𝐏𝐇𝐀𝐑𝐀𝐎𝐇 | 001

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𓅊,, 𝑻𝒐𝒅𝒐 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒆𝒓𝒂 𝒏𝒂𝒓𝒓𝒂𝒅𝒐 𝒂𝒒𝒖𝒊 𝒅𝒊𝒇𝒊𝒆𝒓𝒆 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒓𝒆𝒂𝒍𝒊𝒅𝒂𝒅

── ¡Dios del desierto, Seth, declaro ahora tu sentencia final! ──tomó la pluma dorada que hostenta en su liso cabello negro y la hizo brillar a tal intensidad que una hermosa luz dorada envolvió el enorme templo de la ENNEAD── ¡Seth, Dios del desi...

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── ¡Dios del desierto, Seth, declaro ahora tu sentencia final! ──tomó la pluma dorada que hostenta en su liso cabello negro y la hizo brillar a tal intensidad que una hermosa luz dorada envolvió el enorme templo de la ENNEAD── ¡Seth, Dios del desierto y de la guerra, todos tus logros y elogios serán borrados del registro! ──la pluma dorada empezó a escribir sobre un tapiz dorado, igual de brillante que está, a una rapidez grande con la portavoz del juicio── ¡Para que seas siempre recordado como un dios maligno!, ¡el templo de Seth, sus viviendas y todas sus ofrendas estarán a merced de Isis, diosa de la magia!

Los demás dioses empezaron a replicar ante esa decisión. Verdaderamente ¿era injusta?

── ¡Seth es un dios maligno que ha cometido una miríada de crímenes atroces, por lo cual, es sensato que reciba un castigo severo! ──continuó diciendo la diosa Maat── pero antes de que su sentencia sea llevada a cabo, le ortorgaré un período de gracia. Durante todo ese tiempo, Seth tendrá la misión de reunir todas las almas destruidas, levantar la maldición y restaurar el orden en el más allá. ──determinó para sorpresa de algunos cuantos y no para otros. Neftis hecho a llorar al oír aquello── Si Seth alguna vez daña a otra alma o intenta iniciar otra rebelión, el período de gracia terminará y su sentencia se pondrá en marcha inmediatamente. ──un aro de luz dorada empezó a rodearlo hasta cubrirlo definitivamente y hacer de la vista de los demás tan difícil de enfocar──. Sin embargo ──Maat continuó dictaminado y la pluma escribiendo sobre el pergamino── si logra restaurar la paz nuevamente más allá del período de gracia, será exiliado a la barca del Sol donde se forzará a remar por el resto de la eternidad.

«Oh Maat, realmente sabes cómo burlarte de mí» pensó la entiendad solar.

── Si él es incapaz de restaurar el orden más allá, el dios maligno, Seth, será disuelto permanentemente. ──el aro de luz que rodeó a Seth tomó forma de pirámide y lo encarceló en él──. Dios malgino Seth, ya no se permitirá empuñar el poder de un dios. La expiación es la única forma de devolver tu poder sobre la arena. A partir de ahora, serás un semidiós, y ya no serás el Dios del desierto y la guerra. Después, serás desterrado a las más grandes profundidades, donde puedes ver el mundo. Mira hacía atrás de tus pecados, y arrepientete.

Cuando Maat tomó nuevamente la pluma dorada entre sus manos y selló el pergamino.

── La sentencia final ha sido declarada ──devolvió la pluma a su cabello── por la Corte de la Eneada.

La sentencia había sido impuesta y el hermoso nemes que cubría el rostro de Seth se desvaneció convirtiéndose en arena en el proceso, así como su máscara de animal inreconosible por causa de que aquella pirámide dorada que se formó alrededor suyo lo había convertido en un semidiós.

Su apariencia quedó al descubierto.

Todos apreciaron a Seth, antes Dios del desierto y de la guerra, ahora sólo un semidiós cualquiera.

Su hermoso cabello rojizo bailaba por la brisa del templo. Sus oídos se cellaron ante los muchos comentarios de su apariencia, que lo calificaban como un ser horrendo y desperfecto.

Todo el poder de Seth quedó atrapado y en manos de Maat.

── Y con esto, la Corte de la Eneada llega a su fin.

Y así transcurrieron semanas, meses, años y siglos hasta que nuevamente Seth regresó a sus orígenes hallándose con un Egipto totalmente diferente a lo inusual. No. A lo que verdaderamente debería ser.

Las estatus de Osiris, las de su molesto sobrino y las de los demás dioses de mierda...¿A dónde se habían ido? Una cara totalmente nueva se mostraba en cada rincón del enorme imperio y el nombre de Usermaatra-Setepenra Ramsés-Meriamón.

── ¿Qué significa...esto? ──¿era acaso algún efecto del calor?, ¿quién era ese?── ¿Y quién se supone que es ese?

── Ese es ──la voz repentina de un anciano lo hizo asustar casi de muerte. Un hombre de edad avanzada se acercó hasta el dios para dar su típica expiación de hombre sabio── Ramsés II, hijo de Seti I y Tuya, antiguos faraones del Alto y del Bajo Egipto.

── ¿Alto y Bajo Egipto? ──cada vez se confundí más──. Pero...¿qué sucedió con los dioses?

── ¿Los dioses? ──el anciano mostró cara de confundido──. ¡Ah, ya entiendo a lo que se refiere! ──señaló a un templo cercano de la entrada del lugar──. Ellos se encuentran allí.

Se encaminó con prisa hasta ese lugar. Si se hallaba con Isis, le exigiría respuesta acerca de toda esta locura que estaba viviendo. ¿Cómo podían ser capaces de dejar Egipto bajo las manos de un insignificante ser humano?

Sus miedos incrementaron al notar que todos los dioses eran en realidad un montón de piedra.

── ¿Qué-...? ──quedó el doble de aterrizado cuando aquel mismo anciano, que vino detrás suyo, fue y se inclinó ante la imagen de un halcón. Empezó a rezar profundamente.

«¡¿Enloquecieron?!, ¡Están venerando a un montón de...piedra!»

─ ¡Gran Horus, traernos tiempos buenos en esta época y haz de la mente de nuestro gobernante un mar de sabiedad! ──suplicó a la estatua.
El anciano miró a Seth──. ¿No le agradeceras a alguno de los dioses, jovencito?

── ¿Agradecerles qué, exactamente?

── Por tu llegada a Pi-Ramsés. ──contestó.
Seth palidecio.

Huyó de aquel lugar a toda prisa dejando al más adulto totalmente confundido.

── Oh vaya, tal vez sea un extranjero de otra religión. ──opinó al momento de ver cómo el jovencito huía del templo.

¿Cuánto tiempo estuvo fuera?, ¿Qué pasó durante estos dos siglos?, ¿Dónde habían ido a parar todos?

── ¡Alaben a su Dios! ──oyó el grito y a la multitud enloquecer muy cerca.
Trepó hasta estar encima de una casa y notar con horror como todos los humanos se arrodillaban ante un humano que era transportado en un trono── ¡Alaben a Ramsés, Horus vivo sobre la tierra!

── ¡¿Horus vivo sobre la qué?!

«Estos malditos seres repugnantes...¡se atrevieron a reemplazar a los dioses!»

Su ira era incontrolable.

𝐏𝐇𝐀𝐑𝐀𝐎𝐇 . ENNEAD✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora