20. capítulo veinte.

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El ambiente en el palacio no había sido tan tenso y amargo nunca. Por más que el rey se caracterizara por su agresividad y cambios emocionales bruscos, jamás se había comportado como ahora. Tan... salvaje e inestable.

El cambio fue brutal. Hace apenas unas horas se le notaba ansioso y ligeramente contento por el orgullo hacia su preciosa Évrea, la cual sería presumida durante el esperado baile. Ahora, sus feromonas picaban en las narices de toda la servidumbre y les obligaban a torcer el cuello en sumisión, lo agrio siendo casi insoportable. Gruñía de forma bestial y sus iris tildaban en un rojo furioso, los colmillos continuaban asomados entre sus labios y la vena hinchada en su cuello se alzaba en cada respiración pesada que provocaba un vaivén peligroso en su pecho desnudo.

Tenía fiebre. Mucha, de hecho. Luego del fracaso de la búsqueda de la Reina durante la madrugada y la mañana, Jungkook había colapsado. Transmutó y atacó a doce personas, cinco de ellas mucamas y el resto eran guardias que trataron de detener el terrible asesinato. Mordió, rasgó y rasguñó hasta que las cinco mujeres dejaron de respirar y gritar. El salón real jamás había estado tan sucio de sangre y cadáveres, el olor comenzaba a ser traumático y el panorama indicaba que todo iría de mal en peor.

El resto de las mucamas y sirvientes estaban aterradas de acercarse al trono. Jungkook seguía transformado en un enorme lobo negro de fauces afiladas y ojos verdes como el musgo silvestre, atacando a cualquiera que intentara entrar al territorio que había marcado alrededor como protección. Estaba sufriendo, y eso le ponía alerta a todo lo que significara una posible amenaza. La pérdida de sangre le hacía delirar y la adrenalina estaba disparada en su sistema a niveles inhumanos, proveniente del inmenso dolor en su alma.

En estos casos denominados "rut agresivo", las feromonas de Alfa empeoraban todo. Por otro lado, las de Omega...

Y ese era el núcleo del problema. El rey necesitaba a su Omega, incluso sin estar ahora enlazados, el lobo de Jungkook reconocía sólo a Taehyung como su pareja legítima. Olerlo, sentirlo y marcarlo controlarían el rut. Como ya había sucedido en la adolescencia del rey, cuando este recién aprendía a controlar a su agresivo, territorial y posesivo lobo.

Pero ahora Taehyung no estaba.

Tanto fue el escándalo y pánico que la noticia recorrió el palacio entero con rapidez. E incluso en estado de gestación, Hanbin y Yeonghee salieron de sus aposentos con desesperación. Era arriesgado que se acercaran, perfectamente Jungkook podría atacarlos. Pero claro, no era sólo un asunto de calmar al rey, era algo más político.

Hanbin insistió en las afueras del salón real, sus guardias a cargo de cuidarle lograron inmovilizar a los que custodiaban las puertas y él se abrió paso, tan altanero como siempre. A sus espaldas, Yeonghee dudó un poco, pero al asomarse y ver al enorme lobo gruñendo en medio del salón los sentimientos desarrollados hacia su rey y el cachorrito en su vientre le animaron a tratar de ayudar.

Uno por poder, otro por ingenuo amor.

Ambos soltaron sus feromonas dulces, empalagosas y suaves. Feromonas de cuidado, de cariño, de tranquilidad.

El lobo de Jungkook reaccionó de inmediato.

Y los atacó.

...

Fiebre. Claro. Luego de un rut agresivo, sobre todo cuando no son tranquilizados por feromonas de un Omega y son noqueados, el Alfa termina inestable. Ritmo cardíaco acelerado, temperatura corporal disparada al igual que la dopamina y la adrenalina en su sangre.

Luego de distraerse y avalanzarse sobre Hanbin, un guardia logró noquear a la enorme bestia azabache con un golpe seco en la cabeza. Incosnciente, Jungkook transmutó a humano y allí los doctores le revisaron, comprobando su estado crítico.

youngblood ¡ kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora