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Se dice que el mar es peligroso, que es un lugar el cual se debe de explorar con suma precaucion y con todos los elementos necesarios en el caso de algún accidente. Qué es un lugar infinito y que ni siquiera el ser común y corriente ha sido capaz de explorarlo en su totalidad.

O bueno... Eso es lo que dicen aquellos que se han atrevido a navegar por esos rumbos. Tanto piratas como ladrones han llegado a fanfarrónear cuán peligrosas criaturas se encuentran por allá.
Pero no cualquier criatura... Sino de aquellas criaturas de las cuales se leen tanto en los cuentos o libros viejos sobre fantasía y cosas inexistentes.

"Las sirenas son hermosas pero peligrosas" dicen aquellos hombres agresivamente a aquellos que suelen escucharlos con atención en los bares.
"Son criaturas que con su belleza te atraen y enamoran" comentan.

"PERO DEBES DE SER PRECAVIDO!" y es allí donde todos ponen más atención al relato de aquellos valientes hombres.
"¡¡Si caes en su trampa... Ellos te tomarán en sus grandes manos y te llevarán al fondo del mar!!"

Y todos dejan salir un jadeo de horro ante aquello.

"Las sirenas son criaturas peligrosas y horrendas" comentaban aquellos seres humanos; mientras sus manos sostenían aquellas largas y hermosas aletas de sirena que cortaron de algúna pobre criatura que cayó en la trampa de aquella tripulación.

El mar en infinito, de eso no hay duda. Y las criaturas que habitan este lugar lo son aún más. En un mundo de piratas y ladrones, reyes y doncellas, un mundo donde todo parece ser sacado de un cuento de hadas era obvio que cualquier cosa que uno pudiera imaginarse tal vez si exista... Pero no los han descubierto aún.

Y puede que aquellos piratas no sean capaces de navegar las profundidades... Pero existen criaturas que si. Y estas criaturas son las mismas de las cuales aquellos alardean tanto.
Existen una infinidad de especies de sirenas, unas más hermosas que otras y también los hay más peligrosos que otros.
Estas criaturas son seres curiosos e inteligentes, doblando de tamaño a un humano común y corriente, razón por la cual son temidos por muchos.

Pero aquello no es impedimento para una sirena en cuestión, uno que le gustaba ir y venir por todo el mar, aunque los de su especie se los impedía en su mayoría de veces.

Horacio era una sirena hermosa, con una cola color rosa cuyas escamas podían reflejar hermosos colores como si de un arcoiris se tratase. Su peinado consistía en una llamativa cresta color azul, sus singulares colores que parecían unas esmeraldas de distintas tonalidades, orejas singulares y su piel bronceada contrastaba con todo lo anterior.

Pero si algo llamaba realmente la atención en aquel ser y a su especie en sí, era las hermosas y largas aletas que decoraban el final de su cola.
Cuatro hermosas colas que llamaban la atención a donde fuese que nadara, la cual consistía en dos hermosas aletas de color rosa las cuales eran largas pero no tanto como las otras dos, que eran de un llamativo color azul al igual que su cabello.
Están estaban hermosamente onduladas, y difuminadas de un llamativo color violeta.

Sin duda era un ser hermoso, del cual los pocos seres humanos que habían llegado a verlo no podían dejar de pensar en su belleza y buscarlo con el fin de volver a verle.

Pero Horacio; su nombre, podía ser alguien curioso y algo extrovertido, pero siempre era precavido en no  acercarse a los humanos.
Todas las sirenas, trítones y demás especies parecidas sabían que esto era una regla no dicha verbalmente en su totalidad.

"Jamás hay que salir mucho tiempo del agua, mucho menos su hay humanos cerca"

Pues el que estos estuvieran al acecho de su especie y hasta el más pequeño ser que viviera en el mar no era ningún mito o leyenda.
Era una realidad, una triste y jodia realidad.

Pero para mala suerte de Horacio, estos le habían visto en una de sus excursiones a las playas de los humanos. Haciendo que le atacaran con balas, cuerdas, picos y ganchos. Logrando que uno de estos rozara con su brazo, no haciéndole mucho daño, pero si logrando sacarle sangre.

Por lo que nado y nado, alejándose lo más posible de aquellos aterradores humanos. Llegando sin querer a una cueva en una alejada  y pequeña isla, o eso creía el, pues nadando más y más por quella cueva se dio cuenta que por dentro era un hermoso lugar donde podría ir cada que necesitase huir o despejarse. Era un lugar hermoso y solitario...

O al menos eso pensaba el.

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