Cap. 1

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Es 28 de octubre, en estos últimos meses del año es cuando los profesores suelen realizar actividades al exterior. Mi profesora, muy apasionada en lo que hace, nos preguntó sobre qué nos parecía la idea de visitar un museo de historia del Perú. Hubo muchos votos positivos por lo que, después de varios días de organización y coordinación con el director del colegio, se realizó la visita escolar.

En mi aula hay 25 estudiantes, más mujeres que hombres, y esto no es algo nuevo. La profesora nos avisó que escogiéramos una pareja para sentarnos en el autobús, por lo que era cuestión de elegir entre mis compañeros a cuál sería el mío. Fue muy divertido observar cómo las chicas se repartían las parejas ya que hay grupitos de "mejores amigas" y se emocionan muchísimo.

Soy parte de ese grupito, diría que el único chico que está muy unido a un grupo de chicas. Entonces, como éramos seis. Al final de la selección, quedamos Patricia y yo. No somos muy cercanos como con el resto, pero eso no tenía por qué ser algo malo. Así que después de preguntarle si le parecía bien, ella accedió a sentarse conmigo.

En el día del paseo, fui con poco interés por el qué haríamos durante toda la visita. Estaba pensando en qué música me descargaría para escuchar durante la ida y venida en el autobús. Así que era probable que alguna cosa, como mi cuaderno de apuntes o cartuchera se me olvide.

Cuando llegué al colegio, vi una cola larguísima de estudiantes a un lado del autobús. Patricia es más puntual que yo por lo que nos colocó entre los sextos para subir, al llegar la saludé y tuvimos una pequeñísima conversación.

M: Hola, Patricia. Disculpa la demora.

P: Hola, no te preocupes, no llevamos mucho tiempo esperando.

M: Está bien. /volteé a ver al resto porque pensé que solo conversaríamos eso, pero sentí un toque en mi hombro/

P: Oye, ¿En qué parte te gustaría sentarte? adelante, en medio o atrás.

M: /No me importaba, pero al ver su mirada intuí que a ella sí/ Pues... me da igual, escoge tú, yo te sigo.

P: Vale.

Después de esperar unos cuantos minutos al resto de mis compañeros, abordamos el autobús. Patricia se encargó de escoger en qué parte iríamos sentados y se sentó casi al fondo, en el lado de la ventanilla, por lo que la seguí y me puse cómodo al lado.

No era la primera vez que salíamos todos los del salón a una excursión, para primavera solíamos ir a algunos clubes en Chosica, un distrito de Lima. Allí hace un clima muy bonito y más las diferentes actividades como nadar, manejar cuatrimotos, participar en gincanas y entre otras, los convertían en un paraíso para los estudiantes.

La profesora antes de partir nos dio las indicaciones que debíamos de seguir durante la visita al museo. Yo me había puesto los audífonos y poco escuché de esta. Pero, Patricia estaba atenta por lo que más adelante me comentaría sobre qué se puede y no se puede en lo que dure la visita.

Patricia no llevaba audífonos ni un móvil, me parecía algo extraño ya que todos aprovecharon la oportunidad para llevar los suyos. Ella estaba sentada, viendo por la ventanilla. Yo no pasé por alto esto y pensé que para que no sea aburrido el viaje sería bueno conversar un poco. Y una manera de romper el hielo fue decirle:

M: ¿Puedes abrir un poco la ventanilla? Tengo algo de calor.

P: Claro, intentaré abrirla. /tras unos intentos, no lo logró/.

M: ¿Puedo?

P: Sí. /Me acerqué un poco a Patricia y tras unos jalones , la ventanilla se abrió más que suficiente/

M: Listo, muchas gracias. /Tras unos segundos de pausa, mientras me acomodaba de nuevo en mi asiento, le pregunté muy sutilmente/ Por cierto, ¿Qué has traído para almorzar? Tengo entendido que después de la visita al museo iremos a un lugar a descansar.

P:  Mi mamá me preparó pollo frito, con arroz y papas.

M: ¿Enserio? Qué afortunada. Yo he traído propina por si venden algo por allí.

P: Ah... está bien. 

M: Y...¿Has traído tu móvil?

P: No, lo dejé en casa.

M: Vaya... Ayer descargué música nueva en mi móvil, ¿Te gustaría escuchar también? Podemos compartir un auricular cada uno.

P: A ver, ¿Qué música escuchas? /Le ofrecí un audífono, y empecé a mencionarle los nombres de las músicas por si alguna reconocía/

M: Está la de Celofán de Babasónicos, Long Gone de Phum Viphurit, La chispa adecuada de Héroes del silencio, Labios rotos de Zoé,... /Seguí mencionando hasta que se detuvo en una música clásica. Me sorprendió ya que pocos escuchaban este tipo de música/

P: Esa, esa está bonita, no la cambies. /Se sentó un poco más cerca para que no se le cayera el auricular de la oreja/.

Durante todo el camino, escuchamos música y solíamos parar porque le hablaban algunas de sus amigas, porque se bajaba el cierre de la casaca por el calor o porque se empañaban sus lentes y debía limpiarlos.

Patricia es una chica muy simpática, no me había percatado de ciertos detalles hasta ese día. El perfume que usa huele muy bien. Su tono de piel es muy claro por lo que es inevitable no observarla muy detalladamente al estar tan de cerca.

Cuando estuvimos cerca de llegar al museo, la profesora avisó que nos alistáramos para bajar y que no olvidáramos nada dentro del autobús. Patricia se sacó el auricular y me lo devolvió agradeciéndome por escuchar música juntos. Ella terminó de alistarse antes que yo, por lo que decidió bajar primero. Como estaba sentado al lado del pasillo, volteé mis piernas para que pueda salir. Al ser tan estrecho el espacio por donde saldría, su trasero estuvo en contacto con mis piernas durante unos segundos. Disimulé como si nada hubiese sucedido pero mi corazón estaba latiendo muy rápido, solo agaché la mirada y me apresuré a guardar mis cosas.

Al bajar todos, Patricia me esperó y formamos grupo junto a otros tres ya que la profesora nos ordenó en grupos de 5 para que no nos separáramos y cualquier cosa que pasase le pudiéramos avisar. Ingresamos y empezamos el recorrido con unos guías del museo.

La visita escolar de Máximo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora