luzu había sido desleal a quackity.
la dulce traición que él había puesto en marcha no le había dado más que sufrimiento y dolor. le había entregado todo su amor y confianza, pero él había decidido traicionarlo.
el veneno de sus planes comían sus i...
el suave susurro de una voz rota se escuchó en la soledad de la casa. es sus manos había un bonito vaso de vidrio que estaba lleno un cuarto más de lo normal.
con cada segundo que pasaba, un terrible pensamiento llegaba a su cabeza, miles de terribles escenarios hacían a su corazón llorar. la creciente ambición por tener poder lo había cegado completamente, la rabia recorría cada centímetro de su cuerpo, el humo del buen cigarro que se encontraba en su boca nublaba toda clase de pensamientos razonables.
su corazón latía suave dentro de su pecho, con la esperanza de volver atrás y que el estúpido de luzu nunca hubiese intervenido en sus planes de alcaldía... tal vez hacerlo su primera dama en vez de rubius, todo sería posible, pero ahora se quedará con la duda.
las pequeñas alas que nacían justo en la parte de atrás de sus orejas se erizaron, cada pluma dorada que se encontraba allí se alzó al cielo sintiendo que algo sucedería. su respiración se cortó por uno segundos quedando impresionado al escuchar el teléfono sonar por toda la casa.
— quackity, dulzura..., un gusto hablar contigo esta noche.
— maldito seas, borja.
y antes que el de cabellos chocolate pudiera tratar de entablar una conversación, el pequeño pato ya había colgado.
gritó lleno de ira, odiando como a pesar de lo que había pasado, luzu tenía el descaro de seguir coqueteando como si no le hubiese hecho una herida en lo profundo de su corazón. ni siquiera terminó el último tramo de whisky que quedaba en el vaso cuando lo estrelló contra la pared de piedra que se encontraba a su derecha.
ni siquiera lo pensó mucho, solo golpeó el piso donde había caído cada pedazo del vidrio que el detallado vaso, cada uno de ellos se enterró en sus manos y brazos. no sabía que dolía más si las heridas que sangraban sin parar o los estúpidos sentimientos que todavía guardaba su corazón.
oh, esto no se quedaría así porque sí.
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luzu estaba sentado en un banco en la pequeña plaza de karmaland. habían muchas dudas que no le dejaban en paz, amaba esto, pero se estaba cansado de una forma aburrida.
— ¿escucharon lo que sucedió? fue un desastre, quién diría que el héroe de corazón de oro ha traicionado a su buen amor.— había dicho una dulce mujer que horneaba el pan que vendería esa mañana.
— pues yo no lo veo así, luzu realmente se merecía la alcaldía, lo único que me preocupa es las terribles cosas que debe estar maquinando el joven mexicano... no me da buena espina.— le respondió su esposo con suavidad mientras preparaba la masa para las tartas de fresa.
"¿qué pasará con ellos? ¿acaso no lo amaba lo suficiente? ¿qué clase de hombre prefiere el poder antes que el amor? ¿el joven azabache se vengará?"
al parecer brotaban miles de preguntas con respecto a ellos dos, pero en realidad a él no le gustaba hacer balance, si estaban bien o no, eso ya era problema de ellos, no del pueblo. cada cosa que pasaba no era nueva, habían tenido problemas por aquello, ya habían probado aquel pedazo de infierno. quería que volviera a ser como antes, ¿pero debía decírselo? nah.
vio las horas pasar y con ellas su tranquilidad. su mente seguía divagando, pensando si podría salir de aquella penumbra del mundo que él mismo se había tomado el tiempo de crear. tal vez se siente triste, tal vez se siente vacío, pero no podía mirar atrás aunque la paranoia de la soledad le respiraba la nuca.
estaba solo y había perdido a la mayoría de sus amigos, pero aún se decía a sí mismo que no era su culpa, era culpa del resto al no entender sus decisiones. él es único en su tipo, sabe que nadie arriesgaría todo el amor por algo tan insignificante. un segundo, ¿había necesidad de hacer todo ese escándalo? oh, al parecer si chico era un mal llorón, pero mentía muy bien y eso era fascinante a su vista.
sin darle mucha vuelta al asunto, se levantó de la cómoda banca y se dió cuenta que había pasado toda la tarde allí sentado, soltó una suave risilla ante su estupidez.
su casa se veía vacía desde lejos, recuerda que antes siempre cuando llegaba a esa hora de alguna arriesgada misión, la chimenea estaba encendida y el rico olor a postres recién hechos rodeaba su campo, recuerda que desde su ventana podía observar a un bonito chico con alas cantar esperando paciente y con alegría su llegada. pero ahora solo veía las antorchas brillar solamente para que pensaran que estaba allí y la sola sala sin ningún alma que pudiera alegrarla.
al abrir la puerta, un sobre robó toda su atención. era un carta, pero no de cualquier héroe o habitante, era de su quackity.
" ✉️ → break (up) with you ♡"
— te dije que no te preocuparas, pero tal vez sea una mentira. cariño, ¿cuál fue tu prisa? ¿a donde te fuiste? sabes que ni iré a buscarte, no puede perder mi última vida. dijiste que me amarías, pero no me advertiste que ibas a romperme, te lo preguntaré otra vez, ¿a donde fuiste? ya no me interesa, tengo frío...
ojalá pudiera rescatarme el día que te conocí, pero jamás llegaré y si lo hiciera no me detendría, porque realmente te amo, ya no me importa si es mentira.
no me arrepiento de nada y las dirás palabras que te dije ese día no eran ninguna advertencia, eran amenazas. mi corazón estuvo por un largo tiempo atrapado en la oscuridad, es increíble lo rápido que lograste sacarme y lo bruto que fuiste para dejarme caer de nuevo.
no te reconozco, no sé quien eres ahora... me alegra porque tarde o temprano tú también tendrías que conocerme y juro que sabrás quien soy.
en mi mesa hay dos hojas color beige, una dice lo mucho que te amaba y la otra cada una de las cosas que haré para destruirte, no sé cuál me gusta más.
me daré el placer de verte suplicar por tu vida, por un poco de piedad mientras te desangras de forma patética bajo mis pies. aún con tu respiración agitada, abriré tu pecho y comeré tu corazón, estaré feliz de disfrutar el terrible sabor a podrido que tendrá, porque todo tu ser no era más que una máscara que ocultaba el asqueroso ser que eres... me he enterado de varias cosas y realmente odio saber que alguna vez te prometí amor eterno.
para mi ahora solo eras una persona que solía conocer, no te afectan mis sentimientos o las concecucias de tus acciones, eres repugnante. no esperes nada de mí porque fuiste tú quien me enseñó a amar para luego desecharme de la forma más dolorosa posible.
juro con mi vida terminar contigo. porque aunque mi corazón añora tu presencia y amor, mi mente sabe que estás muerto para mí.
con amor, alex quackity. ♡
con sus ojos ardiendo en llamas y su corazón explotando en dolor, terminó de leer aquella carta. las ganas de llorar al ver que su buen amor se desvanecía en el presente y saber alguna vez en el pasado vivía como una llama ardiente, dolía malditamente mal. su mirada gacha al saber que no queda nada más que hablar, ya no hay solución.
quackity le había dado todo su amor y esperanza, luzu lo alejó al no saber cómo explicarle la verdad.
— amor, amor… por favor no te vayas, te amo tanto, cariño.
porque el sol le había dado todo su amor a la luna, pero la luna no sabía cómo amar. y el sol... congeló su corazón, se cerró ante las estrellas para no tener que mostrar lo herido que quedó por su amada luna.