Prólogo

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Amanecer de otro día en las tierras de Valdivia, los rayos del sol cubrían los exteriores del liceo "Desarmando Pinos", un edificio en frente del centro comercial de Valdivia en el que un día hacía ya incontables años se formó el culto al único y verdadero dios Maxi, un ser divino que por voluntad propia bajó del cielo a la tierra para convivir con los seres mortales a los que llamaba humanos.
El establecimiento se había vuelto un centro turístico para todo aquel que quisiera conocer la historia del aclamado dios, aventuras sin fin se narraban dentro de las paredes del liceo; La circuncisión de Robertito siendo la más sonada entre los seguidores.

-El día del payaso.
Fueron las palabras que abrieron la conversación entre dos adeptos a lo que el otro respondió con un asertivo:
-¡¡Conchetumare!!
Uno de cabello liso llamado Francisco y otro de cabello rizado llamado Aramir, ambos amigos y adeptos al culto del dios Maxi los cuales habían empezado su día con su habitual (y bastante peculiar) saludo, sin embargo el día a penas estaba empezando y esos no serían los único adeptos en saludarse ese día.

-Wena cabros.
Abrió la entrada de otras dos personas un chico de tés morena y cabello negro llamado Vicente junto a otro joven alto y corpulento de ojos achinados conocido como Kim.
-Hoy planeábamos hacer un torneo con el Joshua ¿Se apuntan? -preguntó el moreno con expectativas sobre la respuesta que podría recibir...
-Por supuesto, pero no te vayas a enojar si gano.
Alegó Aramir con una sonrisa de oreja a oreja siendo correspondido con una gran mueca de desagrado de parte del contrario pelinegro.
-¿Dónde será? -preguntó el joven Francisco también conocido como Don Fosox.
-Va a ser en la biblioteca, piola -respondió de vuelta el Kim, asertivo cómo siempre.

Al cabo de un par de minutos ya todo estaba acordado, Francisco y Aramir habían aceptado la invitación al torneo organizado por Vicente y Joshua, al fin y al cabo ellos no tenían planes para después de clases... O al menos eso creían ellos.

El día había transcurrido normal como cualquier otro, las clases en el liceo aburridas y monótonas, lo único interesante y que valía la pena en ese lugar eran los fugaces encuentros sociales que se efectuaban en el patio N°1 "Patio de Los Callados", sitio en el que habían transcurrido la mayoría de anécdotas y aventuras fantásticas que ocurrieron alguna vez en el liceo. Sin embargo la monotonía y tranquilidad de las clases habían sido brúscamente interrumpidas por un grito, un gran alarido que fué rápidamente reconocido por las personas en el salón de clases.

-¡¡El Ara!!

El chico de cabello rizado había salido del salón para usar el baño, sin embargo ese grito anunciaba que no se iba a presentar en clases. Rápidamente el grupo de fieles partieron raudos saliendo del salón de clases buscando apresuradamente a su compañero por todo el liceo, encontrándose con otros 3 seguidores fieles como cualquier otro hacia el dios Maxi.

-Qué chucha pasó, escuchamos al Ara gritar -preguntó inquieto el más bajo del trío, Esteban.
-No lo sabemos wn pero nadie lo encuentra -alegó Francisco preocupado.
-¿Vieron en la entrada? ¿O la biblioteca? -preguntó Joshua con notable preocupación, siendo respondido con una negante agitación de cabeza de parte de Vicente.
-Vamos entonces, no pudo salir del liceo -dijo el más alto de los 3, Cristobal, a lo que el pequeño grupo emprendió rumbo hacia la entrada del edificio con prisa, esperaban poder encontrarlo pronto...

Pero al llegar a las puertas de entrada, la postal que se plasmó en los ojos de todos los dejó helados y completamente paralizados.
Aramir yacía desvanecido, desplomado sobre los brazos de un hombre, una figura sonriente que los veía a todos y a la vez a ninguno, completamente decidido a no soltar el cuerpo del joven de cabello rizado.
-N-no puede ser...
Finalmente el silencio fué roto por Francisco, el cuál no podía creer el escenario que estaba ocurriendo en frente suyo, más sin duda esa situación estaba ocurriendo.
-Lo siento amigos, creo que le dí un susto de muerte.
El hombre empezó a reír enternecido por las personas en frente suyo, y faltaba más puesto que siempre reaccionaban de la misma forma los días en los que pasaban el tiempo juntos.
-¿Dios...?
-Maxi...
-Volvió...
El murmurar de la multitud fué rápidamente callado por otro grito del recién despertado chico en brazos de una deidad.
-¡¡HA VUELTO!!
El susto hizo que el divino hombre soltara al joven por mero reflejo, seguido de un montón de gritos y aplausos de alegría proveniente de sus adeptos, finalmente el dios de dioses, el único dios verdadero, el dios Maxi, había vuelto.

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