S E I S

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El cigarrillo de estaba consumiendo en sus dedos, mientras Sara seguía perdida en sus pensamientos. La suave brisa de verano deshizo las cenizas y la vibración de su móvil la trajo al presente. Contestó sin mirar la pantalla y se apoyó en el borde de la terraza.

–¿Bueno? – dijo sin ánimos.

–Y yo que esperaba que atendieras la llamada con ilusión. – se escuchó una suave voz que fingía tristeza al otro lado de la línea, seguida de una risa.

Sara sonrió al instante. El timing era perfecto. Su cabeza se despejó y decidió hablar sobre sus preocupaciones para relajarse y encontrar una solución a su problema actual.

–Hannami, que alegría escucharte.

–Ese recibimiento me gusta más. ¿Qué tal, guapa? – Sara suelta un largo suspiro.

–No muy bien, la verdad. Estoy en una situación... de mierda.

–¿Quieres hablar de ello? – preguntó Hana con preocupación. Sara no suele mostrar tan fácilmente sus sentimientos.

–Sí. Discutí con Raúl, y una cosa llevó a la otra y ahora debo planear un viaje y salir de aquí por el fin de semana.

–¿Te corrió de casa?

–No, no. Yo le dije que necesitaba alejarme un par de días, y lo primero que se me vino a la mente fue un viaje de fin de semana.

–Bueno, yo te llamaba para confirmar nuestra junta mañana, pero parece que estás de suerte. Me voy en dos horas a Madrid, ¿te quieres venir conmigo?

–¿Es real? ¿Estás hablando en serio?

–Claro que es real. Tengo una reunión, y pensaba volver mañana temprano para nuestro panorama, pero si quieres podemos quedarnos allá hasta el domingo.

–¿Eres un ángel caído del cielo o qué?

–Uff, yo más bien creo que vengo del otro lado, con llamas y más diversión. – Hanna logró sacarle una risa a Sara con sus ocurrencias.

–A ti ni el infierno te recibiría, tendrías un cargo más alto que Satanás. – contestó Sara siguiendo la broma de su amiga. Qué fácil era distraerse y reír con ella.

–Pues por eso estoy liándola por aquí. Venga, necesito que me confirmes ojalá dentro de... cinco minutos.

–Confírmame ya, que tengo lista hasta la maleta.

–Paso por ti en una hora y media.

–Es que como no voy a amarte.

–Deja a ese pringao' y vente ya conmigo.

–Nos vemos, guapa.

–Adeu.

Colgaron. Ambas con una sonrisa en los labios. Siempre fue así, muy fácil hablar de cualquier cosa entre ellas, incluso las bromas siempre eran fluidas. Cualquier persona que las escuchara pensarían que son amigas desde la infancia con el nivel de intimidad que pueden crear. Incluso hubo quienes pensaban que eran pareja. Una conexión que ni ellas mismas podían explicar.

Al menos Sara ahora estaba tranquila. Sentía cómo si ahora pudiese respirar. Ese peso que estaba aplastando su pecho poco a poco estaba desapareciendo.

Sí, estaba escapando. Pero ya no tenía cómo manejar la situación. Todos sus intentos parecían en vano.

Este fin de semana se dedicaría a pasarla bien y distraerse con Hannami. No pensaba darle ni un segundo de sus pensamiento a Raúl.



Hanna arregló rápidamente todo lo necesario para que Sara pudiese acompañarla. No era nada complicado, ya que iría en el jet privado de su padre. Estaba decidida a aprovecharse de todo lo que su padre tenía en España. Si pretendía seguir viéndola para regañarla e intentar interferir en las decisiones de su vida, pues ella seguiría gastando su dinero como si no hubiera un mañana. Por más que lo intentara jamás podría gastar ni en un año lo que su padre generaba en un día. Siempre le abrumó ser la hija de un gran empresario, importar cosas desde Japón sonaba como algo pequeño, pero su padre fue inteligente y pudo no sólo establecer una gran empresa, sino también tener buenos contactos. Y ahora era una empresa familiar, demasiado grande para querer distanciarse y hacer como si no existiera. Y ya era hora de que ella tomara una decisión respecto a unírsele en serio o no.

Este viaje con Sara le venía perfecto. Necesitaba distraerse y dejar de pensar en el aterrador futuro que vendría si finalmente decidía trabajar con su padre e incorporarse al negocio familiar. La habían educado para eso, pero nunca le apasionó el mundo empresarial, ella quería viajar, vestir bonito, mostrarse, ser modelo, cantante, actriz, ver el mundo y que el mundo la viera a ella, no sentarse detrás de un escritorio y de vez en cuanto entretener a un par de inversionistas. Su familia no le puso peros en la vida que eligió, pero ahora que su padre vio que su vida se estaba desestabilizando luego de rupturas traumáticas, estaba intentando atraerla a su mundo, y ella estaba siendo arrastrada por esa corriente, sin ánimos de luchar contra ella. ¿Realmente ya no había rumbo en su vida? A su edad debería estar solidificando una posición. No nadando a la deriva.

Pero todos esos pensamientos y decisiones agobiantes podían esperar. Luego de terminar con su reunión dejaría su mente en blanco y la pasaría bien con Sara. Estaba decidido.

Terminó de arreglar su maleta y dejó todo organizado para que se subieran tres publicaciones durante el fin de semana, así no tendría que preocuparse por mantener las redes sociales activas y podría realmente relajarse. El tiempo pasó rápido hasta que ya era hora de ir a por Sara. Subió su maleta al auto, retocó su maquillaje, pasó sus dedos por su entre sus ondas para ordenar un poco su pelo y subió al vehículo para pasar a recoger a su amiga.

El trayecto era corto, y al aparcar fuera de su casa le envió un mensaje a Sara para que saliera. Le contestó de inmediato, diciendo que en dos minutos salía. Hanna sonrió mirando la pantalla, era muy Sara eso de salir en dos minutos, suspiró y la esperó.

Pasados los dos minutos exactos Hanna tocó el claxon, sabiendo que Sara saldría en cualquier momento, pero lo hizo sólo con una razón: mosquear a Raúl. Sabía que a Auron le daría curiosidad, y quería dejarle en claro que Sara siempre tendría opciones, y ahora mismo, alguien había ido a recogerla hasta la puerta de su casa para su escapada de fin de semana. «Ojalá y te retuerzas de celos, macho.»

–¿Tienes prisa? – gritó Sara cerrando la puerta detrás de ella y caminando al coche.

–Vamos biyín, que nos deja el avión. – bromeó mientras bajada del auto para ayudarle con la maleta. 

Fueron cantando en el camino. Despreocupadas, como adolescentes camino a su primer concierto o fiesta. Sin la necesidad de comentar por lo que cada una estaba pasando, podían identificar en la otra que algo estaba comiéndoles la mente, pero que no era momento de hablar de eso aún, por lo que ninguna quería comenzar a hablar, y sincronizaron perfecto una sesión de carpool karaoke.

Al subir al jet privado, se sirvieron una copa de vino y hablaron sobre el clima que haría en Madrid y sobre la reunión que Hanna tendría. Sara la esperaría en el hotel, y aprovecharía ese tiempo para dejar listas las publicaciones que subiría en Instagram el fin de semana, siguiendo la idea de su amiga para así poder disfrutar del viaje sin preocupaciones. Ese era el plan.

El tiempo pasó muy rápido y casi sin notarlo, Sara ya se encontraba en la habitación del hotel con todo su trabajo ya organizado. Se levantó para coger un agua del mini bar y Hanna entró con un aura oscura. Parecía que llevaba días sin dormir.

–Pero tía, estás en modo zombie. – la recibió acercándole un agua a ella también.

–Siento que drenaron toda mi energía. – dijo en un quejido y bebió toda la botella de un sorbo.

–Te veías llena de vitalidad en el camino hacia acá.

–Venía con mucha energía. No sé qué pasa con estas reuniones del infierno que me dejan agotada mentalmente.

–¿Quieres hablar de ello o prefieres hacer algo que no ocupe mucha energía mental? – dijo bromeando, pero con cuidado de no presionar a su amiga, quien estaba visiblemente estresada.

–Por ahora prefiero la segunda opción.

–Tengo el panorama perfecto. – sacó una botella de vino blanco del mini bar y apuntó a la televisión.

Tenía listo el Netflix para seguir viendo los capítulos que les quedaban de Misterios Sin Resolver. Era lo que necesitaban ahora. Tenían tiempo, luego podrían descargarse y estaban dispuestas a quedarse toda la noche escuchando a la otra. Quizás no podrían arreglar el mundo conversando con un par de copas encima, pero sí podrían intentar ayudarse, o y sobre todo apoyarse. Dejar en claro que sus problemas son importantes, y las decisiones arriesgadas y atemorizantes, pero se tendrían la una a la otra pasara lo que pasara. 

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⏰ Última actualización: Nov 29, 2022 ⏰

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