Operación 7: Disculpas

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La culpa lo carcomía por dentro, tanto así, que ni siquiera cenó. No sólo se sentía como un idiota por haber jugado con los sentimientos de su compañera, sino que de manera no intencional, también jugó con los de su mejor amigo. Zheng Xi creyó que él se daría cuenta rápidamente de sus intenciones y concluiría todo.

Que equivocado estaba. Bueno, no del todo. Al principio Yi sí interpretó sus acciones como un intento de confesión. Pero al pasar los días, el que Xi no fuera más allá que unos simples roces, que tranquilamente se pueden tomar como amistosos, comenzó a creer, que tal vez, era una forma pasiva de rechazarlo. No había otra lógica dentro de su cabeza, cuando lo besó él simplemente lo golpeó. Y aunque pidió entre lágrimas que se olvidara del tema, sabía perfectamente que el castaño no lo hacía.

Zheng Xi, por su parte, sentía que su cabeza iba a explotar por pensar tanto. Formulaba una y otra vez una disculpa para el peliblanco, pero ninguna le convencía. Decidido, tomó su celular para abrir el chat se su mejor amigo.


Te espero en el parque cerca de tu casa. Más te vale que estés ahí para cuando llegue. (23:49)

Tecleó con rapidez. Tomó el abrigo de su uniforme y salió en silencio de su casa debido a la hora. Dicho parque quedaba a unos veinte minutos de donde vive, en cambio Jian Yi sólo a una cuadra.

Durante todo el camino pensó qué debería hacer realmente al llegar. ¿Podría ir y simplemente besarlo? No, primero debe disculparse como corresponde, ya generó demasiados malos entendidos por no hablar correctamente.

Quería decir todo lo que sentía, daba lo mismo como saliera, solo decirlo y ya. Obviamente, cabía la posibilidad de que Jian Yi no le creyera absolutamente nada y lo mandara a comer mierda. Aunque siendo sinceros, ni siquiera sabía si lo estaba esperando, ni siquiera le había visto el mensaje.

Ya faltaba poco para llegar a su destino. No sabía si su corazón se aceleraba debido a los nervios o porque literalmente estaba casi corriendo, aunque prefería pensar que era la segunda opción. Llegó deteniéndose un momento en la entrada del lugar, reuniendo todo el coraje que le era posible y se adentró un poco más tranquilo.

A medida que avanzaba, recorría el parque con la vista. Buscaba la silueta delgada de su mejor amigo y ahí estaba, sentado en una de las tantas bancas (bancos, asientos o como le digan). Aún vestía su uniforme escolar, sin embargo, parecía muy entretenido con su celular. No le dio mucha importancia al asunto, sólo se acercó lo suficiente para que notara su presencia.

—Hola —saludó por lo bajo. Jian Yi sólo lo miró para volver a mirar su celular—. Gra-Gracias por venir —otro silencio incómodo.

Una parte de él sabía que esto podría pasar, pero quiso ignorarla. Jian Yi enojado es algo que muy pocas veces se ha visto, incluso en las situaciones más extremas siempre trataba de mantener una sonrisa o directamente bromear sobre el asunto. Pero al parecer, todo era muy diferente cuando se trataba de sus propios sentimientos. Claro que todos nos enojaríamos si nos ilusionan, Xi estaba totalmente consciente de ello, sin embargo, no creyó que el peliblanco se lo tomaría de esa manera. Creyó que actuaría más dolido que enojado.

—Siento mucho haber jugado con tus sentimientos —otro silencio. Apretó los labios—. No era mi intención —dijo bajando la cabeza para evitar mirarlo.

—Se ve que no era tu intención —respondió cortante e irónicamente, aún sin dejar de ver su celular—. Si eso es todo, debo irme. Ya es tarde —se levantó de su lugar y comenzó a caminar directamente hacia la salida, ignorando totalmente a Zheng Xi.

—¡Espera! —le gritó sin necesidad, Yi estaba a tan sólo dos metros de él—. Aún no he terminado de hablar.

Jian Yi se dio vuelta sin emitir sonido alguno. Se cruzó de brazos y lo miró fijamente, dándole a entender que hablara rápido.

Zheng Xi se quedó mudo. Las palabras se le atoraron en la garganta con el fin de no querer salir nunca de ahí. Abría y cerraba la boca, pero nada salía. Se estaba exasperando, ¿realmente no podía decir dos míseras palabras? Sentía que se estaba ahogando a sí mismo.

Decidido, acortó esos dos metros que los separaban. Tomó el rostro de su mejor amigo entre sus manos, acarició sus mejillas con los pulgares y jalo de él hasta que sus labios se chocaron. Era un beso torpe y algo brusco. Ninguno se movió, simplemente se quedaron ahí.

Xi tenía los ojos fuertemente cerrados, sentía una explosión de sentimientos en todo su cuerpo. Ni siquiera estaba respirando. Jian, por su parte, estaba sorprendido, ni siquiera podía reaccionar correctamente.

El beso duró unos segundos, pero para ambos fue una eternidad. Al momento de separarse, Zheng Xi aún no abría sus ojos, sólo apoyó su cabeza en el hombro contrario mientras respiraba con dificultad.

—Me gustas —dijo al fin—. No sé como mierda pasó, sólo lo se y ya.

Yi no daba crédito a lo que había oído. Incluso podría pensar de que todo se trataba de una maldita broma, pero él sabía que no era así, su Xixi jamás bromearía con algo así, de hecho, ni siquiera bromeaba, pero ese era otro tema. Sonrió.

—Qué coincidencia, a mí también me gustas.

El castaño levantó la cabeza para mirarlo, y ahí estaba, su estúpida sonrisa que enloquecía su torpe corazón. Desvió la mirada sintiéndose avergonzado, pero una mano en su mentó le obligó volver a mirar los hermosos ojos que se cargaba su mejor amigo.

Lentamente fueron acercando sus rostros hasta que sus labios volvieron a unirse. Ésta vez el beso era suave, ninguno era un experto, tan solo seguían sus instintos. Apenas y movían sus labios, pero para ellos era la mismísima gloria, aún no se atrevían ir más allá que un simple roce.

Ambos sonrieron al separarse, todo estaba bien para ellos.

Zhang luego de eso, decidió contarle todo su absurdo plan a Jian Yi y en cómo había fallado miserablemente a mitad de camino. El peliblanco estaba casi muriendo de una asfixia por tanto reír. Nunca, ni en sus más locos sueños se hubiera imaginado que el castaño haría todo eso para conquistarlo.

—Ya deja de reírte —le golpeó el brazo suavemente, con el rostro completamente rojo.

—Ya, lo siento —se incorporó mirándolo serio—. Xixi, ¿quieres salir conmigo?

Zheng Xi podría jurar que sufriría siete infartos ese día.

—Sí.


🌸🌸🌸

Bueno gente, sólo quedan dos capítulos para terminar esta historia, los cuales probablemente publique en uno de éstos días, pues hoy declararon duelo nacional por unos tres días, creo y pues no trabajo, así que esperenlos.

Me despido, bye 💖

Operación: ¡me gustas! - [Jian Yi x Zhan Zheng Xi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora