Capítulo 4

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Era la primera vez que paseaban de esa
forma por las calles del pueblo. Midoriya gesticulaba a la vez que hablaba de las cosas que pasaban en su instituto, Bakugou lo miraba de reojo pensando en lo gracioso que  se veía con esa gorra que le había prestado.

El plan era ponerse al día y acabar merendando en el bar favorito de All Might. Y para ese día sólo había una norma: nada de vampiros ni lobos.

Las calles estaban mojadas por la inmensa lluvia que cayó por la noche, pero a Bakugou no parecía importarle el frío ya que iba con una camiseta de manga corta mientras Deku tenía las mejillas rojas por el frío.

—Esta noche hay partido, Jeanist va a ir a casa, quizá quieras venir también.

—No puedo, le prometí a Kirishima que le enseñaría unos cuantos trucos.

—¿A esas horas?

—Es mejor que sea a esas horas.

—Entiendo —habían prometido no hablar de eso y a pesar de que tenía mucha curiosidad no preguntó.

—Pero podemos hacer algo mañana. He arreglado la vieja moto de mi padre y quiero probarla.

—No es buena idea juntar motos y Deku en la misma frase, atraigo a los problemas.

—Pero yo voy a estar allí, además soy yo el que va a conducir.

—Con una condición —Bakugou enarcó una ceja esperando la ocurrencia de su amigo—. Tiene que haber hamburguesas.

—Hecho —respondió, sellando el trato con un apretón de manos.

Se sentaron una frente al otro en el bar, Bakugou pidió varios platos para los dos, pero Deku solo picaba de vez en cuando. Estaban sumidos en una conversación como las de antes sin ser conscientes de que estaban siendo observados.

Al otro lado de la calle se abría el inmenso bosque desde el cual, en una rama de abundantes hojas, agazapado, contemplaba la escena sin distracción. Bakugou soltó una carcajada que llego a sus oídos justo        cuando Midoriya le tapó la boca visiblemente avergonzado, el chico tomó su mano
situándola en la mesa para palmearla
después.

Emitió un gruñido bajo apretando la rama que estaba a su lado, la madera se quebró bajo sus dedos en astillas que hubieran perforado cualquier piel. Envidiaba esa situación, las risas, la complicidad, el buen ambiente y por un momento deseó estar en esa mesa sintiéndose avergonzado por esas escandalosas carcajadas. Contra su propia voluntad percibió una oleada de celos que le hicieron odiarse a sí mismo y notó cierta repulsión hacia el chico que no había apartado la mano de la de Bakugou. Era él quien debía estar allí y haber tapado su boca para cesar su risa.

Cerró los ojos contrariado, quería pasar parte de su tiempo con Bakugou aun deseando con todas sus fuerzas no hacerlo, pero estaba Midoriya con quien se casaría en menos de dos semanas. Pero ¿qué era exactamente lo que sentía por él? No encontraba la respuesta a eso, pero tenía claro que hablaría con el sin falta.

[...]

Al caer la noche espero pacientemente en el bosque. Siempre salían a hacer vigilancia, siempre. Empezó a ponerse ansioso cuando pasaba la medianoche y no hubo señal de ninguno.

Iba a abandonar cuando escuchó la carrera de varios lobos, corrían más rápido de lo esperado. Y sin dudarlo comenzó a correr en paralelo a ellos. Kariage fue el primero en mirar en su dirección mostrando sus dientes. El resto de su manada leyó su mente y se cerró entorno a Bakugou, protegiéndolo.

Lárgate, Todoroki —grito Kariage furioso.

Ni te atrevas a seguirnos —dijo Kaminari.

Luna de plata [TodoBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora