Parte 11

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Un día soleado, decidí salir antes de clases e irme a casa, me sentía un poco enfermo. 

Cuando llegué a casa, la vi toda ordenada, no estaba así cuando me había ido en la mañana. Encima de la mesa de la cocina vi una hoja de cuaderno con algo escrito. Mi estómago se apretujó. 

Me acerqué y noté que era la letra del Yelo.

"Hola, amor. Espero que te haya ido bien hoy, no sabes cuánto deseo volver a verte cuando te vas a la universidad. 

Mis niveles de depresión, ansiedad y estrés disminuyeron casi un 80% a tu lado. Si no me crees, te dejo la nota de la psicóloga. Te doy las gracias por cambiarme, te doy las gracias por mostrarme el mundo con otros ojos, por quererme a pesar de todos mis defectos, por estar a mi lado a pesar de que te insultaban igual que a mi, por enseñarme a manejar con toda la paciencia y el amor del mundo. Me enseñaste tantas cosas en tan poco tiempo. Supe valorar la vida, verla como tu la veías. Aún así no puedes cambiar mi opinión. Y no puedo pagarte con otra cosa mejor. Te dejo este testamento, mi casa anterior fue vendida y la plata tiene que ser entregada a ti. Puedes vender todo lo que quieras, mi ropa, mis zapatos, todas mis cosas si quieres. 

Te amo, te amo como nunca he amado a otra persona. Se feliz por mi, trataré de encontrarte en mi otra vida.

Gracias por todo.

-Yelito"

-¡MANU! -Grité a la vez que tiraba la carta de despedida al piso. 

Corrí hacia la habitación y no estaba allí. Revisé el baño, el balcón. No había rastro de él. Decidí ir al auto pero no estaba allí. Tras pensar tanto tiempo, pensé en su casa. Encendí el motor y partí rápidamente a su casa anterior. Me salté luces rojas, casi atropello a varias personas, casi me vuelco pero nada me importaba mas que él. 

Estaba sudando, con las manos húmedas, los ojos llorosos y la vista solo en una cosa. Cuando llegué todo parecía normal, pero no estaba convencido del todo. Así que tiré la puerta de afuera y luego encontré un galón de gas vacío para también tirar la puerta de adentro.

Al momento de abrirse todo estaba en silencio, busqué por el primer piso y había una puerta cerrada. Me daba escalofríos, sentía un frío en mi espalda. 

-¡Yelo! -Dije. -¡Manu! -Moví el pomo para todos lados y se me ocurrió tratar de echar la puerta abajo con mi cuerpo. Tomé impulso y recién a la cuarta vez, escuché un crujido. No podía detenerme ahí. Seguí y seguí, casi ni sentía mi hombro cuando por fin la puerta había cedido.

Lo vi ahí, con sus ojos cerrados, sus muñecas ensangrentadas, su cuerpo pálido. 

-¡MANU! -Grité. Él tosió, aún seguía con vida.

Inhalé profundo para poder levantarlo en brazos y en eso me da un dolor de cabeza fulminante. Lo levanté y caminé lo más rápido que podía hacia el auto. Un mareo y ganas de vomitar afectaban mi manera de conducir, así que tuve que detenerme antes de llegar a urgencias. 

Lo bajé en brazos nuevamente y caminé como podía, una persona pidió una camilla por nosotros. Intentaba hablar pero en vez de eso devolvía todo lo que había comido en el día. Vomité muchas veces, quería ir a verlo pero no me dejaban. Me colocaron oxígeno y caí rendido.

the perfect boy - edyeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora