Emiberth tenía hoy una entrevista.
Había tenido ya demasiadas entrevistas que no habían llegado a más de gracias por su participación, y se estaba desmotivando. Se le estaba agotando el tiempo.
Sentía que estaba teniendo una carrera en contra de los días y semanas que se avecinaban para conseguir un nuevo empleo, y ella creía que si no lograba todo lo que se había propuesto en el tiempo establecido que ella misma se había impuesto no lograría las demás metas de su plan a tiempo tampoco. No avanzaría y todo se retrasaría, se retrasaría su plan de ahorro y por sobretodo se retrasaría su momento de mudarse, de su regreso final a la ciudad donde todo comenzó y estar finalmente con Miguel otra vez.
El día después de que Miguel terminara con Emiberth y rompiera todas las expectativas y sueños que ella tenía con él, ella había tenido una realización. Claro, primer lloró hasta que no quedó más nada y aun así siguió llorando, un dolor vació se instaló en su pecho y ni siquiera la salida con su madre para distraerla fue suficiente. Cada tanto chocaba con las personas que iban de un lado a otro por la calle, esa personas si tenían que hacer algo con su vida pero ella no, se sentía sin rumbo, caminando pero sin dirección, viviendo pero sin ganas de vivir. Hasta que se quedó parada durante una hora completa esperando fuera de una tienda a que su madre terminara unas compras para la casa, y dejo su mente divagar. Pensó en muchísimas cosas, siempre había sido de mente hiperactiva e inquieta y podía tener un centenar de pensamientos pasando justo en frente de sus ojos en un solo instante. Una tormenta de pensamientos, de recuerdos que una vez fueron momentos hermosos y sagrados ahora calaban cada vez más dentro del vacío su pecho. Pero luego de la tormenta vino la calma y en su mente floto un solo pensamiento y de él se sostuvo, ella había dejado su ciudad natal para ir a otro estado a ochocientos kilómetros de distancia para estudiar en la universidad, y lo había conocido a él. Si no hubiera viajado, tal vez nunca lo hubiera conocido y si pudo hacer ese cambio drástico en su vida sin duda podía hacerlo otra vez.
"Pueden volver a encontrarse, pueden volver a unir sus caminos, puedes encontrar tu camino de regreso a él" sintió que la vida misma le había hablado, que le estaba dando un nuevo propósito. Miguel había llegado a su vida para enseñarle a amar y a ser amada y durante un tiempo fue así, pero se rompieron mutuamente luego de tantas peleas y problemas al no saber cómo lograr volver a estar juntos otra vez, así que tenían que volver a reconstruirse y convertirse en la mejor versión de ellos mismos para poder encontrarse otra vez y estar juntos, como lo merecían.
Pero de la nada Miguel había vuelto a aparecer, una semana después. Una semana después de que ella había creado su plan perfecto de tres fases para lograr volver otra vez con él. Fue como una señal del cielo, "vas por buen camino" se dijo a sí misma. Y como si no hubiera pasado el tiempo, retomaron las cosas donde habían quedado, pero sin formalidades ni compromisos. Se hablaban y trataban como siempre, pero si a él le preguntaban si tenía pareja él respondía que no o desviaba el tema y si a ella le preguntaban si tenía novio decía que era complicado. Y las cosas fueron mejorando, o al menos para él sí. Miguel había conseguido un buen trabajo, le pagaban bien y rápidamente creo confianza y amistades con sus otros compañeros, tenía su grupo de amigos con los que jugaba basquetbol en una cancha cercana a su casa todos los días, estaba planeando buscar un gimnasio para ponerse en forma e incluso había salido a fiestas cada fin de semana, y tenía a Emiberth.
Constantemente le contaba de sus progresos en el trabajo, le contaba de sus compañeros y compañeras. De un matrimonio de doctores que se trataban tan bonito que él esperaba así fuera el futuro de ellos, de cómo había una chica menor que él que siempre tenía cara de pocos amigos todo el tiempo y el la molestaba por eso. También le contaba sobre los nuevos clubs y discotecas a los que estaba yendo los fines de semana, y que quería que ella fuera para sacarla a bailar, quería que ella se vistiera de la forma más sexy posible para que todos la vieran y supieran que ella iba con él. Que Emiberth era de Miguel, y que solo tenía ojos para él. Eso fue lo que más se dijeron durante ese tiempo, que ambos eran del otro, que no querían que el otro hablara con nadie más, que sus ojos solo vieran al otro. Emiberth estaba feliz.
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Vivir con el Corazon Roto
Novela JuvenilLa vida termina con un corazón roto. La vida comienza con un corazón roto. Emiberth sabe esto. Ella es de mente abierta, y sabe ver el mundo desde distintas perspectivas. La primera, pesimista. La segunda, esperanzadora. Pero los dos reales a igual...