El Ángel y el Demonio

30 3 2
                                    

Era una noche oscura, en un bosque repleto de muerte y peligro. Bajo la hojarasca de los árboles estaba repleto de huesos de presas de los depredadores descuidados.

Caminaba en este bosque, tranquilo, en silencio, inmuto. Dolor en el alma y alas cortadas dónde ahora se alzaba la sangre.

"–Está bien" –resonó en su cabeza la voz del ángel, no lo había entendido en aquel entonces, era tonto.

Demonio de oscuro tono. Perdido en su propio bosque. Uno que había abandonado tras haberse enamorado de un ángel.

"–Lo siento, cambiaré."

"–No debes cambiar por mi, lo sabes."

"–Quiero hacerlo, quiero aprender a amarte sin dañarte."

Ahora todo era tan distinto, cambiado. Ya no era el mismo bosque oscuro de aquel entonces, dónde colgaban los carteles de desaparecidos y de "se busca". Silencioso, lugubre, siempre lo había sido, pero ahora había un aire melancólico.

"–Te herí."

"–No lo hiciste."

"–Lo hice, me conozco, te conozco, lo lamento."

"–Siempre te disculpas de cosas que no hiciste... Deja de hacerlo, es estúpido."

Había visto como a aquel ángel le cortaban las alas y sucumbia en la muerte lentamente. Nunca había sentido dolor por una perdida, pero en ese momento sintió como si todo se mundo cayera al suelo convirtiéndose en ceniza.

"– ¿Por qué me amas?"

"–Me dejas ser libre."

"– ¿Libre...?"

"–Libre... No eres un demonio tan malo después de todo, nunca haz dañado a nadie."

"– ¿Quién dice?"

"–Tus ojos... Tus ojos, oscuros pero llenos de una mentira a verdad me lo dicen."

Cayó al suelo de hojas muertas, sucumbido en recuerdos reproduciéndose en sus ojos como películas representadas en lágrimas. Nunca había amado, al menos no sabía lo que era, no hasta haberse enamorado de aquel ángel. Uno al que vio morir, no tuvo el valor de matarlo, lo mataron por él.

–Lo siento... –susurró.

–No te disculpes por algo que no hiciste, es estúpido –esperando hallarlo vivo alzó la vista, no era quien esperaba–. Cometiste un error.

–Lo sé.

– ¿No sientes siquiera un poco de arrepentimiento?

–... No, fue el mejor error que pude haber cometido en mi eternidad.

–Ya no serás eterno, te mataré, lo sabes.

–Lo sé... Solo hazlo, no vaciles.

–Bien, adiós, disfruta desaparecer para toda la eternidad.

–Je... Adiós, mi pequeño ángel. Te amo, siempre lo haré.

Una lanza atravesó su pecho, la sangre manchó su bosque sin siquiera una duda, para luego convertirse en completa ceniza. El Ángel, sin alas y con una aureola rota subió la mirada al cielo, el amanecer receloso lastimaba lo que suponía ser su alma.

–Lo siento –repitió, con lágrimas cayendo de sus ojos–. Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento.

Ya no había nada para él, seguir órdenes tal vez. Ya no importaba. Se había enamorado de un demonio y pagó el precio por un error del que no se arrepentía.

–Lo siento.

Con la luz del amanecer tocar su piel se comenzó a convertir en cenizas, el tiempo que le quedaba se había acabado. Cumplió lo que le habían dicho, pero tarde, no importaba.

Desaparecere, igual que tú –ojos empañados de dolor, su vida lentamente desaparecía hasta convertirse en cenizas–. No te veré otra vez, pero te acompañaré en la nada.

Y así el viento se llevó lo que quedaba, dejando como última existencia las lágrimas en la hojarasca del suelo y el eco del bosque muerto.

El Blog de Una Zeraora llamada ZafiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora