¿¡Ustedes que!?
Al bajarnos del avión, sostuve con fuerza la mano de ____. Estábamos de vuelta en Inglaterra, desde ese momento comenzaría nuestra vida juntos.
Cuando salimos, un grupo de personas con carteles coloridos nos esperaban, allí vimos a Jamie, Joe, "Dylan", Taylor, Jaden, las chicas, mi madre, mis suegros y Holly. Corrimos juntos a abrazarlos, sin soltarnos de las manos.
-¡...Ya están aquí! -nos gritó Holly.
-¡Van amar la sorpresa!
-¡Holly! -gritaron todos al mismo tiempo
____ y yo nos miramos y reímos, estábamos de vuelta en casa.
Tuvimos que irnos en dos autos separados porque eran demasiadas personas. Sin embargo, cuando entrábamos a los límites de Canterbury, Holly comenzó a desesperarse y a verse muy ansiosa. Joe la regañaba y le decía que no servía para guardar secretos.
Estaban todos muy raros, ocultando algo. Y recordé que Jamie había mencionado en la luna de miel que nos tenían algo preparado.
-Esperen, la casa queda por la otra calle -dijo ___ de pronto. Miré por la ventana y le di la razón, habíamos tomado la otra calle en la intersección, que nos dirigía al centro de la ciudad.
Nos detuvimos frente a un edificio, al frente había un parque y los edificios vecinos eran una tienda y una pizzería. Aunque este parecía sin habitantes, pero con un jardín muy bien cuidado.
-¿Qué es esto? -les pregunté.
-¡Sorpresa! -exclamaron todos a coro. ____ me apretó el brazo y me miró profundamente, estaba pensando lo mismo que yo.
-¿Nos... regalan una casa? -pregunté aturdido.
-Sólo para ustedes, para que hagan todas sus perversiones con intimidad...
-¡Jamie, no quería saber eso! ¡Podía vivir sin esa imagen en mi gente! -le reprendió Holly.
Le dediqué una mirada amenazadora a Jamie, para que se callara y no metiera la pata. Pero terminamos riéndonos.
Entramos y tenían todo preparado. Había muebles, las paredes pintadas, decoración, de todo. Incluso ya habían mudado a Nana y a Asesino, que se miraban celosamente cada uno desde un ángulo de la casa.
-Gracias, está... no sé cómo describirlo... -suspiró ____. Seguíamos sin soltarnos de las manos.
De a poco se fueron despidiendo, para que nos adaptáramos a nuestro nuevo hogar. Joe prometió venir a visitarnos mañana, Taylor vendría en la noche a dejarnos unas cosas que nos compró y Dylan tenía una cita con Fati.
Todos se marcharon, menos Jamie y Laura.
-¿Qué sucede? -le preguntó ____ a Jamie, lo conocía mejor que yo, a pesar de que bromeáramos todo el tiempo. Se veía distraído y pensador, al igual que en las islas. Algo bueno no podía ser, se veía muy asustado.
-Les quiero anunciar algo -nos dijo.
-¡Oh, mira que hora es! Hora de irnos -le espetó Laura. ___ los miró con detenimiento, analizando cada movimiento y gesto de sus amigos.
Al final, Laura arrastró a Jamie y se lo llevó. ___ me miró y negó con la cabeza, en señal de que no quería hablar del tema.
Revisamos la casa de arriba abajo, era de dos pisos y muy espaciosa, tenía cinco cuartos cuando nosotros sólo utilizaríamos uno.
-Tal vez para las visitas -le dije a mi esposa.
-Tal vez para nuestros hijos, idiota. Mamá quiere nietos de inmediato -bufó. Me reí de ella y le contagie la risa, era absurdo. Yo amaba a ____, pero no estábamos preparados todavía.
-Por favor, dime que nos reímos de lo mismo, porque no quiero tener hijos aún.
-No te preocupes, estamos en la misma sintonía -me besó y acarició mi cabello, últimamente le gustaba mucho hacer eso.
La cama era cómoda, pero no hicimos "nada". El viaje nos tenía agotados y además, tenía ganas de dormir abrazado a ____, como antes de casarnos, sólo por el simple hecho de sentirla a mi lado, de saber que era mía durante esa noche y que nadie más en el mundo la podía tener de esa manera.
Al día siguiente, no teníamos nada que hacer. Nuestros padres se habían encargado de mudar todas nuestras cosas a la casa nueva, todo estaba ordenado y lo único en que gastamos tiempo fue en desempacar. ____ estaba de vacaciones y a mí ya me habían aceptado en la Universidad.
Hasta que llegó Jamie de nuevo. Debían ser las once de la mañana, ____ no sabía cocinar, pero trataba de hacer algo decente para el desayuno mientras yo colocaba la mesa cuando el timbre sonó.
Otra vez lo acompañaba Laura, y tenía las mejillas enrojecidas y el ceño fruncido. Jamie la obligó a entrar.
-¡¿Quién es, Rizos?! -gritó ___ desde la cocina. Salió de allí no se sorprendió de ver a Jamie y a Laura.
-____, Joseph, les queremos decir algo... -comenzó a decir Jamie.
-Por favor, dime que tus impulsos no te dominaron -___ parecía saber lo que iba a decir Jamie, pero en cambio yo, no tenía la más mínima idea.
-Demasiado tarde para advertirnos -nos dijo Laura, mostrando su mano y un anillo.
Un anillo
¡Era un anillo de compromiso!
-¡Jamie, ¿Qué hiciste?! -le grité, estaba pasmado, de todas las locuras que Jamie había hecho, esta era la peor.
-Lo mismo que ustedes -me respondió de mala gana. ___ no decía nada, pero parecía pensar mucho la situación.
-¿Cuándo ocurrió? -preguntó al fin.
-Antes de que se fueran de luna de miel -le contestó Laura.
-¡Tres semanas, Jamie, no puedes casarte con alguien que conoces desde hace tres semanas!-volví a exclamar. No podía creerlo, era absurdo, él no podía casarse.
-Tiempo suficiente para enamorarse, ¿no? Acaso ____ no se enamoró de ti en tres meses -me recriminó. Iba a decirle algo, un millón de insultos, pero ____ me detuvo a tiempo.
-Primero, conozco a Joseph desde los ocho años, segundo, me gusta desde los 14 -eso no lo sabía, ¿Le gustaba a _____ desde los 14? —. Y tercero, ¿No será que alguien sólo se sentía abandonado o celoso?
Jamie se mordió el labio y bajó la mirada.
-No me importa lo que digan, me casaré en un mes con Laura, les guste o no. Sólo se los quise decir primero porque son mis mejores amigos, y tú mi amante -me apuntó con el dedo-, y también para pedirles si ____ quería ser la dama de honor, pero si están así, mejor se lo pediré a Ross.
Se fue dando un portazo, pero se devolvió y tomó de la mano a Laura, a quién había olvidado en su momento de rabia.
Ya solos, ____ y yo nos quedamos en silencio, sin saber qué decir.
____ conocía a Jamie, y sabía que cuando una idea se le metía en la cabeza, no había persona en este mundo que lo convenciera de lo contrario, así que nos gustara o no, asistiríamos a una boda muy pronto
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MARRY ME/JOSEPH QUINN
RomanceMi abuela sentía una debilidad por Joseph, siempre lo consentía y le regalaba dulces a escondidas de mi madre. Ella creía que a Joseph le faltaba cariño, pero la verdad es que no. Incluso mis padres lo querían más que a mi. Era un niño muy consent...