Seungmin conoce a la hermosa compañera de baile de Hyunjin.
Hay una cita doble.
Era un ritual de Seungmin esperar a Hyunjin cuando saliera de su práctica de baile. Había sido bastante difícil convencerla a qué cumpliera su meta de bailar y la única condición que le puso la chica fue que ella lo esperara al salir.
Seungmin no se molestaba, en verdad. Era solo dos días a la semana y aprovechaba el tiempo para adelantar sus deberes.
Hyun
La clase se extenderá un poco. Entra y espérame dentro para que no te de frío. 😘
Yo
¿Van a dejarme?
Hyun
Ya hablé con la recepcionista.
Seungmin guardó su teléfono en el bolsillo de su hoddie y buscó en su mochila la cuerda se seguridad de su bicicleta. La aseguró junto a la de Hyunjin y entró a la academia.
La recepcionista lo miró y le sonrió.
—Buenas. Yo soy amigo de Hyunjin —dijo Seungmin.
—Ah sí, ella pidió permiso para que te dejara entrar. Está en el salón 8, en el segundo piso al fondo.
Seungmin asintió y subió las escaleras buscando el salón indicado. Cuando llegó, pudo ver a varias chicas tomando un descanso. Seungmin esperaba que ya hubiese acabado, en verdad no quería...
—Oye, pervertido —una voz femenina sonó a su espalda. Seungmin se sobresaltó y giró para mirar a una chica. Seungmin se quedó paralizado ante lo que podía creer que era la chica más hermosa que alguna vez había visto en su vida (y ya lidiaba con Hyunjin que era bellísima). Cabello castaño un poco rizado amarrado en una coleta y ojos marrones que le lanzaban una mirada molesta.
Aunque una cabeza más baja que él, el aura que despedía esta chica era inmenso.
—Yo...
—¿Quien te dejó entrar para que estés observando a mis chicas?
—No, yo no... —Seungmin se sentía sin palabras.
—Es mejor que te vayas antes que llame a seguridad.
—Enserio, yo no... —la puerta del salón se abrió.
—¡Seungmin! —la voz sonora de Hyunjin hizo que el corazón de Seungmin, que ya tenía en la garganta, volviera a su pecho. Hyunjin miró sobre el hombro de su amigo y le sonrió a la mujer—. Minho unnie, es mi amigo. El que te dije que me venía a buscar.
—Estaba mirando como un pervertido...
—¡No lo hacía! —exclamó Seungmin—. Enserio, no lo hacía. Solo estaba buscando a Hyunjin.
El ceño de Minho aún se fruncía. Pero luego la chica miró a Hyunjin y su mirada se suavizó. Nadie podía resistirse a Hyunjin.
—Está bien. Entra, pero no interrumpas nada.
Seungmin asintió y se sintió jalado por Hyunjin. No prestó mucha atención a su amiga solo pendiente a la hermosa mujer.
Minho. Minho.
