Especial

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  No recordaba cuando se había quedado dormido, pero al abrir los ojos comprobó que Todoroki seguía al volante. Bostezó incómodo en el asiento de al lado, su marido posó los ojos en el durante demasiado tiempo.

—Pon atención en la carretera, no quiero empezar la luna de miel en el hospital —Todoroki sonrió colocando su mano en la pierna de Bakugou.

—Es muy improbable que yo tenga un accidente al conducir.

—Claro, si chocas no te pasará nada pero yo me rompería algún hueso y luego tendrías que volver a romperlo para ponerlo en su lugar —bromeó, Todoroki con un gesto de disgusto presionó su pierna y retiró la mano.

—No me hace gracia.

—Lo siento. Oye, ¿cuánto llevamos en el coche? Me estoy agarrotando.

—Casi cinco horas, estamos llegando.

—¿A dónde exactamente?

—Cuando empezamos con los preparativos de la boda estuve buscando un sitio especial para la luna de miel, encontré una pequeña casa a orillas del mar. Es un pueblo pequeño que me recuerda a la reserva, pensé que te gustaría.

—Ya lo creo —Todoroki extendió la mano con el puño cerrado hasta él, está vez sin mirarle—. ¿Qué es esto?

—Tómalo.

Lanzó el objeto del interior hacia arriba, Bakugou lo cogió al vuelo dándose cuenta de que era una llave adherida a un llavero.

—Feliz luna de miel, Katsuki.

—Espera ¿me estás regalando la casa en el mar? —su marido asintió—. Es de los dos
¿verdad?

—La usaremos los dos, pero es tuya.

—Shouto —murmuró—, yo no puedo devolverte este tipo de regalos.

—No lo hago por conseguir algo a cambio —Bakugou no dijo nada, pero por sus pensamientos su marido pudo ver que no estaba conforme con ello.

Giró hacia la entrada de la propiedad donde una modesta cabaña les daba la bienvenida mientras el cielo empezaba a clarear. Bakugou descendió con la llave en la mano, la robusta puerta de madera se deslizó hacia dentro con un suave empujón.

La sala olía a limpio y no había ni rastro de polvo en ningún rincón. Al final, separado por una barra de madera, se encontraba la cocina.
La estancia no era demasiado amplia pero le gustaba lo acogedor y acoplado que estaba todo. Todoroki apareció con las maletas en la mano.

—Ahora te ayudo.

—Ya está todo. Arriba está el dormitorio y una pequeña terraza.

El dormitorio estaba decorado en tonos tierra y paneles de madera. La cama era inmensa y estaba orientada hacia unas puertas correderas que daban a una terraza que bordeada todo el dormitorio. Al otro lado de las escaleras se abría el baño.

—Me daré una ducha —Bakugou sintió.

—Colocaré la ropa aunque no sé si entrará todo lo que ha metido Momo.

Bakugou se centró en colocar la ropa en la cama dividiendo la de Todoroki y la suya, escuchó el agua cayendo a unos metros de distancia y se relajó al oírle tararear.

Colgó una percha en el armario cuando de repente unos brazos le abrazaron por la espalda, despacio Todoroki comenzó a desabrochar los botones de su camisa mientras le besaba el lateral del cuello.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó en un tono suave.

—Aquí no hay nadie más que nosotros así que no pienso detenerme.

Bakugou dejó escapar una risa mirando las manos de su marido sobre su abdomen, asintió en silencio. Todoroki acabó con los pocos botones y se deshizo de la prenda conduciéndole hasta la cama. Se sentó a horcajadas sobre el vampiro quitándole su propia camiseta, Todoroki le contempló llevando su mano al cuerpo ajeno.

—Estás muy rígido —comentó Bakugou—. Si no estás preparado puedo esperar.

Todoroki echó la cabeza atrás con los ojos cerrados.

—No lo entiendes, lo que trato de hacer es controlarme.

—¿Controlarte? No quiero que hagas eso —se movió sobre él con lentitud haciendo que Todoroki soltara un gemido con el roce, subió las manos por las piernas del chico centrando sus ojos en los ajenos.

De un solo movimiento cambió las posiciones dejándolo bajo su cuerpo, Bakugou observó la tensión que guardaba Todoroki bajo el pantalón, sonrió encantado. Abrió el botón acariciando sutilmente la tela, con la ayuda de el vampiro quitó los pantalones por completo.

Todoroki besó su cuello y su pecho, lo alzó con un solo brazo para situarse más cómodamente entre las piernas de Bakugou, bajó en un camino de besos hasta la ropa interior, recorrió lentamente con un dedo el contorno que se perfilaba bajo la tela. Bakugou jadeó.

—¿Estás preparado?

—Hazlo.

Todoroki quitó la prenda con parsimonia recorriendo los muslos con la yema de los dedos, cuando la lanzó al suelo volvió a centrarse en lo que tenía entre manos, lo tomó con cuidado pasando la punta de la lengua desde abajo hasta arriba donde lo introdujo de lleno en su boca, el licántropo elevó las caderas en un movimiento de placer.

El chico comenzó a un ritmo lento sintiendo lo cálido en su boca, los gemidos de su marido le empujaron a aumentar la velocidad hasta que la tensión en el cuerpo ajeno desapareció.

Bakugou suspiró complacido, pero al ver como el chico se enderezaba para deshacerse de su propio pantalón le detuvo para hacerlo él. Frotó con la palma de la mano el bulto que se veía tras ellos haciendo que el tamaño cada vez fuese mayor. Deseaba sentirlo cuanto antes.

Cuando toda la ropa hubo pasado al suelo, Todoroki se posicionó entre las piernas del lobo entrando lentamente. El frío y el calor mezclados en una misma sensación que golpeó a Bakugou le hizo aferrarse al colchón, este levantó las caderas buscando que su marido entrara totalmente, pero Todoroki no se movió, agarró una de sus piernas elevando la entrada y sólo así inició un lento vaivén.

Al principio era suave y ambos estaban centrados en el placer que empezaban a sentir, pero pronto se acostumbraron y Todoroki aumentó la velocidad mientras sostenía la pierna de Bakugou para que no se apoyara del todo en el colchón.

En un par de sacudidas Todoroki encontró el punto que hacía que Bakugou se mordiera el labio para no gritar, subió el ritmo a un punto que los estaba volviendo locos. Bakugou sin pensarlo agarró la mano que el chico tenía libre y la posicionó en su entrepierna, Todoroki inició un vaivén al mismo ritmo que las embestidas.

Bakugou no podía pensar en otra cosa que no fuera el frío de Todoroki en su interior dándole justo en el punto que le estaba haciendo delirar de placer. Mientras Todoroki seguía asestando esas embestidas que le estaban robando el aliento.

—iOh! Es justo ahí, sí.

Al oír esa voz por parte de Bakugou aumentó un poco más la velocidad entrando más profundo, el licántropo abrió más las piernas al tiempo que subió las caderas para que Todoroki tuviera mejor acceso, al hacerlo ambos notaron como llegaban al éxtasis cuando Todoroki dio las últimas embestidas con una velocidad y precisión envidiable.

—Eres realmente bueno —susurró Bakugou, Todoroki sonrió y sin salir de él se aproximó para besarle, al hacerlo el abdomen del chico rozó en la entrepierna del licántropo que empezaba a bajar, pero con el contacto no lo hizo—.
¿Tienes para otra ronda?

—¿Otra?

Bakugou se apartó, tumbó al vampiro para que estuviera acostado en la cama viendo como claramente tenía para otra, con cuidado se sentó a horcajadas de Todoroki para empezar a montarlo. Puso las manos en el pecho de su marido y comenzó a subir y bajar con un buen movimiento.

—No te quedas atrás, también eres bueno.

Dicho eso Bakugou empezó a moverse a gran velocidad.

Luna de plata [TodoBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora