Capitulo 58

21 7 0
                                    

Inicios. 1/2

CHANGBIN:

-¡Señor SEO!- una niña corría apresurada entre los matorrales de las frambuesas rojas, su vestido blanco que tendía a ondear por la velocidad se atascaba en las ramas de espinas de los frutos y llevándose con la tela manchones rojos.

Algunos rasguños sentía que le sangraban en sus pies puesto que las sandalias cafés no estaban hechas para estar en el campo, pero nada parecía detenerla, su rostro lleno de preocupación y sus lágrimas recorriendole su piel bronceada y delicada alertaron al viejo barbudo que araba la tierra al otro lado de donde la pequeña se encontraba.

El hombre tomó con fuerza el hacha con el que anteriormente había cortado madera para la cena de la noche, corrió hacia la niña preocupado, pues no sabía de dónde provenía el color rojo de la pequeña rubia.

-¡SEÑOR SEO!- Seguía gritando la niña.

-¿Qué sucede?- preguntó de inmediato cuando tuvo en sus brazos a la menor, miró a todos lados buscando la causa de su miedo y posiblemente sus heridas.

-Seo Changbin cayó de un árbol- la pequeña sollozó y tomó unos segundos para regular su respiración- Estábamos jugando con Carlota, pero se asuntó por un perro y se subió al árbol, él subió para rescatarla pero resbaló.

-¿Carlota?- murmuró confundido el señor- ¿Dónde está ahora?.

-Mi madre lo atiende, pero no hay médico en el pueblo señor.

-No puede ser- el hombre pasó su mano por su rostro lleno de sudor. Ya había perdido a su esposa, no podía perder a su único hijo, se lo había prometido a ella, lo cuidaría con su propia vida si era necesario.

El padre corrió a su cabaña de madera oscura, tiró en un rincón el hacha y se cambió de ropa como pudo, debía de ir a un lugar cercano al pueblo y no se podía permitir dar mala imagen por culpa de su hobby.

Tomó su sombrero de copa con cinta roja y corrió fuera, la niña esperaba impaciente dando vueltas y apenas lo vió tomó el camino hacia su respectiva casa.

El señor Seo se encontraba enojado tanto con Changbin como consigo mismo, pues él le había permitido salir a jugar con la pequeña Ryunjin, sus familias se llevaban bien y al ver la buena relación que tenía su hijo con la rubia no dudaba que más adelante podría tener la oportunidad de forma una familia y tener una economía estable con ella.

En el camino, como era de esperarse, se cruzó con comerciantes quienes lo saludaron con una sonrisa desde sus carruajes cargados, él se las devolvió aunque no estuviera en el mejor momento.

-Qué bueno que llegó señor Seo- la madre de Ryunjin con rostro preocupado saludó al recién llegado.

-¿Dónde está?.

La mujer caminó hacia al fondo de la cabaña, el padre la siguió sin mirar nada a su alrededor, estaba al borde de perder su compostura.

-Aquí está señor, se encuentra descansando- la mujer paró fuera de una habitación.

-Gracias-murmuró él hombre antes de entrar, miró la cabellera café oscura, casi negra de su hijo, tenía una tela blanca envolviendo su frente.

El señor Seo se quitó el sombrero dejándolo a los pies de la cama, se acercó hasta tocar con su mano la frente pálida del niño que se quejaba de vez en cuando.

-Changbin, ¿Me escuchas?- Susurró con voz dulce, el pequeño tan solo se removió un poco- Sé fuerte, tienes que serlo, tienes que esperar a que vuelva el doctor, te sentirás mejor, lo prometo.

TENEBRIS - FIC CHANGLIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora