VI

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Sasuke tomó las cosas más importantes y se dirigió a la salida del cuartel.

— ¿Necesitas que te acompañe? — preguntó la molesta voz.

— No necesito tu ayuda Kabuto, mejor ve con tu Orochimaru, estoy seguro que te extraño mucho — dijo rodando los ojos.

El nombrado solo le sonrió sarcásticamente y se metió a la cueva.

Sasuke dio vuelta y siguió el camino a la aldea, cómo odiaba que le dieran misiones de ese tipo, ni siquiera le pagaban por eso, aunque tenía sentido, tomando en cuenta que vivía con ellos.

Siguió caminando hasta esa aldea, no es una misión difícil, tiene que ir hasta una posada, en dónde uno de los vendedores confiables de Orochimaru vive, solo para que intercambien los ingredientes que tanto necesitan.

Aburrido, aburrido y más aburrido, teniendo en cuenta las habilidades que tiene como ninja, esas misiones son una burla para su talento.

Extraña las misiones más interesantes, cómo cuando eran niños, tenía que atrapar gatos, pero era divertido, por lo menos no estaba solo.

Al llegar a la aldea, las cosas se pusieron más que interesantes, incómodas o frustrantes.

Es simple, llegó a la aldea, un Omega, que además de ser muy atractivo eso lo tiene claro, también es un Omega que no esta marcado, por lo que los "pretendientes" no se hicieron esperar.

Camina por la aldea, de forma fina y sería, viendo como se le quedan viendo, lo mejor hubiera sido entrar oculto, pero bueno, ya no importa en ese momento.

Los alfas desesperados, porque eso es lo que son, empezaron a soltar sus sucias y asquerosas feromonas, aunque unas eran agradables hasta cierto punto, alfas que solo tienen la intención de cortejarlo, mientras que otros tratan de dominarlo, para que el este a sus pies, esas personas le daban asco.

Para su suerte es inmune a llamados como esos, y realmente no sabe por qué.

Llegó a la habitación del señor, tocó la puerta tres veces antes de que lo dejarán pasar.

— Oh, Sasuke, que bueno que ya estás aquí, justo estoy organizando todo — habló el amable señor, si, ese señor no tiene la culpa de los planes de Orochimaru, o de su mal humor en las misiones.

— Si, no se preocupe, señor Agari, si quiere puedo ayudarlo.

— Oh, muchas gracias joven Sasuke, se lo agradecería.

El azabache sonrió un poco y se dispuso a ayudar, el señor le caía bien, y ya llevaba mucho tiempo haciendo tratos con él.

...

Naruto se paró en un árbol, viendo cualquier cosa que fuera sospechosa.

— Todo en orden, ¿A qué aldea iremos? — preguntó viéndolos.

— No lo sé, esperaba que tú nos dijeras, no solemos salir mucho — dijo la pelirroja algo avergonzada.

— Oh, diría que a Suna, pero creo que está muy lejos, aunque puedo preguntarle a Gaara si sabe algo — añadió pensativo — Mejor vayamos derecho, estoy seguro que hay una aldea por acá.

Los otros solo lo siguieron, un poco más detrás.

— Estamos cerca de la guarida — susurró Suigetsu, temiendo porque encuentren su escondite.

— Iremos a la aldea, si nos acercamos mucho, entonces nos desviamos — fue su solución.

— ¿Qué dicen? — gritó el rubio al verlos muy atrás, ellos se sobresaltaron y lo siguieron deprisa.

Naruto estaba sintiendo de vuelta esa extraña sensación, algo que le dice que hace bien y va por el camino correcto, por lo que apresuró su paso.

No era la primera vez que pasaba por esa ruta, si se desviaba llegaría a lugares llenos de recuerdos.

(...)

— Naruto, no lo recuerdo muy bien, perdón si hice algo que no debía — habló el azabache un poco arrepentido.

Después de que su celo llegará, todo se volvió algo confuso, solo recuerda que el rubio estuvo con él, y de ahí nada.

Cuando despertó y pudo reaccionar de mejor manera, el único que estaba ahí era Kakashi, quien le explicó lo que pasó, y porque es que se sentía tan adolorido, los supresores si funcionaban en ese entonces, así que solo tuvo que tomarlos y descansar un poco.

Cuando el tiempo paso, pudo volver a sus actividades normales, y a hablar con el rubio, le debía una disculpa.

— No te preocupes Sasuke, no pasó nada, solo me asusté un poco, nunca había estado cerca de un Omega en celo, no supe exactamente que hacer — dijo rascándose la nuca.

Los dos se quedaron en un silencio un poco incómodo, pero Sasuke quería respuestas.

— Tu... Nunca sientes nada ante llamados de omegas, ¿Cierto?, Es algo curioso.

— Si... — Naruto se abstuvo de decir lo que realmente paso, y es que por primera vez tuvo la necesidad de acudir a ese llamado, logro controlarse, pero pudo ser otra historia — Es algo realmente extraño.

— Gracias por estar conmigo, si no hubieras estado, no sé qué me habría pasado.

— No hay de que Sasuke, sabes que siempre voy estar ahí para ti — dijo con una sonrisa.

El azabache lo miró contento, cada que Naruto hablaba con él, le decía cosas lindas su omega gritaba feliz y él también lo estaba.

...

Sasuke se quedó pensando, si claro como si esas cosas fueran reales, no había hablado con Naruto desde que desertó la aldea, y de eso ya pasaban más de tres años.

La última vez que se vieron fue en su batalla en el valle del fin, en dónde el ganó obviamente, desde entonces intento olvidarse de él, pero era imposible, por alguna razón seguía en su mente, una y otra vez, hasta lo llamaba en sus sueños, es ridículo.

Cuando terminó el intercambio, se despidió del amable vendedor, guardando los ingredientes se dirigió a la salida.

Pero cuando llegó a la puerta, sintió una punzada en la parte baja de su abdomen, confundido trato de ignorarlo y siguió avanzando por la aldea, pero fue imposible, la punzada se volvió un dolor mucho más fuerte y su cuerpo empezó a sudar.

¿Qué?

Trato de caminar más rápido, los alfas del lugar se estaban acercando, al parecer notaron su condición, sintió como soltaron sus feromonas en espera de que cayera, pero no funcionó, al contrario el olor comenzó a darle náuseas.

Caminó hacia una posada que estaba abierta, cerca de la entrada de esa aldea, con las náuseas y el mareo que estaba sintiendo solo alcanzo a llegar a la puerta, sus piernas no resistieron más, cayendo contra el suelo.

Su celo, no podía ser su celo, apenas lo había tenido, si es cierto que es demasiado irregular, pero era demasiado pronto.

Los alfas empezaron a cercarse mucho más, pero no tenía fuerzas para hacer algo, solo se acostó en el piso e intento reaccionar.

Te quiero a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora