Introducción

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-¡BAM! ¡BAM! ¡BAM!

Se escuchaban las balas al pegar en las paredes de la humilde casa.

-¡Corre, hija! – Le gritaba su padre a la joven Freya.

-Hija, tienes que huir por el patio trasero ellos no se detendrán hasta matarnos –Le dijo su madre.

-¿Por qué nos quieren hacer daño mamá? Si no los conocemos -Inquirió la jovencita.

-Eso no importa hija, solo huye. Nosotros sabremos como encontrarte -Le replico ella.

La joven Freya no tuvo otra alternativa que obedecer a sus padres. Salió por la parte trasera de su casa, la cual estaba un poco alejada de la comunidad más cercana.

La chica corrió y corrió por el bosque que circundaba su casa, corría lo más rápido que le permitieron sus largas piernas, por suerte ese mañana se había puesto sus zapatillas.

Freya se detuvo unos instantes para tomar un poco de aire y mirar hacia tras, ella ya no veía su casa, tampoco podía escuchar a sus padres, lo que si lograba escuchar eran los impactos de bala.

Ella meditó unos segundos en regresar o no, se sentía muy mal al abandonar a sus padres, pero ellos le habían dicho que sabrían como encontrarla, ella estaba segura de ellos jamás le habían mentido.

De pronto escuchó el estruendo de una bala y esta impactó el troco del árbol donde estaba recostada, cuando volvió su rostro vio a uno de los hombres que había llegado a su casa. Tomó una bocanada de aire y continúo corriendo ya que su vida dependía de ello.

Al hombre se le uno dos más la seguían, no dejaban de dispararle, no obstante, al faltarle unos pocos metros para llegar al pueblo dos balas la impactaron una en un costado y la otra en un brazo.

El dolor era agonizante, sin embargo, ella se había prometido sobrevivir, quería volver a ver a sus padres. No entendía por qué esos hombres los habían atacado, si ellos se habían asegurado de no involucrarse con la gente de la ciudad para no tener problemas, así lo había decidido su padre.

Freya cada vez se sentía más cansada, el líquido caliente que escurría por su costado y brazo la estaban debilitando, los sonidos del pueblo se escuchaban cada vez más fuerte y eso la alentó a continuar.

-Que no llegue al pueblo – Gritó uno de los hombres tras de ella.

A escasos metros de la entrada del pueblo Freya cayo debilitada por la perdida del liquido vital, los tres hombres se acercaron felices porque podrían terminar su trabajo.

-Dispárale en la cabeza -Pidió uno de los hombres.

No obstante, antes de que el hombre pudiera cumplir con lo que se le pedían, calló muerto a un lado de la chica, los otros hombres empezaron a pedir piedad, más no la obtuvieron, así como ellos no la habrían tenido hacia Freya.

-Tranquila, estas a salvo esos humanos. Como los odio –Dijo el hombre mientras la levantaba.

El olía a brisa del bosque, a vainilla y chocolate, postres preferidos. En sus brazos se sintió a gusto y protegida.

«««««««

-Frida, apúrate que vas a llegar tarde – Le gritó su madre a la chica.

-Ya voy mamá ya voy – Gritó la chica.

Frida caminó por la calle, hasta llegar al instituto. Usualmente caminaba con su compañera Maia. Hoy su amiga se había sentido mal por lo que debió caminar sola hasta su colegio.

El día transcurrió tranquilo y normal, Frida de camino a casa, se sintió extraña, se sentía observada, un frio extraño le recorrió el cuerpo, se sentía nerviosa. En ese momento deseo tener la compañía de su padre, el cual había fallecido unos meses atrás en una extraña muerte.

La chica llego a su casa, contándole a su madre lo que sentía, lo que alarmó a la madre, el resto del día paso tranquilo, sin embargo, la madre estaba preocupada. Ella no había superado la extraña muerte de su esposo estaba segura de que alguien lo había matado.

Habían pasado muchos años escondiéndose, viajando de pueblo en pueblo, para que no les encontrarán y finalmente los habían encontrado, la muerte del padre de Frida era una prueba de ello.

Durante la semana todo estuvo normal. Frida había asistido al colegio, no podía faltar, estaba en los últimos días, del ultimo año de la secundaria, por lo que no podía darse el lujo de faltar anhelaba graduarse e ir a la universidad. Quería un futuro nuevo para ella y su madre.

El viernes por la noche ambas se fueron a descansar, entre despierta y dormida Frida escucho ruidos en la sala, sin embargo, estaba en esa etapa del sueño en que el cerebro está despierto, pero su cuerpo estaba dormido, quiso moverse, más no pudo. Los ruidos comenzaron a incrementar, escuchó pisadas en las escaleras, ya su parálisis era por miedo. De pronto escuchó una puerta abrirse, luego los gritos ahogados de su madre.

Incrédula de lo que ocurría, creyó que era una pesadilla, no obstante, la realidad la golpeo y golpeo de verdad cuando alguien la sacó de su cama y la lanzó contra la pared, de ahí solo recordaba los golpes que le propinaron y nuevamente volvió a la inconciencia.


Bienvenid@s a esta nueva historia. Para mí es nuevo el escribir historias de este tipo, he leído varias de cambia formas, incursionaré en esta línea de escritura. Solo les digo que va a haber sexo rudo y crudo. 

 

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Mi alfa, Mi mate, Mi amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora