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 La noche continuó entre risas y sonidos de asombro por la cantidad de cosas que Jimin y Jungkook tenían en común. Ambos estudiaban en la misma facultad, su película favorita era Enredados y trabajaban medio tiempo o cuando podían con sus padres; Jungkook atendiendo su minimercado y Jimin en el guardarropa del salón.

—¿Entonces tus viejos son dueños del salón?

—Sí, el terreno era de mis bisabuelos y le quedó a mi mamá. A ella se le ocurrió venderlo o convertirlo en algo más, y aprovechando que ella es organizadora de fiestas y papá es arquitecto decidieron convertirlo en un salón de fiestas. Hace, irónicamente, quince años que está vigente. —Dijo mirando a un punto fijo, nostálgico. —Las noches que mis abuelos o mis tíos no nos podían cuidar Yoongi y yo nos quedábamos en las fiestas. Mi mamá se encargaba lógicamente de preguntar si había algún problema y nunca lo hubo. Nos dejaban comer en las mesas del staff, por eso Yoongi y yo conocemos a todas las personas más grandes del personal. A medida que crecimos dejamos de venir para tener niñeros y empezamos a quedarnos para colaborar.

—Es increíble, presenciaste y participaste de más fiestas q toda mi familia junta. —Dijo Jungkook asombrado. —Seguro fue divertido pasar tanto tiempo en eventos así.

—Más o menos, a veces me quedaba dormido. Las veces que no, ayudaron a que conociera literalmente todas las canciones de cada época. Te puedo cantar y bailar Luis Miguel o Los Wachiturros. —Se rieron mientras terminaban el plato de entrada y veían cómo la gente se paraba para acercarse a la pista de baile, que era básicamente un pasillo enorme que separaba las mesas de un lado y del otro permitiendo que te acercaras al escenario.

—Jimin —Dijo Jungkook llamando su atención. —, ¿querés bailar? —Le preguntó parándose y ofreciéndole su mano.

—Ay, pero ahora pasan todas las canciones que son remixes y se llena de pibitos. Me siento viejo cuando estoy cerca de ellos.

—Jimin, por favor, no debés tener más de 20 años.

—Qué amable de tu parte, pero tengo veintidós años y tengo que cuidar mis rodillas si quiero participar en la muestra de fin de año.

—¡¿Veintidós?! Podía jurar que tenías veinte como yo

—¿Te molesta que sea más grande? —Preguntó Jimin con una sonrisa coqueta.

—Para nada, podés enseñarme cosas que no sé. —Contestó Jungkook con una sonrisa similar mientras se acercaba a la cara del rubio sin despegar los ojos de sus labios.

—Hay gente que está comiendo por acá. —Yoongi los interrumpió llevando a su boca el tenedor con una bolita frita de papa.

—Uy, malhumorado, dejalos. Vení, vamos a bailar. —Taehyung lo agarró del brazo y lo arrastró hasta la pista de baile sin importarle todas las quejas que el más petiso tenía para agregar.

—Bueno, si no querés ir a bailar, ¿qué hacemos? —Preguntó Jungkook volviendo a sentarse junto a Jimin.

—Mhm... podemos ir al patio hasta que sirvan el plato principal. Después del plato principal tengo que volver al mostrador.

—¿Hay un patio? Ni enterado estaba.

—Sip, sólo el staff puede ir. Está decorado a pesar de que sea una especie de depósito, es bastante lindo.

—Dale, vamos.

 Jimin lo dirigió hacia un pasillo bastante largo, pero al llegar al final todo valió la pena. Era un espacio que tenía bastantes plantas verdes bien cuidadas, había luces amarillas colgadas desde varias maderas que daban un toque romántico y el cielo de esa noche no podía ser más hermoso.

 Se sentaron en un sillón doble y Jimin puso una alarma para volver a tiempo al plato principal. Como le había contado antes a Jungkook, todas las jornadas se memorizaba los horarios para saber cuándo podía cenar o despejarse. Ahora entendía qué quiso decir con despejarse.

—Jimin, ¿te hago una pregunta?

—Mandale.

—¿Tu hermano es siempre tan sobreprotector? O sea no es que me de miedo una persona tan chiquita y tierna pero sí me da miedo. —Jimin rio divertido a la confesión del más alto y soltó un respiro antes de continuar un poco serio.

—Hace poco terminé con mi ex y está muy alerta porque no quiere que me vuelva a pasar algo malo. No me lastimó físicamente ni nada, pero Yoongi lo creyó ser más leal de lo que fue. Él era cantante en la banda, pero después de que cortáramos no dijo nada y siguió como si nada con mi hermano y los chicos. En realidad, no se fue voluntariamente de la banda, Yoongi se enteró de que me había engañado y lo echó casi que a patadas.

—Si no te molesta que pregunte, ¿cómo se enteró?

—Los chicos ensayan en casa y por lo general no coinciden con los horarios en los que estoy por allá porque estudio o trabajo. Pero un día volví a casa temprano y cuando lo escuché cantar fui al garage a ver si era real o me lo estaba imaginando. Evidentemente era él, cuando me vio dejó de cantar y se puso nervioso. Yoongi se dio cuenta de que tenía los ojos llorosos y me preguntó qué me pasaba, pero me fui corriendo. Mi hermano me contó que le preguntó a Jongin si sabía por qué estaba así y el muy sorete contestó "nada, lo corneé y se puso como loco".

—¡¿Que dijo qué?! —Dijo Jungkook totalmente indignado y Jimin sonrió por la frustración del pelinegro.

—Sí, un boludo. Nadie dijo nada hasta que Yoongi reaccionó y le gritó que se fuera y nunca más se acercara a ninguno de nosotros. A él también le dolió bastante que Jongin fuera así, no lo creía capaz de ser tan forro. No sólo me lastimó a mí, sino que también les mintió a ellos. Antes de irse les contó que no los necesitaba porque ya hacía meses desde que cantaba solo. Venían siendo una banda por años y se cagó totalmente en su amistad. —A Jimin le temblaba un poco la voz aunque intentara ocultarlo. Jungkook lo notó y agarró una de sus manos a modo de apoyo.

—No sé cómo alguien puede ser tan pelotudo de hacerte algo así. Tengo muy poco tiempo de conocerte, pero se nota que sos una persona súper dulce y buena. No creo que sirva de mucho pero no te merece para nada ese forro, merecés algo mucho mejor. —Logró captar la atención del rubio y estaban ambos mirándose atentamente.

—De cierta forma estoy agradecido de que Yoongi me cuide tanto, sé que no lo necesito porque soy grande, pero de vez en cuando me agarra miedo, me da miedo no poder confiar otra vez en alguien, no poder volver a enamorarme. Bah, ni siquiera estoy seguro de si eso era amor. —Dijo Jimin ahora evitando los ojos de Jungkook, avergonzado.

 Jungkook se quedó mirando al rubio con admiración, con ganas de cuidarlo, queriendo sacarle sonrisas. Con sus dos manos agarró despacio los cachetes del Jimin y se tomó unos segundos para ver de cerca sus facciones. El rubio se había sorprendido, pero no se alejó, en realidad se quedó hipnotizado con los grandes ojos llenos de estrellas del pelinegro.

—Jungkook.

—¿Sí?

—¿Sabías que tenés los ojos más lindos que vi en mi vida?

—Jimin.

—¿Mhm?

—¿Sabías que sos la persona más hermosa que vi en mi vida?

 El sonido de la música se iba alejando, una brisa leve acarició sus cabellos y el tiempo pareció congelarse. Estuvieron largos segundos mirándose, pasando sus ojos desde sus narices, a sus bocas. Estaban acercándose de a poco, acortando la molesta distancia que los separaba. Y suena la alarma de Jimin. Del susto se separaron tan rápido que Jungkook saltó del sillón y cayó al piso. Jimin empezó a reírse sin parar y cuando le ofreció su mano para ayudar al pelinegro a pararse lo tiró consigo haciendo que Jimin cayera sobre él.

 Ya no había risas, había un silencio muy ruidoso que los incitaba a buscar ese beso que se debían.

—Jungkook, tenemos que volver.

—No quiero. —Respondió mirando los pomposos labios del mayor

—Jungkook...

—¿Qué, Jimin?

—Te detesto. —Juntó sus labios en un largo y lento beso al cual el pelinegro correspondió inmediatamente. 

fiesta de xv | kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora