¿¡Rengoku-San?!

« Bueno »

(No me gustaba poner esto [...], Además de que lo veía como sin color o algo, mi hermana me dijo que hiciera un separador pero yo le dije que lo haga ella, y después lo veía, así que hice esto a lo rápida, *Yo digo que ta bien :v* bueno, eso nomás, mejor empezemos con el cap)

Narro io ʕ⁠´⁠•⁠ᴥ⁠•⁠'⁠ʔ

Todos los Rengoku's (o los que quedaban) miraban a la bolita hecha por mantas como se movía, subía y bajaba algunas veces, se escuchaban pequeños sollozos provenientes de el, sus caras eran de pena y tristeza por la persona que estaba ahí.

Así que, de todos los presentes, Kyomi se digno a hablar ya incómodo del silencio.

*Kyomi Rengoku, así será el nombre de mujer, (no sé si en otra historia tiene este nombre por lo que si ven alguna me dicen para cambiarse lo)*

– Kamado-San, ¿Quiere jugar a las escondidas?– Una pequeña cabecita se asomó entre el montón de mantas, tenía los cabellos revueltos para todos lados

Nego con la cabeza suavemente, sus ojitos rojos al igual que sus mejillas ya denotaban lo triste que sentía

– ¿Y quiere comer algo?– Esta vez hablo el de negro, pero obtuvo la misma respuesta

– !Por favor Tanjiro-chan, debe comer algo, hacer algo pero no quedarse así!– Hablo el mitad animal, sus colas se movían inquietas de un lado a otro

– Vamos Joven Kamado, podemos hacer lo que quieras pero no te quedes ahí– acercó su mano a los cabellos burdeos del menor pero, antes de tocarlo, se alejo y volvió a quedarse en aquella bola que hizo

–...–

– Tanjiro, ya no podemos quedarnos aquí, tendremos que partir hoy en la tarde a... Bueno, la casa de "nosotros"–

–¿Y?– Con lo poco de voz que le quedaba, dijo mientras seguía acomodándose en su lugar, el sueño le estaba ganando a pesar de dormir demasiado

– ¡¿Cómo que 'y'? Tenemos que caminar mucho para llegar hasta allá al atardecer!–

– ... Ustedes vayan, yo me quedaré aquí–

– ¡No! ¡Tú irás quieras o no!– Dijo decidido el de Halloween, los demás lo miraban con asombro porque en todo el tiempo que estuvo con ellos fue de los que menos hablo

– No me voy a mover aquí– Tenía una sonrisa divertida en su rostro, ni siquiera Inosuke podía moverlo y eso que siempre hacia ejercicio de fuerza con rocas pesadas

– ¿Quieres ver?–  Se paró

– Inténtalo, no lo lograrás–