sueño que despierto, perdiendo lo que tuve.

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Tengo tantas, pero tantas dudas de mi.

Mi nombre es Dylan, tengo 16 años, soy apodado "El zorro Jung", mi vida era normal, por así decirlo.


Aquella música tan armónica, solitaria y agobiante, hizo que despertara, al abrir mis ojos, pude notar como una gota que recorría mi mejilla cayendo en la funda blanca de la almohada. ¡Vaya! No era más que una lagrima.


-Con desgana y aun con el pesar de la noche anterior comente al aire- mmm... por favor, cállate.


-lentamente pude ubicar donde me encontraba, mi habitación, estaba igual de solitaria y de desordenada, dirigí mi mirada a una pila de ropa sucia que se encontraba en una silla al rincón de aquella amplia habitación, nunca imagine que mi habitación fuera tan grande y fría, al levantarme de la cama, camine a paso lento hacia el baño que se encontraba junto a mi dormitorio, como todos los días, era mi rutina, deje la canilla de la ducha abierta, mientras me quitaba la ropa con la que había dormido, no era mas que una simple camiseta rojo y un short negro.


- suspire - Hoy tampoco hay olor a tostadas... -susurre bajo para luego mirarme al espejo y darme una media sonrisa- Buenos días Dylan -aquellas palabras en esa habitación, en esa casa, jamas fueron pronunciadas, resignado decidí meterme a la ducha dejando que las gotas cayeran sobre todo mi cuerpo mientras el vapor invadía toda la habitación-


¿Que debía hacer? Mi vida era así, mi madre había dejado la casa cuando solo era un niño, no la culpo, yo hubiera hecho lo mismo si me hubiera tocado un hijo como yo y un marido como mi padre. No la culpa, ni la odio, aun la veo junto a su nueva familia, se ven felices y la felicito. En cambio yo tuve que aguantar desde niño las ausencias y la ebriedad de mi padre, el quedarme solo sin nada, sin dinero, sin familia. Trato de ser feliz, eso intento, me he echo fuerte por mi mismo, aunque aveces me dejo caer pero solo por la noche, donde nadie me puede escuchar, donde puedo odiarme, donde puedo llorar.

Mi padre ya no vuelve casa, no ha pagado nada, como encargado de mi bienestar me he encargado de todo, he conseguido un trabajo, ¿Para que necesitaría a alguien? Siempre he estado solo y no seria la primera vez que alguien se olvida de mi.


Al escuchar aquella música nuevamente, un malestar comienzo a percutir sobre todo mi cuerpo, decidí salir de la ducha, tome una toalla secándome rápidamente para luego colocármela en la cintura y salir del baño dejando la puerta abierta, para que el vapor salia y ocupara las demás habitaciones, rápidamente me dirigí hacia donde provenía aquel sonido, era obvio que provenía de su celular, con un chisqueo de dientes apago la alarma, otra vez mi mejor y único amigo Andrew, había estado jugando con mi celular y obviamente con la música, al observar la hora en él rápidamente comencé a buscar mi uniforme, estaba compuesto por una camisa blanca con su chaqueta de color rojo y un pantalón del mismo color, al encontrarlo me vestí, tome mi mochila y mi celular, saliendo a toda prisa de aquel apartamento.


Era el primer día de escuela, las nuevas asignación de aulas, alumnos nuevos, nuevos profesores, nuevas asignaturas. Todo debía a salir bien, bueno eso creía, lo único que esperaba era que me tocara compartir el aula con mi amigo, luego de una gran caminata rutinaria hasta la escuela estatal, pude localizar al pequeño y adorable Andrew entre la multitud, su estatura, su cabello negro, su perfecta vestimenta, ropa planchada y perfumada, su cabello con olor a vainilla , aquellos ojos de color verde, sus labios finos y delgados de un tono rosado leve y su piel con un todo tostado leve y tenia un suave olor a flores de jazmín ¡Por Dios! sino fuera mi mejor amigo ya hace tiempo me lo hubiera follado.


-caminando rápidamente llegue a estar detrás de él, respire profundo y a viva voz comencé a cantar una estrofa de su canción favorita-


Shot, shot, shot, shot, shot like a bullet

Stop, stop, stop, stop, stop, oh, you love it

No, no, no, no, no, now you've done it

You're the boy who murdered love

Love, love, love, love, love

You're the boy who murdered love


Andrew: -se volteo rápidamente haciendo un gesto de que le hubieran disparado al corazón mientras acompañaba aquel gesto con sus manos colocándoselas en el pecho, me observo con aquellos ojos de color verde y me sonrió con su adorable y tierna sonrisa- Hola Dylan, estas de muy buen humor, ¿Emocionado por el primer día de clases?


Dylan: Siempre ando de buen humor -sonrió mientras comenzaba a caminar sabiendo que el contrario me seguiría y se pondría a mi lado- espero que nos toque en la misma aula, no soporto a la gente, casi no soy gente.


Mientras continuábamos caminando entre risas y comentarios del año pasado, llegamos a la estatal, era una escuela enorme, sus pasillos largos, sus aulas eran para 50 alumnos, tenia piscina al aire libre y piscina bajo techo, habia patio adelante y atrás de la escuela, cafetería, comedor y maquinas expendedoras, acá podían estudias desde kinder hasta graduarse, para mi mala suerte, yo solo llegue recién el año pasado, no conocía nada, en cambio, Andrew ha estado en esta estatal desde kinder, nunca sabre porque se acerco a mi, somos tan diferente pero aun así amo a este enano.

Al llegar a la gran pizarra de noticias, vemos la lista de las asignaciones de aulas, al ser mas alto que Andrew era mi deber buscar nuestros nombres, al ver el aula para mi sorpresa nos había tocada la misma aula, sonriendo salgo de la multitud corriendo mientras gritaba ¡Debo vomitar!, haciendo que la multitud se divida en dos y pueda pasar, me acerco al enano y al ver mi enorme sonrisa supo que íbamos a estar juntos.


Note que el enano, había suspirado de alivio, ¿Acaso estaba asustado por la posibilidad de estar separados? Aquella idea me enternece sin poder contenerme lo abrazo, así fue como el comienzo de clases nos trajo una inmensa alegría. Realmente aquellos días, era muy feliz, sin preocupaciones, sin pensar en el futuro, sin pensar en nada mas que disfrutar los días escolares, aquellos días eran hermosos, realmente lo eran, jamas pensé que el día que conociera a aquel chico, su cabello alborotado de color negro y de ojos marrones, haría que comenzaba a detestar cada día de mi vida, cada minuto, cada hora, de mi maldita y despreciable vida.


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Canciones del Capitulo 1:


- Música del celular: Hybrid Child OST 14

- Canción que canta Dylan: Diana Vickers - boy who murdered love

¿Cómo me pude enamorar de él?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora