Capítulo 3: El bosque del dragón

16 5 1
                                    

Maxi yacía tendido sobre el suelo húmedo, despertando de manera repentina debido a que Francisco, su receptáculo de la Determinación, lo estaba sacudiendo con fuerza.

-¡Maxi, despierta weon! -el aludido no dejó de moverlo hasta que finalmente vio los ojos chocolate de su dios abrirse.
-¿Qué... Fosox? -el joven Maxi levantó su torso haciendo a un lado a su amigo, viendo el inmenso campo de pasto gris en el que habían despertado-. Oh... Ya recuerdo.

Francisco ayudó a su amigo a ponerse de pie para luego llevar su vista al enorme páramo sin fin en el que se encontraban.

-¿Crees que encontremos a nuestros amigos por aquí?
-No lo sabremos si nos quedamos aquí parados.
-Tienes razón, andando.
Y así el par de amigos, alumno y maestro, adepto y dios, emprendieron su camino bajo el cielo nublado intentando divisar alguna ciudad o pueblo en el cuál pudieran hallar a sus amigos o al menos una pista de estos, pero nada, solo kilómetros y kilómetros de césped muerto hasta dónde llegaba su vista. Ambos estaban completamente cansados y hambrientos, habían perdido la cuenta de las horas que habían pasado desde que empezaron su andar, sería mucho más triste para ellos si supieran que solo habían caminado por media hora.

-Maxi... Creo que estamos yendo en círculos... -jadeó un cansado Francisco.
-No sabría decirte eso... Todo a nuestro alrededor es igual... Muero de hambre...
-Yo igual... -el estómago de Francisco lo interrumpió con un sonoro rugido, haciendo que este se avergonzara por esto-. ¿No puedes crear comida con tus poderes?
-Lo siento Francisco, aún no tengo acceso a mis habilidades divinas.
-No perdía nada con preguntar -sonrió el músico algo apenado, sin embargo el hambre que sentía era demasiada, no había tragado nada además de saliva desde que recuperó sus recuerdos, rogaba porque un milagro le llevara a algún lugar que no fuera ese fúnebre campo gris.

Pero sus pasos fueron detenidos por un enorme rugido que hizo temblar el suelo, un alarido equiparable al del receptáculo de la Determinación.

-¡¿Fosox?!
-¡Yo no fuí!
Ambos amigos miraron hacia el cielo para intentar divisar la fuente del ruido, una criatura gigante se cernía por encima de ellos, una bestia alada con una silueta parecida a un murciélago del tamaño de una cancha de fútbol se podía divisar por sobre el cielo nublado, definitivamente era una señal.

-¡Sigue a esa bestia! -exclamó Maxi mientras comenzaba a correr intentando no perder de vista al gigantesco monstruo que volaba sobre ambos-. ¡Probablemente ese animal sea igual al monstruo en la ciudad en la que te encontré!
-¡Entiendo! ¡Sé lo que tengo que hacer!
Francisco apuntó sus manos hacia el suelo y chasqueó sus dedos al mismo tiempo para lanzarse contra la bestia en un gran estallido sónico que lo impulsó hasta las nubes, permitiéndole divisar con más detenimiento a la bestia.

-¡¡Es un dragón!! -gritó Francisco desde los cielos mientras llenaba sus pulmones de aire dispuesto a dar un golpe mortal antes de que el dragón pudiera contraatacar.
-¡¡Fosox, espera, no dispares!!
Estas palabras fueron poco más que inútiles ya que Francisco había soltado su grito sónico justo en dirección al dragón, impactando en una de sus alas y haciendo que su vuelo se viera perjudicado.

-¡Demonios! -maldijo Maxi al ver cómo el dragón se alejaba gritando de dolor y perdiéndose en el horizonte.
-¡Lo siento! ¡Actué sin pensar! -exclamó Francisco al caer de rodillas junto a su dios-. Yo... Pensé que si lo atacaba podría aparecer otro portal como el que nos trajo aquí...

Maxi suspiró profundamente mientras le daba una pequeña palmada en la espalda a su seguidor para que se levantara.
-Que esto te sirva de lección amigo, no actúes de manera impulsiva o podrías cometer un grave error.
-Justo cómo el de ahora...
-No te mortifiques por esto y enfócate en enmendar tu error, sigamos a ese dragón.
-De acuerdo.

Maxi God OdysseyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora