O4 : one last kiss

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quackity tenía su mirada fija en espejo, el azul royal realmente le quedaba bien. sus manos temblorosas delinearon su cintura envuelta en el corset y sus dedos curiosos arreglaron el pañuelo de su cuello.

se colocó el saco y posó firme frente al espejo.

guiado por sus pensamientos tocó la marca de su pasado pensando si era correcto lo que haría, ya no había vuelta atrás, pero aún se cuestionaba si era lo que quería. su impulso de acercarse a la oscuridad solo por un deseo egoísta lo estaba consumiendo vivo, sin embargo a pesar de que nunca llegó allí, ese monstruo lo jaló hasta el infierno del rencor y la venganza.

el veneno de sus planes comieron sus intestinos, su corazón no lo deseaba, pero su mente lo anhelaba, lo buscaba porque él realmente lo había lastimado.

volvió a ver su imagen en el espejo logrando observar sus ojos apagados, sin ninguna estrella que los hiciera brillar. con su rostro neutral sin mostrar alguna emoción, parecía no tener fuerza ni siquiera para sonreír, bufó agotado arreglando su bonito gorro y se dió cuenta de que ese era el quackity que solo él conocía, porque sólo él sabía lo que había en su corazón.

parpadeó un par de veces confundido ante sus pensamientos y luego hizo la prueba.

sonrió de manera forzada fingiendo emoción. sus ojos brillaron en dulzura, actuando como un pequeño e inocente niño manipulando a otros por un dulce. sus manos se entrelazaron, apretaditas muy juntitas en su pecho. era tierno, suave y se veía tan feliz.

— patético...— murmuró con asco observando su imagen, analizando que así era como el pueblo lo veía.
un dulce ángel que alegraba el día de todos pero en realidad era todo lo contrario, porque por dentro estaba igual que luzu; tenía deseos egoístas y no le importaba pisotear a otros para lograr su cometido.

quackity les demostraría a todos que era más que una cara bonita. nadie le quita lo que deseaba. esto sería por su orgullo, por la traición y por amor.

miró a su alrededor y allí en la peinadora un bonito crucifijo de oro llamaba su nombre a gritos, él la tomó con algo de nostalgia y se la colocó, amando como quedaba colgada en su cuello, recordando sus raíces siendo esta una joya familiar.

— pues mira nomas...— dijo con picardia dando vueltas en su lugar— estoy bien guapo.

tomó la máscara de diablo y con una última mirada, salió de su casa directo al ayuntamiento.

con su mente maquinando y su boca tarareando una suave melodía, caminaba por el sendero directo al pueblo. fingió no escuchar los murmullos y comentarios de los habitantes, de verdad trató de no darle importancia, pero le gustó cómo hablaban de su relación con luzu o lo incierto que era su futuro.

de camino se encontró con alexby, el joven religioso del pueblo.

— dios me guarde.— murmuró entre dientes el muchacho al darse cuenta — ¿por qué vas armado al ayuntamiento?

quackity se sorprendió de que alguien notara el revólver se encontraba en su cintura, sonrió cuando el enano siguió hablando como un parlanchín malhumorado.

— espero que dios pueda perdonar todos los actos que cometerás con ese objeto del diablo.

el azabache soltó una risa y colocó su brazo alrededor de sus hombros— no me vengas con esas mamadas, alexby, llevo a dios conmigo. ¿no lo ves?

el tono burlón hizo enojar un poco al padre quien se le pasó al momento cuando notó el crucifijo en su pecho— oh, que dios te siga acompañando, quacks.

solo luzu lo llamaba quacks, solo a luzu se le escuchaba bien ese apodo...

— si vienes conmigo, dios estará abrazándome por detrás toda la noche.— dijo en broma. se sorprendió por la respuesta que alexby le dió.

ilomilo : luckity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora