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Esos ojos color avellana me observan fijamente, la vida desvaneciéndose de ellos, la sangre corriendo por sus labios y formando un charco a su alrededor, inerte, frío, muerto.

Pensar en el cómo ocurrió esto me deja perdida, todo estaba bien, todo era muy bueno, perfecto... Tenía que ser un engaño...

Una parte de mí lo sabía, solo quería ignorarlo...

"Mientras más ignoramos, más felices somos..."

Fui ingenua ese día por querer ver lo que deseaba y no la verdad... la verdad oculta en sonrisas falsas... la misma falsedad que utilice yo cuando todo comenzó...

<<11 horas antes del  asesinato>>

Mi vestido negro, vino tinto y dorado se cierne a mi piel y la brisa helada entumece mis manos.

Una vida por una vida- la vos masculina a mi espalda me hace abrir los ojos ante el atardecer- debo decir que me impresiona señorita Stongery.

Y yo debo decir que usted es insistente príncipe Nicolás- digo.

Su risa resuena en la tranquilidad de la colina en dónde estamos.

Los colores violeta, rosado y azul pintan el cielo con una exquisita armonía y las nubes se ven perfectas en ellas.

Hermoso- dice mientras alza la vista.

El cielo siempre lo es- respondo perdida en los colores.

Tienen eso en común- dice mirándome fijamente, aclaro mi garganta.

¿Cómo sabe mi discurso? Ayer no estuvo presente- trato de combinar el tema mientras veo a los guardias que nos custodian a una distancia prudente.

Así que me busco y por eso sabe que no estuve- dice con burla y puedo sentir mis mejillas calentarse.

<< ¿Por qué me sonrojo?>>

Aprieto mis labios

Hagamos algo señorita Stongery- declara posándose frente a mí, sus ojos fijos en los míos- usted me dice si le gusto mi regalo y yo... Responderé a su pregunta.

Lo veo a detalle, es un hombre de gran atractivo, lo acepto, su cabello cae sobre su frente, mientras abismo de sonrisa se dibuja en sus labios carmesí, unos ojos negros posados bajo dos cejas gruesas me observan y un traje azul oscuro mezclado con dorado se ajusta a sus músculos haciendo lucir a su piel blanca inmaculada.

Cualquier ser humano se asombraría por sus buenos rasgos, además de que su ser desprende un aura dominante e intimidante, pero a mí no, para mí es solo otro hombre más.

¿Qué dice?- pregunta ante mi silencio.

Alzo mi mano con la daga desenfunda y lo apuntó con ella, los guardias de uniforme azul que lo custodian toman posición de ataque ante mi acción y los guardias de traje negro solo sonrien, pero tienen las manos en los seguros de sus armas.

Es una hermosa daga señor Volks- digo con una sonrisa, él hace un gesto a los guardias que ocasiona que bajen sus armas y se tranquilicen.

Tomaré eso como que le ha gustado señorita Stongery- dice con una sonrisa mientras con un dedo aleja la daga de su pecho y toma mi muñeca en su mano.

Bien, ya aclarada su duda... Creo que debería aclarar la mía ¿No le parece?- se acerca a mí haciendo que alcé mi rostro para observarlo, sus dedos acariciando la piel de mi muñeca.

Tiene razón señorita Stongery- dice en un susurro acercándose a mi oído- así que... Respondiendo a su pregunta... Podría decir que tengo mis contactos.

Las Sombras de la corona: del fuego a las cenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora