Comenzó la visita. La historia no es una asignatura que me agrade en lo absoluto por lo que presté muy poca atención a lo que comentaban los guías y todo lo que había dentro del museo. Solo estuve pendiente de Patricia.
Ella miraba absolutamente todo con mucha atención. En clase, aunque no sea muy aplicada, intenta participar en lo que pueda. Ella es alguien muy amable con los compañeros. A veces me sorprende que durante este año de clases me haya acercado muy poco a ella.
Durante una pequeña pausa para poder observar y fotografiar algunos cuadros. Patricia, me pidió que si podía tomarle fotos para que luego pueda pasárselos por WhatsApp. Tras unas cuantas fotos, disimuladamente le tomé una foto a ella. Supuse que sería algo gracioso, al mostrarle la foto se sonrojó un poco. Me dijo que si deseaba que la guardara.
A esta edad es muy usual que varios estudiantes tengan "parejitas" de grados superiores o del propio salón. Tengo un compañero llamado Pedro, por lo que me dijo lleva más de 3 meses con Carol. Durante los recreos, se sientan al fondo del salón para poder conversar, darse unos besos y toquetearse.
Con las hormonas un poco inquietas, supongo que es normal interesarse por estar con alguien y experimentar diferentes sensaciones. Yo hasta ahora no he tenido enamorada. Muchas compañeras me parecen muy lindas, las conozco desde primaria y observar cómo crecen hacen que las vea más como unas "hermanas". Excepto, Patricia.
Ella se integró este año al colegio, cuando la vi por primera vez durante la inauguración de las clases. Vestía de falda y camisa. A todas se les veía normal, pero ella tenía algo.
La forma de su nariz, el color y grosor de sus labios y el largo de las pantimedias que usa, la convierten en una perfecta compañía.
Después de un buen rato de recorrer las instalaciones del museo, la profesora nos indicó que iríamos a otro. Se llamaba Santa inquisición o algo así.
Nos formamos en parejas, prioricé mi lugar al lado de Patricia. Se le notaba emocionada por el museo que visitaríamos a continuación. El autobús llegó, y abordamos. Nos sentamos juntos y ella me pidió que le mostrara las fotos que había tomado y si luego quería escuchar música hasta que llegáramos al museo.
Parecía que habíamos tomado un poco más de confianza, no me podría quejar, me gustaba su iniciativa. Llegamos muy rápido al siguiente museo, bajamos y seguimos con la visita. En una parte del recorrido, la guía nos llevó a una habitación que representaba un calabozo. Todos estaban sorprendidos por la manera en cómo castigaban a las personas en aquellos tiempos.
Tomé varias fotos para luego mostrárselas a Patricia.
Nos juntamos todos los alumnos a esperar el autobús para que nos llevara al lugar dónde iríamos a "descansar". Al lado de la vereda había una pared donde me recosté para que no me diera el sol directamente. Patricia, quién estaba a mi lado, me empezó a hablar.
P: El sol es más fuerte en el centro de la ciudad, ¿no?
M: Siii, ojalá haber traído un poco de bloqueador.
P: Mi mamá guardó un bloqueador en mi mochila, cuando lleguemos te puedo dar un poco.
M: Te lo agradecería bastante.
P: Por cierto, ¿Qué te parecieron las visitas hasta ahora?
M: Pues... bien. No he estado muy concentrado la verdad. ¿Y a ti?
P: Maso menos, tengo hambre por lo que recordar ahora me da un poco de flojera.
M: Jajaja, te entiendo, no te preocupes... /Tras unos segundos de silencio, ella tomó valor y me preguntó algo decisivo/
P: ¿Quieres que almorcemos juntos? Aunque de seguro ya quedaste con los chicos.
M: No, no me han dicho nada. Almorcemos juntos. /Veía de reojo cómo enrollaba su cabello al rededor de su dedo y se le formaba una pequeña sonrisa en su rostro/
Llegó el autobús para llevarnos a un parque. Varios grupitos se juntaron para almorzar, otros para jugar y algunos otros a recorrer el lugar.
Le dije a Patricia que me adelantaría para encontrar un buen lugar para poder almorzar. Así que fui corriendo a buscar "el lugar". Coloqué mi mochila para reservarlo y a lo lejos, mientras ella venía caminando, le señalé que aquí estaríamos. Era una clase de mesita de cemento, con asientos de madera y al lado mucho pero mucho césped. No me resistí a echarme sobre este.
Cuando Patricia colocó sus cosas sobre la mesa, le dije que iría a buscar una cafetería para comprar mi comida y que de paso me diera su comida para calentarla. Le dejé mi celular para que colocara música si así lo quisiera hasta que yo volviera.
Cuando llegué a la cafetería, me compré un sándwich y un zumo de durazno. No es algo tan nutritivo, pero serviría hasta llegar a mi casa. Al regresar, veía a lo lejos lo bonita que era. Al entregarle su comida, mientras sonaba esta música de fondo, le pregunté:
M: ¿Ya te has echado bloqueador? No te vayas a quemar, la linda piel que tienes. /obviamente, eso último no lo dije, solo lo pensé/
P: Sí, /estiró su brazo y colocó su antebrazo a unos centímetros de mi rostro/
M: Qué bien, dame un poco porfa. El sol está muy fuerte.
Me comencé a frotar el bloqueador en mis brazos, sentía cómo me miraba y me esperaba para que comiéramos juntos. Nos sentamos en el lado donde la sombrita nos cubría del sol. Después de un rato, terminamos de comer y decidimos descansar un poco sobre el césped para luego recorrer un poco el lugar.
Y así fue, tomamos nuestras cosas y caminamos por casi todo el lugar, sin exagerar. Nos dirigimos a un pequeño lugar donde habían juegos recreativos como sube y baja, una resbaladera y una pequeña casita unida a puentes y toda la cosa. Le animé a jugar un rato allí.
Entramos y nos sentamos lado a lado. Le dije que estaba muy contento por cómo estaba yendo la salida estudiantil y que estaba contentísimo de poder conocerla un poco más gracias a esta.
Y cuando iba a terminar de hablar, me besó desprevenidamente.
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La visita escolar de Máximo.
Short StoryMáximo realiza una visita escolar a un museo donde conoce mejor a una compañera llamada Patricia.