Charlas matutinas

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Elliot Sosa se convirtió en mi amigo.

Estabamos juntos en muchas clases y yo no me había percatado de eso hasta que él lo sacó a relucir. Diría que nuestro horario era el mismo pero no era así, porque al menos en las prácticas si diferíamos.

Elliot me contó mil cosas sobre él y yo le conté algunas sobre mí. Nuestras charlas ocurrían a primera hora de la mañana, pues tengo un problema con la puntualidad y suelo llegar a mis citas y eventos 30 minutos antes, pero a mis clases llegaba incluso 1 hora antes. 

Se sentaba a mi lado y hablabamos hasta que fuera hora de entrar al aula y al terminar iba conmigo a la biblioteca a estudiar. Claro que no siempre hacíamos eso, pues sus prácticas se lo impedían pero usualmente estaba ahí. 

Elliot Sosa era un chico bastante amable y amigable, era un tanto aplicado y le gustaba ejercitarse. Y puedo dar fé de lo último porque un día me obligó a tocarle el brazo, aunque no me malinterpreten, no fue de forma agresiva o mala sino que hablaba con su amigo sobre el gym y yo estaba ahí. No entendí bien como pero me metió en su charla pidiendo que toque su brazo mientras se lo mostraba a su amigo. No me juzguen, yo solo pensé en tocarlo con la punta de mi dedo índice, y eso hice, pero el tomó mi mano e hizo que la pusiera sobre su brazo.

Fue lo más raro de mi vida, tal vez porque no me interesaba tocarlo o porque todo fue raro en si.

Pasó el tiempo y agarré más confianza con él. Elliot Sosa se había convertido en mi confidente y algo en el fondo de mi cerebro decía: no le gusta esto.

Elliot Sosa me dijo que le gustaba una chica, le pregunté más al respecto y me lo contó. La susodicha se llamaba Aria y era una chica muy tímida, le dije que buscara formas de charlar más con ella y dijo que lo haría. Yo también le conté sobre mi vida amorosa.

Elliot Sosa actuaba de una forma que hizo que todas las alarmas de mi cabeza gritaran: LE GUSTAS, LE GUSTAS. Pero lastimosamente a mí no me gustaba Elliot Sosa, sino August. Ignoré las alertas y lo seguí tratando como amigo hasta que Elliot pidió hablar conmigo. Yo ya tenía una idea sobre lo que pasaría y no quería que pasara.

Elliot se enfermó y no pudo venir a clases, le mandé mis notas para que no se atrasara. Por esos días también supe que August había empezado a salir con alguien. 

Elliot Sosa me dió toda su atención, me escuchaba y prueba de eso era que compartía cosas conmigo sobre temas de los que habíamos hablado. Él volvió a hablar de Aria y yo reaccioné de una forma extraña, desearia saber porque hice eso. Quizás fue el inicio de mi caída.

Elliot Sosa me pidió hablar nuevamente y vino a recogerme de la universidad enfermo. Fuimos a una plaza bonita y vacía, el viento otoñal movía las hojas marrones de los arboles y las flores caían danzando hacia el piso.

Elliot Sosa me dijo que le gustaba y que quería ser mi novio. Dejé de mirar el lugar y miré su rostro algo aturdida. Le dije que sí aunque sonaba más a una pregunta.

Elliot Sosa me besó y fue uno de los peores besos de mi vida, resulta que ese fue su primer beso.


Todo es azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora