Me seguías recordando

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Me levanté de la cama bostezando. Abrí el armario y saqué una sudadera de KISS y un pantalón vaquero. Fui a la cómoda y abrí el cajón de la ropa interior. Cogí lo que necesitaba, junto con una toalla y salí de la habitación para dirigirme al baño. Me vi a Lucas con unas oscuras ojeras y aguantando sus ganas de tirarse al suelo y dormir.

-Lucas, de verdad, ¿no crees que te excedes demasiado estudiando? -paré de caminar viendo como se forzaba a mantener sus ojos abiertos.

-Si no estudio me muero -rio y cerró los ojos para volverlos a abrir sobresaltado.

-Creo que te están matando los estudios a ti -ladeé un poco la cabeza preocupado.

Se encogió de hombros y suspiró. Seguramente se hubiera pasado toda la noche tomando energéticas con café mientras hacía esquemas de los esquemas de los resúmenes. Agradecí no estudiar una carrera por aquel motivo.

-Se me olvidaba. Esme vendrá mañana a cenar. Déjame hacer la cena a mí -por poco y se pone de rodillas rogándome.

-Claro -reí y seguí caminando.

Me metí dentro del baño cerrando la puerta tras de mí. Colgué en el perchero la ropa que había cogido minutos antes. No tardé mucho en ducharme y salir vestido del baño. Coloqué toda la ropa usada en la lavadora y encendí la cafetera. Mientras el agua se calentaba, empecé a buscar las capsulas de café. Cogí dos de la caja y metí una dentro de la cafetera. Al tener las dos tazas con el café, les eché la leche. Agradecí que Lucas odiase el café con leche ardiendo como yo. Fui al salón viendo a Lucas mirando el móvil en la mesa. Puse las dos tazas sobre ella y me senté frente a él. Sonrió con los ojos cerrados.

-¿Qué le regalo mañana? -preguntó al aire.

-¿Qué es mañana? -mis sospechas no podían ser ciertas.

-San Valentín y tu cumpleaños -subió y bajó las cejas animado. Antes de que fuera a hablar negué con la cabeza.

-Olvídate -lo miré serio mientras bebía de la taza. -Odio celebrar mi cumpleaños.

Vi como se desanimaba. No. Odiaba el día de mi cumpleaños. Echar la vista a los años que pasé en el centro, solo hacía que me diesen ganas de vomitar. No fui el único, todos teníamos que acatar aquella tradición. Pero, ¿pegarnos con maderas en la espalda el día de nuestro cumpleaños? No. Lo peor es que no fueron los críos que estábamos allí, fueron los mismo guardias de seguridad. Creo que era un motivo, más que suficiente, como para no celebrar nada.

Entré en el aula junto a dos chavales más. Recibí el mensaje de Miguel. Aquella semana no iba a poder asistir a ninguna clase. Me alegré al saber que su hija había despertado del coma. Me senté esperando a los demás. ¿Por qué motivo iban mirando el teléfono cada vez que entraban a clase? La vi entrando bastante seria. Mientras los demás adelantaban sus deberes, no hechos en casa, ella había acabado de llegar treinta minutos tarde.

-Señorita Galatea -me miró furiosa y juro que vi como su mirada me apuñalaba el pecho -, llega tarde a...

-Ni me hables -su voz no tenía muchas ganas de querer socializar ni un poco.

Los murmullos que se escuchaban al fondo se callaron. Me crucé de brazos mirando a aquella pelinegra. ¿Qué le había pasado para estar así?

-Sabes perfectamente que si pasa algo puedes contar con el profesorado del centro -intenté que estuviera más calmada, pero seguía tensa y mirándome con odio.

-No -espetó arrimándose un poco más a la mesa de su pupitre. -No quiero, ahora, déjame en paz de una puñetera vez.

Se acabó. No pensaba dejarla así. Me levanté de la silla viendo a algunos chavales mirarme con miedo. ¿Tan malparido aparentaba? Caminé hacia la puerta y la abrí.

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⏰ Última actualización: Jan 05, 2023 ⏰

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Sí, eres tú (Versión James)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora