Al fin, después de tanto caos, Mo y He tian han logrado encontrar un poco de paz en sus vidas.
Los besos, los abrazos y las caricias se hacen presentes en sus vidas, endulzando sus corazones con un adictivo néctar.
¿Quién diría que el odioso y tempe...
El timbre de receso había tocado, pero no podía darse el gusto de salir a descansar un rato de las clases, tenía que completar una tarea que, con todo lo que había pasado, no tuvo tiempo de terminar. Estaba decidido a mejorar académicamente. Y ahora que no tenía que preocuparse por She Li, podía ser un poco menos difícil. Además, se lo había prometido a él...
—Pequeño Mo~ —sin poder evitarlo, los colores subieron a su rostro. Sabía quién era, había llegado a "molestarlo" -aunque realmente no lo hacía, pero Mo se negaba a admitir lo contrario-. Sentía su rostro arder y, para que no lo viese, decidió hacer de cuenta que no lo había oído. Pero el azabache era persistente —Oh, vamos~ se que me escuchaste —el chico se sentó en el asiento frente a él y dejo un sándwich sobre su escritorio.
—Estoy ocupado, tengo que entregar esto —fue su única respuesta, sin apartar la mirada de la hoja, porque sabía que si lo hacía ahora ya no podría concentrarse. He tian sonrió, sabía que su pequeño Mo estaba esforzándose, mejor lo dejaría terminar.
Mientras Guanshan se dedicaba a terminar, Tian simplemente lo observaba embelesado, como siempre. A veces ni siquiera quitaba la mirada para devolver el saludo a algún conocido o grupo de chicas.
A Tian le llenaba de orgullo ver como el chico pelirrojo se esforzaba tanto por mejorar. Pero a veces también le gustaría que tomara un descanso, pues hacía tantas cosas que debía sentirse muy agotado y sabía que él nunca lo iba a admitir.
—Oye... —el azabache respondió con un pequeño sonido —¿Podrías... Revisar esto? —le entregó la hoja de ejercicios mientras se rascaba la nuca y miraba hacia el suelo. Tian sonrió y moduló un suave "por supuesto".
—Mozi... —el susodicho levantó la cabeza en su dirección, esperando a que continuara —¡Está increíble! Solo tuviste un error, y es uno muy pequeño —el pelinegro le sonrió de tal manera que dejaba ver sus resplandecientes dientes. Mo abrió los ojos en sorpresa —Mirá, solo es esto, probablemente fue solo algo que se te pasó —le entregó el papel para que lo corrigiera y luego le revolvió los cabellos, pensó que le gitaría por eso, pero sorprendentemente solo infló un poco los cachetes —Al parecer tienes un cerebro muy inteligente aquí adentro —apoyó un codo en el banco y luego colocó su cabeza en su palma. Mo no dijo nada, solo desvió la mirada a un costado mientras sentía su rostro teñirse de un sutil rosado.
La clase entera veía la escena perpleja, ¿He tian pasando el rato con Mo Guanshan sin que este le gritara una sola vez?. Increíble.
—Vamos, todavía hay tiempo para que comas tu sándwich —lo tomó de la mano y se levantó para abandonar el aula. Y el pelirrojo no le dijo absolutamente nada... No hubo gritos, ni tirones, ni golpes... Solo un tímido Guanshan con su típico seño fruncido -pero no tanto como de costumbre- que se ocultaba el rostro con su gorra por la vergüenza que le provocaba el hecho de que todo el mundo lo viese tomado de la mano y rojo hasta los pelos -mal chiste-.
Si el calvo llegaba a mencionar una sola palabra sobre esto, lo golpearía.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
