VI - Pasado

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Narra Wallace.

La luz de la mañana entró en la habitación despertándome con una sonrisa en la cara, al ver como Jay dormía plácidamente sobre mi pecho. La verdad es que el chico no pesaba casi nada y no me molestaba, así que he dormido toda, toda la noche.

Ayer me había besado de nuevo, pero esta vez había sido él quien lo había hecho y, además, había sido demasiado dulce para ser él, fue muy mono.

El beso no había durado mucho ya que el chico estaba cansado y decidimos pararlo en el momento justo, no quería hacerlo en una tienda de campaña.

Por fin era la hora de confesar algo que llevo ocultando desde la primera vez que hablé con Jay: me gusta desde hace mucho tiempo y lo voy a proteger mientras viva y tenga fuerzas.

Tampoco era un misterio ya que cuando me gusta una persona, le demuestro que es así, pero veo que Jay es demasiado tozudo como para verlo. Es tan pequeño en comparación a mí y verlo así, indefenso, hace que no me quiera separar de él para nada.

Pero le tengo que contar que no me puedo quedar durante mucho tiempo en la ciudad, ya que yo seré el único que pueda sustituir al jefe de la tribu en Australia.

El único que tiene la capacidad de líder soy yo en toda la tribu y además, fui nombrado por el propio líder como su consecuente directo.

Por nada del mundo me quiero separar de él, y menos ahora, ya que estoy conociendo cosas de Jay que no había visto nunca en nadie, probablemente me esté encariñando mucho con él, pero es inevitable no hacerlo. Jay es una de las mejores personas que he conocido jamás.

En ese momento, empezó a moverse y a frotarse los ojos, se estaba despertando. Cuando miró a mi cara, sonrió de manera súper dulce haciéndome sonreír a mi también.

- Buenos días. - dijo con voz ronca. - Eres la mejor almohada que jamás he tenido.

- ¿Estás hablando en serio? - dije apoyándome en los codos - Eres un poco exagerado, vale que mi pecho sea cómodo pero no lo compares con la almohada de tu habitación.

- Mi almohada no es nada comparado contigo - dijo con una perezosa sonrisa en sus labios - Me gusta dormir justo encima de tu corazón, los latido me relajan como cuando duermo al lado del mar y se escuchan las tranquilas olas.

- ¡Qué filósofo, Jay! - dije riendo - Hoy volvemos a la ciudad, después de tantas emociones fuertes.

- ¿Emociones fuertes? - preguntó confuso.

- Acabas de descubrir tu habilidad desarrollada y, además, es chulísima. - dije eufórico.

- Yo pensaba que lo decía por el beso de anoche, pero... - dijo haciéndonos sonrojar violentamente y enseguida.

- También fue una emoción bien fuerte, pero yo no la calificaría como único, como averiguar tu poder, porque espero que se repita. - dije levantándome para salir de la tienda para atender mis necesidades urinarias.

- Pero, ¿qué quieres decir con eso? - preguntó mientras yo me iba dejándolo con la palabra en la boca.

Me tenía que hacer rogar, ¿no?

Narra Jay.

¿Wallace acababa de decir que volveríamos a besarnos o había sido cosa mía? Me acababa de dejar atónito pensando como un tonto mirando como iba a mear detrás de un árbol.

El beso de anoche había sido muy mágico y muy caliente. En serio, había sido uno de los mejores besos que me he dado con otras personas. La boca de Wallace es muy adictiva y necesitaba un buen chute para que se me quitara el mono.

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