En los días posteriores Manu fue llevado a declarar un montón de weás, lastimosamente era el único que podía hacer eso, por lo que estuve acompañándolo a todos lados, no fuimos a la universidad esa semana y para el bien de nosotros, habían iniciado las vacaciones de invierno. Yo estaba tan descolocado como él de destrozado. Al menos aceptó irse a mi departamento a vivir, aunque me dijo que sólo sería por un tiempo. Ahora mi miedo más grande es que tome una decisión que no tenga vuelta atrás.
Ya quedaban los últimos trámites por hacer, lo ayudé monetariamente sin interés alguno y pudo cremar a su madre. Dejó que dejaran a su padre en una fosa común. Ahora mismo estábamos recostados en mi cama en posición cucharita.
-Sé que no es momento, pero no quiero escuchar un no. ¿Quieres pololear conmigo? -Le dije al oído, pero no me respondió de inmediato, se demoró aproximadamente cinco minutos en responder.
-No me vas a amarrar de ninguna forma a este mundo, Eddie.
Sabía lo que significaba ese mensaje. Y yo quería hacer hasta lo imposible para que cambiara de opinión.
-Pero sí quiero.
No pude sonreír, estaba feliz de decir que él era mi pololo pero no podía sonreír. Acaricié sus brazos y cerré mis ojos.
-Te amo -Dije casi en un susurro. Él se relajó y se durmió. No necesito escuchar un "te amo" devuelta.
Cuando desperté ya no lo tenía en mis brazos. Inmediatamente me incorporé en la cama y lo busqué en la habitación, no estaba. Me levanté en un milisegundo y fui al living, sin éxito. Fui al balcón... donde menos quería encontrarlo, miré hacia abajo y tampoco habían signos de él. Quizás un poco de alivio. Cuando volví a entrar al departamento, lo vi parado observándome, lavándose los dientes y con una polera mía puesta.
-Yelo -Dije altamente aliviado. Me acerqué para abrazarlo.
-¿Qué pasó?
-Me diste un susto gigante -Lo escuché reírse un poco.
-Aún me faltan hacer unas cosas.
-No me deji' solo.
No me respondió. Se separó de mí para botar la pasta de su boca hacia el lavaplatos.
-Ya es tarde, ¿quieres comer algo? -Dije luego de ver la hora en mi reloj. Él negó. -No has comido nada desde el almuerzo.
-No tengo hambre -Se enjuagó la boca.
-¿Aunque sea una rebanada de pan? -Ofrecí con carita de pena.
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the perfect boy - edyelo
Fanfictionhay cosas que no se pueden cambiar por mas que lo intentes.