08. capítulo ocho.

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Jungkook yacía de boca arriba en el enorme sofá de la sala de juegos, su cabeza colgaba del borde y resoplaba aburrido ante los balbuceos y las ordenes que salían de la boquita de Taehyung

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Jungkook yacía de boca arriba en el enorme sofá de la sala de juegos, su cabeza colgaba del borde y resoplaba aburrido ante los balbuceos y las ordenes que salían de la boquita de Taehyung.

El flacucho y pequeño Omega se movía de lado a lado por la mesita de centro, sobre la alfombra mullida, acomodando a sus peluches en las sillitas de madera y asegurándose de que hubiera galletas y dulces en cada plato, y té en cada tacita, sirviendo este último con la tetera costosa que las cocineras le dejaban usar para sus fiestas de té.

Fiestas de té a las que Jungkook asistía sin falta, aunque fuera una de las cosas que más odiara.

Lo único que las rescataba era que siempre eran él y Taehyung, ese juego era de ellos y ningún niñito entrometido vendría a sumarse. Así que era un descanso para la molesta y ajetreada mente del pequeño Alfa.

Resopló, extendiendo la mano para tomar una de las galletas que le pertenecía al peluche de un conejito y darle un mordisco, escuchando de inmediato las quejas y regaños de su Taehyung.

─Alfa... ─Se queja en un gruñido diminuto. ─¡Dejaste sin galleta al Señor Zanahorias! ─Y proceder a cruzarse de brazos, dejarse caer al suelo de pompis y abultar sus regordetes labios.

Jungkook esbozó una carcajada, acomodándose con brusquedad en el sofá hasta estar sentado correctamente. Le dio una mirada analítica a su Omega en su típico berrinche, y volvió a reírse.

─Ya voy, ya voy, cachorro. ─Murmura a la vez que se inclina para agarrar otra galleta de la bolsa a un lado de los demás juguetes esparcidos en la alfombra, y devolverla al plato situado en frente de aquel conejo de pelaje marrón y ojos de botón. ─Lo siento, ¿Sí? Ya no me hagas esa carita.

Los ojitos brillantes de Taehyung siguieron los movimientos de su mayor, y al ver la galleta otra vez en el plato emitió un sonidito gustoso, deshaciendo su expresión berrinchuda y descruzando los brazos, dejándolos caer a sus costados.

Entonces, Taehyung le sonrió, y Jungkook ronroneó un poco mientras le devolvía la preciosa sonrisa.

A punto de seguir con el amado juego, Jungkook carraspea y golpea el piso con sus talones justo antes de palmear sus delgados muslos, entonces Taehyung detiene su andar y gira la cabeza en su dirección.

─Ven aquí, cachorro. Ven con Alfa.

De inmediato, y recordando las palabras de su institutriz "Siempre complacer a nuestro príncipe", Taehyung gatea por la alfombra hasta llegar al sofá. No hace mayor esfuerzo ya que Jungkook lo levanta por las costillas y lo sienta de costado sobre sus piernas, sin perder tiempo en restregar su cabeza por su cuello y mejilla, mezclando sus débiles aromas.

Taehyung se ríe chillonamente al sentir la naricita ajena pasearse por su mentón, encogiéndose.

─¡Alfa, me hace cosquillas! B-Basta... ─Logra balbucear entre quejidos y ronroneos que escapan por sí solos de su garganta, Jungkook ríe por igual y cede en el deseo de olisquear a su menor, necesitando que este se quede quieto para poder abrazarlo con más firmeza. Al sentir los bracitos cerrarse a su alrededor, Taehyung se siente adormecido por las feromonas del Alfa, su lobito reconociendo aquello como el mejor aroma del mundo, por lo que ronronea más fuerte y apoya su cabeza en el hombro del chico. ─¿Alfa está bien?

youngblood ¡ kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora