¡Quizás sea una BROMA!

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Darryl se quedó helado apenas escuchó las palabras del tipo bajito frente a él. Sintió como los latidos de su corazón, sin realmente quererlo, comenzaron a hacerse más y más rápidos conforme el tiempo pasaba y las palabras se acentuaban entre ellos.

Pero, antes de que pudiese decir algo al respecto, su contrario comenzó a reírse a carcajadas.

—¡Joder, debiste haber visto tu cara! —exclamó con un tono que denotaba alegría pura—. ¡¿Realmente creíste que son las respuestas del examen?! —Y volvió a deshacerse en risas.

Las mejillas de Darryl se tintaron un poco de rojo ante las burlas.

—¡Y yo qué sé! ¡Lo dijiste demasiado serio como para no creerlo! —Se quejó mientras resoplaba con enojo. El chico de piel morena hizo como si se limpiase una lágrima de tanto reír y negó dos veces con la cabeza.

—Lo siento, tenía que hacer la broma. Ha valido la pena —Soltó dos risas solitarias más—. Algún día te contaré lo que de verdad es la hoja. Pero, por ahora, no te preocupes por eso —Y, con otro de los movimientos elegantes que ese tipo parecía hacer de forma tan natural, extrajo su celular de los bolsillos traseros de su pantalón, tocó dos cosas en la pantalla y se lo tendió. Estaba en la aplicación de los contactos. Darryl admiró el dispositivo con cautela y después devolvió la mirada a los ojos oscuros de su contrario, preguntando sin palabras qué era exactamente lo que quería—. Tu número, por favor.

—Oh, sí —dijo tontamente, tanto sorprendido de lo extrañamente exacto que había sido el otro con la respuesta a su pregunta no formulada, así como la situación en la que se encontraban. Normalmente no le daba su número de teléfono a cualquiera. Mucho menos al extraño de la hoja llena de cosas raras que había bromeado con que eran las respuestas de un examen robado.

Pero, tan tonto de él, se encontró tomando el dispositivo y guardando su propio contacto en el teléfono del extraño. Este recibió el teléfono de vuelta con una sonrisa.

—Darryl —leyó en la pantalla, como si fuese la primera vez que escuchaba ese nombre en toda su vida—, creo que vamos a ser buenos amigos.

«Y yo espero que no» pensó el castaño, pero no lo dijo. En cambio, su única respuesta fue:

—Sí, espero que lo seamos.

¡Mentiroso!

Se aferró a las asas de su mochila y le hizo un gesto con la cabeza a modo de despedida. El extraño le sonrió en respuesta y puso toda su atención en su teléfono. Algún mensaje le habría llegado, quizás.

Darryl tomó esa como la señal para irse, así que comenzó a andar. Apenas giró en la esquina del largo pasillo, se encontró con un puñado de caras familiares que se dirigieron hacia él en un abrir y cerrar de ojos.

—¿Qué era la hoja? —preguntó Antfrost mientras se acercaba mucho al castaño, poniendo su cara más cerca de lo que a Darryl le hubiese gustado.

—¿El sabelotodo es tu nueva conquista? —dijo Velvet, el novio de Ant, quien también era más conocido por su apodo que por su nombre real, el cual era… sí, exacto.

—¿No apenas lo conoce? —Terció Sam, un buen amigo que normalmente se unía a sus tardes de juego.

—¿A Bad le gustan los hombres? —finalizó Noah, compañero de clase y parte del equipo de fútbol americano. Era mucho mejor que Darryl dentro del campo de juego, cosa que al castaño no le interesaba realmente, pero era digna de mencionarse. Y sí, le dijo Bad. No porque fuese malo o peor jugador que él dentro del equipo, sino porque ese era su apodo. O parte de él.

El completo era BadBoyHalo. Y sí. Puedes reírte. ¿Quién se pondría un sobrenombre tan extraño? Pues llámalo cringe, pero él lo hizo. Y le gustaba. Así que no lo iba a cambiar, incluso cuando sabía que era algo por lo que todos podrían reírse de él. ¡Pero le daba igual! Su sobrenombre era de las únicas cosas que mantendría incluso si el mundo entero se burlase. Su identidad y eso. Cosas de la vida y de los adolescentes.

Negó con la cabeza dos veces, aclarando sus pensamientos un poco y pensando en cómo responder a esa ráfaga de preguntas.

—No me lo dijo —murmuró mientras miraba a Ant y lo apartaba de su espacio vital un poco—. No, sí, y depende —contestó al resto de preguntas en el orden en que fueron hechas, señalando con un dedo a quien la formuló conforme respondía.

—¡Venga ya! —exclamó Antfrost mientras se alejaba a toda prisa hacia su pareja. Fue casi gracioso lo rápido que su mano y la de Velvet se entrelazaron cuando estuvieron cerca el uno del otro—. ¡Tanto drama y ni siquiera te pudo decir qué era la hoja!

—Pues ni siquiera insistí tanto —Bad se encogió de hombros mientras todos sus amigos comenzaban a caminar para salir de ma institución—. Aunque sí traté, pero sólo me tomó el pelo.

—¿Qué dijo? —preguntó Sam, como si de verdad estuviese interesado, pero Darryl sabía de antemano que el asunto de la hoja le traía sin cuidado.

—Que eran las respuestas del próximo examen de física, que las había robado.

Un silencio cayó entre los amigos por unos segundos.

—¡Mierda, ¿y no le tomaste una foto?! —gritó Velvet con voz agua, alzando su mano libre para sostener el brazo de su amigo y darle un apretón. Este se estremeció ante el agarre, aunque apenas y tuvo fuerza.

—No —contestó rápidamente, moviendo el brazo para que lo soltase. Velvet lo dejó ir, refunfuñando—. Pero ya te lo dije, me estaba tomando el pelo. Se rió de mí un buen rato por habérmelo creído.

—Pues claro, hombre —Noah hizo un movimiento vago con la mano y después se reacomodó la mochila en la espalda—. Dijiste que era el tipo ese súper-inteligente de la clase 2, ¿no? Esa hoja era todo menos las respuestas robadas del próximo examen.

Darryl hizo un sonido enfadoso ante el tono de «es tan obvio» con que fueron pronunciadas esas palabras. Puso los ojos en blanco y después procedió a continuar hablando.

—Como sea, no me lo dijo.

Antfrost soltó un quejido, como si físicamente le doliese que el misterio siguiese abierto. Y quizás lo hacía, no lo podemos saber.

El grupo de amigos salió de la institución, dejando de lado el tema de la bendita hoja y, cuando se separaron en la entrada para que cada quien se fuese a su hogar, los tres prometieron jugar más tarde.

Tiempo después, cuando Darryl estaba en el autobús que lo llevaría hasta una parada a una cuadra de su hogar, sintió como su teléfono vibraba varias veces en el bolsillo del suéter que estaba usando. Con un suspiro audible, dio un vistazo desconfiado al resto del autobús semi-vacío antes de sacar el aparato. No vivía en un lado del mundo donde fuese común que robasen en el transporte público, pero era un poco paranoico.

La pantalla ofrecía mensajes de un número desconocido con la foto de perfil de un diamante azul hecho con luces de neón. Hizo una mueca mientras leía los mensajes entrantes.

hey
¡buenas!
soy zak
este es mi número
aunque creo que es obvio lmfao
pero guárdalo ;P

Sin pensarlo mucho, hizo caso y guardó el número con el nombre que le había dado. Pero se lo pensó un rato antes de responder el mensaje. No tenía activado la hora de la última conexión ni la confirmación de lectura de los mensajes, así que podía fingir algo de demencia hasta dentro de unas horas más. Pero decidió que sería buena persona y tecleó una rápida respuesta.

¡Hola! Por supuesto, ya te tengo en mis contactos owo

La respuesta fue tan rápida que casi dio risa. Un simple «owo» debajo del suyo propio. Sonrió ante el mensaje y después volvió a guardar el dispositivo dentro de los confines seguros de su suéter. Unos quince minutos más y estaría en casa.





























Notas:

Gente, sean sinceros, ¿ustedes sí creen que haya meetup del dúo feliz en los 22 días (sin contar hoy) que le quedan al año? Pq veo a mucha gente con ilusión aún, pero yo ya estoy empezando a perderla jaja--

The4Demons

¡Sólo un poco de CAOS! [Skephalo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora