𝓓𝓾𝓻𝓶𝓲𝓮𝓷𝓭𝓸

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Los gritos sonaban por toda la habitación mientras intentaba limpiarme la sangre de los desconocidos, ni si quiera me importaban las múltiples heridas en mi cara. Moratones, sangre de la nariz, cortes, todo eso hacia arder mi rostro. Me pegaba a la pared, respirando agitadamente mientras mis saladas lagrimas quemaban mis heridas. Delante mío, mi hermano discutía con mi padre, mi hermano tenía esa misma sangre de los desconocidos en sus puños. Mis oídos pitaban con los estridentes gritos enojados de los dos mayores, incluso cuando los tapaba no se callaba el ruido. El llanto no cesaba, los gritos no cesaban, el incontrolable latido de mi agitado corazón tampoco. Mi mente empezaba a nublarse junto a mi visión, quería hablar pero solo salían más llantos y jadeos, una grito silencioso, desesperado por pedir ayuda.

Mi hermano recibe un bofetón, uno que resuena por todo el lugar. Empiezo a escuchar sirenas de policía a la lejanía, y la hermosa luz de la luna que se colaba por al ventana es opacada por un intenso rojo y azul. Mi hermano se queda quieto mientras mi padre se gira hacia mi, se cual es esa cara, es la la decepción.

Abren la puerta, dos hombres toman a mi hermano de los hombros con agresividad y empiezan a llevárselo. Papá me agarró de la camiseta, levantándome levemente. Empiezo a escuchar su voz proyectada hacia mi, una voz enfadada, en cólera. 

-¡Como has dejado que pase esto, que tu hermano haga esto!-

Quiero fijarme en lo que me dice, pero solo puedo escuchar las suplicas al fondo. Mi concentración solo esta en mi hermano, intentando desesperadamente sacarse los brazos de esos hombres para correr hacia mi, gritándome.

-¡Todo va a estar bien!...Recuerda que te quiero ¿Si?-

Se van, y lo ultimo que puedo ver mi hermano  es una lagrima cayendo por sus mejillas, sonriéndome sabiendo que ya nada estaba bien. Vuelvo a fijarme en mi padre, quien su cólera parecía solo haber aumentado después de que mi hermano se fuese. Mis ojos se abren con fuerza, mi mejilla arde, y veo la mano de mi padre manchada de la sangre que fluye de mis cortes.

-Lo supe desde que te vi, nunca llegarás a ser parte de la familia, débil maricón-

Las lagrimas siguen fluyendo ¿Por que me hablas así? ¿Por que me dices eso? Me he esforzado en mis estudios, me he esforzado en mi futuro ¿Por que no aceptas mis decisiones? ¿Tanto importa que pase más horas en mi escritorio que en los callejones?

-Debiste dejar que esos dos te matasen, solo eres una decepción para esta familia-

...

Estaba encima de la cama, sudando y con ligeras lagrimas. Mi respiración intentaba regularse y mis ojos se movían de lado a lado desesperados. De nuevo, había tenido una pesadilla, otra más a la lista.

Con calma vuelvo a respirar con normalidad y me levanto de la cama, necesitaba un tiempo antes de volver a dormir, tal vez algo caliente me ayudase. Con esa idea, voy hacia la cocina en silencio. Me sorprendía lo rápido que me había acostumbrado a esta casa, y al dueño de esta. De alguna forma, nunca mi casa se había sentido tan hogareña como este lugar, me sentía en calma.

Llegué a la cocina y abrí la nevera, sacando la leche, y de uno de los armarios saque el chocolate. Había varias cosas que había pedido comprar para mi, entre ellas chocolate en polvo.

Con el máximo silencio posible me preparo el chocolate caliente, lo meto en mi taza y me voy al salón. Desde el marco de la puerta entre la cocina y el salón puedo ver la ventana, las estrellas brillaban con intensidad mientras la luz de la luna iluminaba levemente la sala. Me voy hacia el sofá, sentándome y dando un sorbo, mi mirada no se despega del ventanal.

Recuerdos encerrados (30 dias OTP Nightkiller)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora